Viernes, 22 de mayo 2020
Cocinar con gambas que teníamos congeladas nos puede sacar de un apuro. La clave es prestar atención al método de congelación, tanto a la hora de decidir cómo las vamos a congelar como a la hora de ir a cocinarlas. Además, cuando las vayamos a preparar, también hay algún que otro truco que nos puede venir genial para conseguir un resultado jugoso y sabroso.
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Lo primero es tener en cuenta para qué vamos a utilizar las gambas antes de congelarlas. Si vamos a tener gambas congeladas para añadirlas como acompañamientos de pescados, ensaladas, o para hacer, por ejemplo, gambas al ajillo, lo mejor es congelarlas ya peladas y sin cabeza.
En este caso, al cocinar las gambas que aún están congeladas sin cáscara, a muchos les habrá pasado que las echan en la olla o sartén y se recuecen con el propio agua del congelado, lo cual estropea el resultado.
Para que esto no pase, es mejor descongelar las gambas o langostinos en una bolsa sumergida en agua templada, durante unos 10 minutos. Puede ser en la misma bolsa en la que estaban congeladas. De esta forma al sacar las gambas de la bolsa habrán soltado ya todo el hielo y agua que se crea en la descongelación.
Si lo que queremos, por otro lado, es cocinar gambas congeladas o incluso langostinos congelados, tampoco hay mayor problema. De hecho, con esta técnica, el resultado es igualmente sabroso. Lo único que puede dar una pista a los comensales de que esos gambones no han tenido tiempo de ser descongelados será que la cabeza mantendrá un color algo más pálido.
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Para empezar, lo primero es calentar una olla en la que haya 3 litros de agua por cada kilos de gambas. Mientras se va creando el hervor, se pasan las gambas por debajo del chorro de agua para que se separen y no estén en bloque. Y cuando comience a hervir, se introducen en la olla.
En el momento en que el agua vuelva a hervir y las gambas asciendan del fondo a la superficie, hay que sacarlas rápidamente y ponerlas en un bol con abundante agua, hielos y sal. Así, cortaremos la cocción de golpe, bajando la temperatura de los ejemplares rápidamente, lo que favorecerá que la carne y las cáscaras se despeguen (ya que la carne se contrae).
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Hecho esto, ya se pueden poner las gambas o langostinos en una sartén bien caliente donde se harán en pocos minutos.
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