El huevo de avestruz, suculento en la cocina

Los huevos de avestruz son muy especiales y por ello se ofrecen en establecimientos distinguidos. En las grandes capitales no es extraño encontrar con restaurantes «temáticos» que tienen alguna característica especial: desde los que ofrecen hamburguesas o escalopes gigantes a los que tienen carnes de las especies más diversas. Y los hay que ofrecen huevos de avestruz fritos, lo que supone un gran plato para compartir.

Hay a quien le da reparo, pero el huevo de avestruz no se separa mucho en el sabor del clásico huevo de gallina. Quien es un poco receloso en estas cuestiones tampoco mira con buenos ojos a los huevos de pata, muy solicitados por ejemplo en los países de Oriente. Y de grande a pequeño, tenemos en un extremo el de avestruz y en el otro el de codorniz (que tiene un alto contenido en vitaminas y minerales, incluso más que los de gallina).

El precio de un huevo de avestruz ronda los treinta euros, a lo que hay que añadir los gastos de envío si no hay una granja a la que acudir en los alrededores. Tampoco ponen muchos huevos, siendo la cadencia mensual aproximadamente.

Aquellos que quieran preparar un gran huevo frito deberán tener un recipiente grande también para poder cocinarlo. Hay sartenes de esos tamaños, pero no suelen ser frecuentes en las casas. Hay quien utiliza la paellera para freírlos. De un huevo de avestruz salen raciones para siete u ocho personas tranquilamente.

Es toda una aventura comer un huevo que pesa 1,5 kilogramo aproximadamente y que equivale a unos veinticuatro huevos de gallina. La cáscara, que es bastante dura, se suele utilizar una vez extraída la clara y la yema, como elemento decorativo.