Se acerca una Semana Santa en la que de nuevo tendremos que adaptar nuestros planes a las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias. Adiós a la clásica visita al Mediterráneo, a disfrutar del sol en las Canarias o la gastronomía gallega. Serán unas vacaciones en Euskadi, cerca de casa, pendientes de nuestra peculiar meteorología. Pero para consolarse basta con echar la vista atrás un año. Con la llegada de la Semana Santa, y después de las primeras semanas de confinamiento domiciliario, el Gobierno impuso las restricciones más duras desde que se declaró la pandemia. Aprovechando los días festivos, las autoridades quisieron limitar al máximo la actividad y la movilidad.
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Tras tocar fondo en esas fechas, la actividad laboral ha ido recuperándose, con vaivenes en distintos sectores en función de las restricciones aplicadas. Hoy, un año después de aquellas fechas, el balance no es tan catastrófico como se intuía cuando el mundo se detuvo: muchos de los trabajadores que entraron en ERTE han ido reincorporándose a sus funciones y hoy es el día en el que en Euskadi hay 12.000 parados más que en marzo de 2020. Siempre son demasiados, pero están lejos de la previsión de 68.000 que se llegó a temer.
Esta nueva crisis ha sacudido el mercado laboral. Ha provocado profundos cambios y ha obligado a muchos sectores a recorrer en solo un año un camino hacia la digitalización o hacia nuevas fórmulas de organización del trabajo que tenían previsto andar en un lapso mucho mayor. De todo ello se hace eco el foro que, promovido por el Departamento de Trabajo y Empleo y organizado por El Diario Vasco bajo el título 'Empleo: del desafío del presente a la construcción del futuro', sienta a la mesa de debate a Idoia Mendia, vicelehendakari y responsable de la consejería; Iñigo Ucín, presidente de la Corporación Mondragon; Patrick Alfaya, director de la Quincena Musical; y Esther Irigaray, directora gerente del Aquarium. Guiados por el periodista de DV Julio Díaz de Alda, cada uno expone los cambios experimentados en sus distintos ámbitos profesionales: las instituciones, la industria alentada desde el cooperativismo, la cultura y el turismo. El nuevo escenario abre oportunidades, pero también encierra riesgos. Probablemente en la capacidad de ser permeables ante esta realidad sobrevenida residirá la supervivencia en un escenario que Idoia Mendia califica como un nuevo «D. C. en nuestra Historia. No 'Después de Cristo', sino 'Después del Confinamiento'».
Es la vicelehendakari quien toma la palabra en primer lugar para lanzar un claro mensaje de optimismo. «El empleo ha tenido un comportamiento como el de cualquier año normal. Hubo una caída importante, pero ese empleo se ha ido recuperando» y «el comportamiento ha sido mejor de lo que se esperaba». Por eso intuye que en los próximos meses la realidad también superará, a mejor, a las previsiones porque «se está viendo que en cuanto la pandemia da un poco de tregua, el empleo se comporta bien, lo cual habla muy bien del tejido económico vasco».
Iñigo Ucín, también positivo, cree que existe una gran diferencia con respecto a la última crisis. «No falta el dinero», en cierta medida gracias a que la sociedad se ha encontrado «con una Europa que ha tenido un comportamiento distinto»; una Unión Europea que «se ha dado cuenta de que hay dos potencias a la derecha y a la izquierda en el mapa que van a arrasar». Por eso, la UE «debe jugar un papel distinto del que ha jugado hasta ahora».
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Mendia coincide en que «las políticas expansivas» europeas constituyen un pilar básico para la recuperación, pero también incide en que «desde el Gobierno de España, a través de los ERTE, hemos podido sostener el empleo» y en que «desde el Gobierno Vasco hemos apoyado con ayudas directas a sectores concretos». En definitiva, según la vicelehendakari, la aportación y colaboración de las instituciones ha ayudado mucho a amortiguar el golpe. A sus ojos, este comportamiento debe dejar un claro aprendizaje para el porvenir. «Una de las grandes lecciones de la pandemia es que las instituciones tenemos que dejar de competir entre nosotras para colaborar más».
Con la experiencia vivida del Aquarium en esos respiros que ha ofrecido el virus pone este claro ejemplo Esther Irigaray, que viene a reforzar la exposición de Mendia. «Nosotros tenemos motivos para la esperanza porque el verano fue bestial y durante el puente hemos tenido colas de una hora para acceder». Por eso confía en que «en cuanto vuelva la movilidad nos recuperemos» y en que el año 2022 «sea fantástico», como anticipo de los años siguientes en los que «recobraremos la normalidad».
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Persuadido de que «la vacunación es la solución», Patrick Alfaya vislumbra ya «brotes verdes en la cultura». Por eso ve al sector «bastante esperanzado». Para que los eventos culturales hayan podido sobrevivir a un año de pandemia «ha sido clave mantener abierto». Explica que «en Austria o Alemania está todo cerrado y España sigue abierto». Ahora, la vista está puesta en «cómo salir, cómo crecer y cómo garantizar el trabajo».
Es incuestionable que la pandemia ha supuesto una merma importante en el mercado laboral vasco. Pero el terremoto que ha supuesto la expansión del coronavirus también ha provocado movimientos positivos: para Mendia cabe ubicar en ese lado de la balanza el impulso al teletrabajo. «Siempre he sido muy fan de ello y de luchar contra un presencialismo tan inmerso en nuestra cultura laboral». La consejera socialista explica que el coronavirus ha propiciado un «salto de gigante que debemos ser capaces de aprovechar». Mendia detalla que «la Administración ya tiene un camino andado y tiene que seguir profundizando en él siempre con productividad y con objetivos».
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Ucín va más allá y, aceptando que «gracias al teletrabajo las empresas han podido seguir funcionando», quiere ahondar en otra de las consecuencias positivas que ha dejado la actividad a distancia. «Menos mal que existía una infraestructura que ha permitido el teletrabajo. Pero hay que hacerlo bien, porque no se teletrabaja bien con el simple hecho de llevar el portátil a casa. Hay que preparar la empresa de una manera digitalizada. Hemos acelerado ese proceso que debe ayudar a que el teletrabajo sea más eficiente».
Para la Administración «es esencial la digitalización», subraya Mendia, quien apuesta por «trabajar todas las administraciones de manera orquestada y más en Euskadi, que es muy complejo en lo institucional y tiene mucho entramado» en ese ámbito. La apuesta debe ser «por un crecimiento igualitario» de todos los estratos del poder público para no perder «operatividad».
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En el polo opuesto de la funcionalidad del teletrabajo se sitúa probablemente el sector turístico, ya que su corazón es «muy presencial». Y especialmente para el Aquarium. Así lo cuenta Irigaray. «Nosotros estábamos preparados para el teletrabajo y en algunos puestos te facilita mucho, pero somos esenciales. Hay que dar de comer a los tiburones... En tres cuartas partes del personal del Aquarium no se ha podido aplicar el teletrabajo».
En el nuevo mundo se abren también nuevas oportunidades y se demandarán nuevos perfiles, lo que incide directamente sobre la formación laboral. «Debemos machear las necesidades que tienen las empresas con la gente que sale formada de los centros de FP o de las universidades», subraya Ucín. Además, esa formación «debe ser continua. Igual que un deportista de élite tiene que estar en forma, también el trabajador tiene que estar actualizado». En torno a los perfiles, Alfaya expone la casuística de la cultura. «España empieza a tener músicos en muchas orquestas por todo el mundo, pero el mercado ya no está para absorber más. Hemos invertido, se ha hecho bien y ahora hay que buscar otras salidas».
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Se trata de tener los ojos abiertos para detectar los nichos en los que cunden las oportunidades. «Desde la música clásica muchas veces se han despreciado los musicales. Y el otro día leí que facturan lo mismo los musicales solo en la Comunidad de Madrid que todo el cine español. Pues ahí tenéis un nicho de mercado». Alfaya cree que los trabajadores deben cambiar el chip. «Tenemos que dejar de pensar: 'Yo he estudiado esto y voy a ser esto'. Hay que abrir mucho la mente», añade el director de la Quincena. «Debemos prepararnos para esas reinvenciones», coincide Mendia.
Para esos cambios, Irigaray considera fundamental «la actitud». En su sector queda muy de manifiesto. «Igual no te exige una formación tremendamente compleja, pero sí que te obliga a que tu actitud sea muy positiva porque tienes que conseguir que el visitante de tu ciudad tenga una experiencia igualmente positiva, aprenda sobre el entorno en el que está».
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Nos aguarda, por tanto, un mercado laboral que exigirá al trabajador estar al día y atento a las alteraciones que en él está provocando y aún provocará el seísmo generado por la pandemia. Al mismo tiempo, según señala Mendia, seguirá ofreciendo oportunidades. «Tengo mucha confianza en la economía vasca y en su capacidad de recuperación. Si conseguimos que la gente confíe en las instituciones y en la vacunación alumbraremos un final de 2021 y un año 2022 que nos permitirá despegar». Pero para ello debe producirse «una alianza entre las instituciones y los sectores».
Se trata de «cuidar para que nadie se quede descolgado», aboga Ucín, en esta recta final hacia esa 'primavera' que se intuye en 2022. El objetivo es que terminen de florecer los «brotes verdes» que han emergido en los momentos en los que el Covid ha dado cierta tregua a una ciudadanía cansada que ansía encontrar caminos hacia un futuro esperanzador.
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Idoia Mendia, vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo
La evolución tecnológica, a la que el coronavirus ha dado, sin duda alguna, un importante impulso, puede provocar que algunos se queden descolgados por el camino, que no sepan interiorizar los cambios y que sufran para seguir el ritmo al que avanza su profesión. Idoia Mendia habla en ese sentido sobre el concepto de la recualificación para evitar luchar contra esa brecha que puede abrir la digitalización. «Nos encontramos con gente que tiene mucha cualificación, pero que pierde el trabajo. Y no podemos perder a esa gente. Si ha tenido capacidad, tiene que seguir teniéndola para aprender y están en una edad en la que no les podemos dejar en desempleo». Ante esa situación, la vicelehendakari avanza que en el marco de la futura Ley Vasca de Empleo están trabajando «en el derecho subjetivo a que, en la mitad de tu vida laboral, te hagan un 'check-in' de tus capacidades formativas y tus aptitudes y que, como ciudadano, puedas exigir a los servicios de empleo que te den esa formación que necesitas». Cree que «bien utilizado puede ser útil para las personas y para las empresas».
Mendia entiende fundamental adaptarse a los cambios aunque acepta que «todos tenemos resistencia» a los mismos. Lo que sucede es que ahora esa adaptabilidad cobra mayor trascendencia porque el cambio que «antes duraba 100 años ahora dura un chasquido».
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Iñigo Ucin, presidente de la Corporación Mondragón
Durante los últimos meses ha saltado al debate público la viabilidad de la jornada laboral de cuatro días. ¿Es factible? Iñigo Ucín contesta de la siguiente manera. «Si miramos a nuestra historia, nuestros abuelos han trabajado más y peor que nuestros padres y nuestros padres más y peor que nosotros. Hay una tendencia clarísima, gracias a la tecnología, a que para disponer de los bienes y servicios que tenemos necesitemos trabajar menos». Pero una vez expuesto esto, subraya que «hay que tener mucho cuidado con trabajar cuatro días. Hay que tener en cuenta contra quién estamos compitiendo. Si trabajan cuatro días, fenomenal y si lo hacen tres, mejor. Pero hay que tener en cuenta lo que pasa con la competitividad porque, si no, no es que no vayamos a trabajar cuatro días, es que no vamos a trabajar ninguno».
Como ejemplo para sustentar su idea de la necesidad de ser muy cautelosos con la posible jornada de cuatro días expone lo que sucedió en Francia cuando se aprobaron las 35 horas semanales. «Se dijo que habría más empleo porque se compartiría, pero lo que sucedió fue que las empresas invirtieron más en automatización y no se generó más empleo. Porque las empresas que no destruyen empleo y no mantienen la competitividad desaparecen», zanja el presidente de la Corporación Mondragon.
Esther Irigaray directora gerente del Aquarium
Mirando al futuro del turismo, Esther Irigaray cree que es fundamental contar con personas que sean capaces de transmitir a quienes nos visitan. A su juicio, «la clave está en la experiencia. Si nuestros profesionales no son capaces de trasladar lo que nos hace diferentes, nuestro destino se convierte en uno más. En fotocopia de fotocopia. Tenemos que trasladar esa experiencia y darle algo diferencial a quien te visita, hablarle de tu entorno, tu cultura y tu historia».
A todo esto añade que tenemos que ser «muy sostenibles medioambientalmente y económicamente» y eso pasa por una apuesta «por lo local, por involucrar a todo el entorno de la empresa en tu proyecto, que los proveedores sean locales también. De esa manera no se entenderá el turismo como una amenaza, sino como parte integral de la economía de la ciudad». Pone énfasis en que «esto lo tenemos que conseguir entre todos los que estamos involucrados en el sector turístico».
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Recuerda que antes de la pandemia «el turismo empezaba a verse como una incomodidad, no se veía lo que supone para la economía y creo que la pandemia ha hecho que la gente se dé cuenta de que en torno al turismo hay muchos agentes que se benefician y generan empleos. Todo es una cadena. Y creo que nunca lo hemos visto tan claro como durante esta pandemia».
Patrick Alfaya, director de la Quincena Musical
La digitalización es necesaria en todos los sectores y no huye de esa afirmación Patrick Alfaya. Pero intuye un peligro en torno a ella para eventos como la Quincena Musical. «En muchos cines se emite ópera en directo. Esto empezó en Estados Unidos y se hizo un estudio y las ciudades alrededor de Nueva York que tenían teatros pequeños acabaron cerrando porque prefieres ir a ver al gran divo, en una gran producción y en una pantalla inmensa».
Esto lo extrapola a nuestro entorno de la siguiente manera. «Tuvimos una reunión de varios festivales para crear un fondo para digitalizar. Y les dije: 'Cuidado señores porque eso puede ser nuestra muerte'. Porque nos va a costar mucho competir con auténticos gigantes». Con el siguiente ejemplo lo expone con meridiana claridad: «Nosotros teníamos 2,5 millones de euros de presupuesto en 2019. Salzburgo tiene 70 millones: ¿Tú qué vas a ver? ¿Una producción de la Quincena, que puede ser una buena producción o te vas a abonar a la plataforma digital de Salzburgo, que además compite con precios incluso más baratos?». Por eso cree que hay que tener «mucho cuidado». Otra cosa es que se introduzca la digitalización para «estimular el consumo de las artes escénicas», pero cree que «no va a ser nuestra principal financiación, ni mucho menos. Porque además la riqueza de esto es el verlo en vivo, vivir la experiencia».
Las situaciones extremas que se vivieron, especialmente durante los meses de marzo y abril del año pasado, llevaron a valorar justamente los oficios de muchas personas que se convirtieron en esenciales para que la vida pudiera seguir adelante. Hablamos de cajeras de supermercado, limpiadores, repartidores, taxistas... «A mí me sacó del hospital cuando pasé el Covid un taxista. Ha habido mucha gente valiente y muchos puestos de trabajo que se han revelado esenciales», recalca Idoia Mendia. «Aquellos trabajos más invisibles se han hecho muy visibles», añade la vicelehendakari. Todos ellos han salido reforzados durante los últimos meses al quedar acreditada su trascendencia para que el engranaje funcione.
El mundo que se abrirá ante nosotros cuando la vacuna permita la vuelta a la normalidad debe ser un mundo, según Ucín, que haya extraído ciertas lecciones. Lo explica de esta forma tan gráfica. «Lo que ha pasado espero que sirva para que se dé más importancia a la salud, a la investigación, a la tecnología... Es más importante tener vacunas que tener tanques porque se defiende mucho mejor a la población teniendo EPIs o teniendo una cultura de investigación contra los virus».
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