–Esta semana hemos conocido los datos de recaudación de 2020, que han registrado una caída del 7,7% respecto al ejercicio anterior. ¿Ve la botella medio llena o medio vacía?
–En primer lugar, vemos lo excepcional que fue 2019 y evidentemente en 2020 hemos tenido los frutos de aquel año, sobre todo en Renta. Hemos tenido una campaña atípica, porque prolongamos el periodo hasta finales de julio. Pero por primera vez nos ha salido a ingresar, en vez de a devolver. Ese impacto positivo es de 60 millones de euros respecto al ejercicio anterior.
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–(Para y sigue). Es verdad que las previsiones en abril eran de una bajada del 20-25%, pero la economía ha aguantado. ¿Por qué? No olvidemos que se han tomado medidas excepcionales. En cuanto a los ERTE, están amortiguando el avance del desempleo. También están las líneas de crédito de ICO y de Elkargi.
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–No hemos caído tanto porque hemos tomado varias medidas. Por ejemplo, con los autónomos en los pagos fraccionados, que anticipan cantidades importantes. En cuatro trimestres les hemos permitido que no tuviesen que adelantar los pagos. Recuerdo que en abril Jabier Larrañaga lanzó un mensaje para que aquellos que pudiesen, aportasen para que el sistema aguantara.
–¿Y qué pasó?
–Que el 70% de los pagos se abonaron. Así que agradecemos la aportación de los que pudieran hacerlo y eso hace que estemos no tan mal como pensábamos.
–El vigor del IRPF, de las retenciones sobre las nóminas de los guipuzcoanos, ha permitido capear el temporal con cierta dignidad. ¿Teme que ese colchón se resienta en el primer semestre?
–En 2020 el IRPF se ha mantenido, pero el IVA ha bajado de una manera importante. Ya veremos cómo sigue el 2021, pero seguramente en las retenciones bajaremos. Todo está al albur de la parte sanitaria. Pero aprovecho para decir una cosa.
–Dígame.
–La cultura de la empresa guipuzcoana, históricamente, es mantener el ciclo productivo de una manera saneada, potente, con visión a largo plazo y eso hace que cuando el viento cambia, pueda resistir mejor.
–La pandemia no está ni mucho menos bajo control y ello lleva a que las previsiones no sean optimistas para el futuro. ¿Teme que la recuperación se retrase?
–Todo dependerá de las expectativas y tenemos que situarnos en un contexto. En abril veíamos que podíamos bajar un 20 o un 25% y nadie decía que era excesivo. La Bolsa entre febrero y marzo bajó un 40%... ¿2021? Tenemos que ir con prudencia, atentos y sensibles en la enfermedad y en la economía. Creo que el trabajo que se ha hecho en esta casa en estos años de reducir la deuda, de actuar con rigor, ahora nos permite disponer de una mayor capacidad de resistencia.
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–¿Pero prevé un 2021 duro?
–Será difícil, pero el punto de partida de la empresa guipuzcoana es el que es. Con las cuentas saneadas y siendo competitivos, podemos tomar decisiones de forma más sosegada. Veo que el empresario guipuzcoano apuesta por eso, por la reinversión y el mantenimiento del empleo. Las bases de Gipuzkoa son buenas para salir de la crisis.
–¿Cómo se toman decisiones que afectan a tanta gente cuando lo único seguro es la incertidumbre?
–Ahora, al menos, el ámbito temporal se ha ampliado... Recuerdo que en marzo y en abril acabábamos a las doce de la noche leyendo el BOE para saber si podíamos enviar las propuestas de declaración de la Renta... Las decisiones de marzo duraban horas.
–La fiscalidad tiende a ser rígida porque exige un horizonte amplio para calibrar el impacto de las leyes. Pero una crisis como la actual, sin precedentes, obliga a ser flexible. De todas las medidas que ha adoptado la Hacienda foral, ¿cuáles han sido a su juicio las más relevantes?
–Destacaría dos. La primera fue permitir a la gente que retrasara sus declaraciones. En abril de 2019 se recaudaron 330 millones de euros. Y en abril de 2020, sólo dos... El objetivo entonces era dar tranquilidad en un momento de caos .
–¿Y la segunda medida?
–Acelerar las devoluciones de IVA y de Renta. Para eso necesitas mucho músculo y tener las cuentas ordenadas. Y creo que Jabier Larrañaga ha mantenido la regla de gasto, de déficit y de deuda. Siempre decía que había que estar preparados para cuando cambiara el viento. En abril no íbamos a recaudar nada y tuvimos que pedir cuentas de crédito por 400 millones de euros.
–(...)
–A finales de mayo en devoluciones habíamos abonado 90 millones de euros más que en el año anterior. Nuestro objetivo siempre fue dar liquidez al sistema y tranquilidad a los ciudadanos. A partir de ahí, nos hemos centrado en medidas de reactivación, innovación, reinversión... A los que apuesten por seguir generando riqueza y reinvertir en la empresa, nos corresponde premiarles.
–¿Cómo está la industria?
–Está sufriendo, aunque va por sectores. Antes del Covid había algunos que estaban en fase de transformación y la pandemia lo ha acelerado. Los factores clave son los pedidos y los márgenes. Y observamos que los márgenes se están estrechando. Aunque también hay empresas que nos dicen que es el momento de apostar, de diferenciarse.
–Se está recurriendo a la deuda para salir del atolladero, pero ¿quién pagará la factura?
–Dentro del endeudamiento general al que se está recurriendo, nosotros somos una parte ínfima. Lo que nos corresponde es intentar ser rigurosos con las cuentas, ser sensibles a la realidad, e ir reduciendo la deuda. La de otras administraciones, la europea por ejemplo, es mucho más abultada pero la iremos pagando entre todos en los próximos años. Para mí es más importante otra cosa.
–¿A qué se refiere?
–Saber para qué se utiliza ese dinero. Si el endeudamiento es para la transformación sectorial o apuntalar aquellos sectores que están sufriendo, habrá que pagarlo pero la próxima generación tendrá un tejido mucho más preparado.
–¿Pero quién tiene que hacer el mayor esfuerzo en la recuperación?
–Lo importante es que tengamos un tejido productivo y apuntalado en el territorio. Si somos competitivos, si tenemos personal cualificado, con renta superior, tendremos más recursos para pagar las deudas. Las generaciones anteriores de Gipuzkoa han hecho un trabajo que está ahí: con poco hicieron mucho. Por eso, gozamos hoy de un estado del bienestar óptimo.
–Los responsables económicos de aquí y de allí coinciden en que no es el momento de subir los impuestos. ¿Lo cree así?
–No es el momento (lo repite). Lo que tenemos que decidir es cuál es el modelo socioeconómico que queremos y cuál es la fiscalidad para llegar a ese punto. Coyunturas puntuales hay que intentar superarlas con lo que hay. ¿Qué modelo quiero? Uno productivo potente, innovador y exportador.
–¿La futura reforma fiscal tendrá retoques o serán cambios de calado?
–Estamos hablando de coyuntura y estructura. Yo las separaría. Si tomamos decisiones importantes en una coyuntura, nos equivocaremos. Tenemos que tener claro cuál es el modelo. Y utilizaremos la deuda lo mejor posible para apuntalar el futuro. Coyuntura con reformas, no.
–El rumbo que ha tomado el Gobierno central, con subidas a las rentas del IRPF o elevando los tipos en Patrimonio, por ejemplo, le convence?
–Tenemos que ampliar el foco. Puede haber cosas que puedan interesar, pero hay que ver qué se hace en otros lugares. En Europa, por ejemplo. Hemos incorporado un esquema de retribuciones para atraer talento que, concretamente, procede de Suecia. ¿Lo que viene de Madrid? Todas las ideas buenas serán bienvenidas.
–¿Cómo ve el debate de la armonización fiscal?
–Con preocupación (rotundo).
–¿Por qué?
–Por cómo se están haciendo las cosas. Hay competencias que están cedidas y tenemos que proteger el Concierto. Porque precisamente en esta crisis se ha demostrado la rapidez y flexibilidad que otorga que el centro de cisión esté en las Juntas Generales. ¿Temor a que nos quiten lo que tenemos? No, en absoluto. Lo que digo es que valoremos y cuidemos lo que tenemos.
–¿Pero la armonización no sería una buena noticia para Euskadi?
–Si eso es así, estaríamos todos con las mismas reglas del juego. Si Madrid pierde sus ventajas, tendría su impacto en la recaudación, seguro. Pero yo veo este debate desde el foco de las competencias. No temo perderlas, pero no me gusta lo que veo.
–El presidente de la patronal Confebask sugirió en una entrevista con este medio que se podrían elevar las deducciones por crear empleo indefinido. ¿Qué le parece?
–Precisamente las hemos aumentado en 2.500 euros por deducción en los decretos forales aprobados hace quince días.
–La hostelería y el comercio reivindican más ayudas en el pago de los impuestos municipales (IBI, IAE, ICIOS...) . ¿Tendrán algún gesto con ellos?
–Acabamos de aprobar modificaciones en el IBI y en el ICIOS con ventajas fiscales por eficiencia energética. No sé si será suficiente, pero hemos hecho lo que podemos. Y te cito el 'carry back', el poder compensar las pérdidas de 2020 con los impuestos pagados en 2019. ¿Se puede hacer más? Creo que estamos haciendo un esfuerzo relevante. Es un momento extraordinario y estamos haciendo cosas extraordinarias.
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