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Lunes, 2 de diciembre 2019
Para que todos ellos conozcan nuevos sabores, y que escapen de la rutina de los aderezos habituales, hemos seleccionado las siguientes salsas exóticas de diferentes lugares del mundo.
Son muchos los comensales que aplican un condimento a sus platos, de forma que éstos adopten una mayor complejidad de sabores, logren un matiz de diferente o para realzar el gusto de alguno de sus alimentos o ingredientes determinados. Todos esos adeptos de las salsas no deberían quedarse sin probar las preparaciones peculiares de cada cultura culinaria. Y es que, pese a que muchas de ellas a primera vista puedan parecer extravagantes, una vez degustadas pueden convertirse en uno de los mayores placeres gastronómicos que hayan descubierto.
No, esta salsa exótica no está elaborada con ninguna parte del mono ni de ningún primate. Pese al choque gastronómico-cultural que puede producir su nombre, en realidad se trata de una salsa sudafricana que otorga a los platos un toque picante y agridulce. ¿De qué se compone? De ingredientes tan usuales como la cebolla (picada), ajo (en cucharaditas), agua, tomate (picado y en salsa) o aceite y otros menos frecuentes como el azúcar moreno, el vinagre rojo y la salsa Worcestershire.
La salsa Kewpie no es más que una adaptación de la mayonesa convencional, agregándole una pincelada característica de la gastronomía nipona. ¿De qué se trata? De uno de sus condimentos estrella, el vinagre de arroz. En combinación con una mayonesa cremosa casera, se obtiene un aderezo muy sencillo de preparar, que conjunta, especialmente bien, con preparaciones saladas. Por ello, muchos chefs asiáticos recurren a ella para elaborar sus mejores platos.
¿Cuántos comensales imaginarían un kétchup cuyo ingrediente esencial es la banana? En Filipinas es uno de los condimentos más empleados en casi todos los platos.
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Se aplica en pescados, carnes, pastas o tortillas de huevo, entre otros. Se compone de azúcar, vinagre, numerosas especias y bananas machacadas (en algunas ocasiones, plátanos). Su color natural es el marrón, si bien se colorea de rojo para que se parezca al kétchup convencional (el de tomate).
Si viajamos a cualquier país balcánico, y más aún si se trata de Macedonia del Norte o Serbia, y pedimos un plato de pasta o un sándwich o bocadillo, es muy probable que nos topemos con la salsa ajvar. Está compuesto por pimientos rojos (picantes), berenjenas del país y ajo, y aromatizado con pimienta. Puede ser picante (la más común) o dulce, por lo que aquellos comensales en los que las salsas picantes generen cierto rechazo, deberán asegurarse de cuál es la que van a probar.
En la región italiana de Campania elaboran una salsa que se obtiene de la maduración o fermentación de las anchoas saladas. Nos referimos a la Colatura di alici, para la cual habrá que madurar las anchoas durante, al menos, cinco meses en barricas de roble. Se utiliza, sobre todo, para condimentar el alimento italiano por excelencia, la pasta, junto con aceite de oliva, ajo y limón.
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