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El precio de la gasolina sigue por las nubes. Tanto que llenar el depósito del coche cuesta hasta 20 euros más que hace un año. Además, la escalada militar en Ucrania no hace más que avivar una crisis que perdurará en el tiempo. Es lo ... que ha provocado que el litro de gasolina sin plomo 98 o el diésel se haya comercializado algunos de estos días a dos euros el litro, registros no conocidos en Gipuzkoa. Pero hay un detalle que quizá pase inadvertido. ¿Cuánto pagas en impuestos cada vez que repostas? ¿Sabes cuánto recauda el Gobierno por cada litro de combustible? Vamos a contártelo ahora que el Gobierno ha aprobado una rebaja en los impuestos que gravan los combustibles.
Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, el precio de los combustibles se estructura alrededor de tres ejes: en primer lugar, el coste al por mayor de la gasolina y del diésel; en segundo lugar, un porcentaje de lo que pagamos deriva de los costes y de los beneficios de las empresas distribuidoras, y en tercer lugar están los impuestos.
Tanto la gasolina como el gasóleo se gravan con el Impuesto Especial de Hidrocarburos, que es un impuesto que entró en vigor el 1 de enero del año 2019. Y que consta de un tramo general y de un tramo especial. El tramo general asciende hasta los 400,69 euros por cada 1.000 litros de gasolina y a los 307 euros por cada mil litros de diésel.
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A esto hay que sumar también el tramo especial del Impuesto Especial de Hidrocarburos, que asciende hasta los 72 euros por cada 1.000 litros de combustible, tanto para la gasolina como para el diésel. Es decir, que cuando compramos un litro de gasolina, estemos pagando 0,473 euros solamente en el Impuesto Especial de Hidrocarburos. Y en el caso del diésel, estamos pagando 0,379 euros por este impuesto.
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Desde la Hacienda guipuzcoana, consultados al respecto, precisan que este tributo «no se ve afectado» por la escalada de precios actual, ya que su base imponible son los litros y no el precio del carburante. Por tanto, el aumento de precios supone que, paradójicamente, la carga porcentual de este impuesto sobre el precio «se vea reducida» (por ejemplo, «en el caso del diésel, con el litro a 1 euro, supone casi el 40% de lo que se paga; con el litro a dos euros, es menos del 20%»).
21% de IVA se abona al repostar carburante.
Después de aplicar el Impuesto Especial a los Hidrocarburos (hasta 2019 tenía un tramo autonómico que desapareció), también se añade el IVA, que es del 21%. Lo que supone unos 0,238 euros adicionales por cada litro de gasolina y unos 0,214 para el de diésel. «Esto afecta principalmente a los ciudadanos de a pie, ya que los profesionales (por ejemplo, los transportistas, camioneros…) se deducen lo abonado en sus declaraciones del IVA», agregan desde el fisco.
La Hacienda de Gipuzkoa afirma que Hidrocarburos es el principal impuesto en lo que a la carga fiscal de los carburantes se refiere. Por ello, ya que con la subida de precios su carga porcentual «se ve reducida, lo que pagamos por combustible ahora es menos de lo que pagamos cuando los precios eran más bajos».
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Como ejemplo, según cálculos de Hacienda si la gasolina está a dos euros la carga fiscal es del 41% y en el caso del diésel, del 36% (24 y 19% en el caso de los transportistas). Con el combustible a un euro y medio, la presión fiscal es del 49 y 43% para los usuarios y del 32 y 25% para los profesionales. Y con el carburante a un euro, los porcentajes aumentan a un 64 y 55% para los usuarios y un 47 y un 38% para los profesionales.
¿Pero a dónde va todo este dinero recaudado? Este medio ha realizado la consulta en la Hacienda foral, que atesora competencia en varios impuestos directos como el IRPF, el impuesto de Patrimonio o el de Sociedades. Con todo, con los indirectos no posee competencia normativa. Es decir, no tienen capacidad para introducir cambios en la legislación y el fisco está supeditado a lo que haga el Estado.
Fuentes del fisco indican que desde el punto de vista de la recaudación, los ingresos de los impuestos indirectos «se reparten» entre los tres territorios vascos según el coeficiente que otorga la Ley de Aportaciones. Es decir, lo que ingresan Gipuzkoa, Bizkaia y Álava por estos tributos se coloca en un fondo común y después se realiza el reparto.
Las mismas fuentes agregan que, como cualquier impuesto, el reparto se hace en el Consejo Vasco de Finanzas: «El Estado recibe la parte correspondiente del Cupo, el Gobierno Vasco se lleva una aportación, los ayuntamientos reciben su parte en el Fondo Foral de Financiación Municipal y lo que resta se dirige a las Diputaciones».
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