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Jueves, 28 de mayo 2020
Para las patatas fritas:
1 kg. de patatas
Aceite de oliva
Sal
Para el steak tartare:
500 g de carne picada de vaca
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
2 cucharadas de mostaza de grano o tipo «Dijon»
1 chorreón generoso de salsa Worcestershire
1 cebolleta picada
1 puñado de alcaparras picadas
1 puñado de pepinillos en vinagre picados
2 yemas de huevo
1 cucharada generosa de mayonesa
1 pizca de salsa ketchup
Sal y pimienta
Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas o en gajos gruesos, como más nos gusten. Las lavamos en abundante agua para eliminarles el almidón. Las secamos.
Colocamos una sartén grande con dos o tres dedos de aceite de oliva, arrimando a fuego suave. Introducimos las patatas estando el aceite frío y dejamos que se vayan cociendo muy despacio en esa grasa. Es importante no tocarlas mientras esto ocurre para no romperlas y también importante que el aceite las cubra casi por completo. Así estarán unos 15 minutos. A partir de entonces, subimos el fuego, subiéndolo gradualmente hasta que comencemos a notar la fritura, es decir, las patatas empiecen a dorarse y el aceite humee ligeramente y burbujee con frenesí. Pasados unos minutos, podremos con una espumadera o un tenedor voltearlas, para que se doren por todos sus lados.
Una vez que eso ocurre, las escurrimos, las sazonamos y las reservamos para la guarnición del steak.
Es importante pedir al carnicero que nos pique una carne de mucha calidad, a poder ser veteada con ligeros trazos de grasa. En origen, la carne elegida para este plato solía ser la de caballo, la más apreciada. Además el picado se hacía a cuchillo, que según los entendidos queda más sabrosa. Podemos sugerir al carnicero, si es de confianza, que lo haga, pero picada en la máquina, también queda bien.
La carne deberá estar recién picada y fría. La metemos en un bol y añadimos el resto de ingredientes, mezclando cuidadosamente con ayuda de una cuchara. Sazonamos y añadimos una buena cantidad de pimienta recién molida. Lo servimos en platos individuales, acompañando con las patatas fritas.
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Si añadimos unos dientes de ajo sin pelar desde el principio al aceite de la fritura de las patatas, cogerán un gusto especialmente sabroso al comerlas. Es imprescindible que no tardemos muchos minutos desde que nos piquen o piquemos la carne y la aliñemos, para que el plato esté en su punto de sazón. Si dejamos que la carne se nos oxide en la nevera o pierda su color natural, es mejor que hagamos rusos o albóndigas con ella.
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