Las 10 noticias clave de la jornada
Juicio por el crimen de Aintzane Pujana en la Audiencia de Gipuzkoa donde este viernes han declarado los dos acusados. Usoz
Declaración de la acusada

«Apuñalé a Aintzane Pujana en el estómago pero no lo hice queriendo, temía por mi vida»

La acusada expresó que un día antes de su muerte le dijo «a Aintzane de escapar de ese terror» que supuestamente les causaba el acusado

Beñat Arnaiz

San Sebastián

Viernes, 18 de octubre 2024, 14:30

Al igual que el acusado, la procesada K. se acogió al derecho de no responder ni al fiscal ni a la abogada de la otra parte y, sin estar bajo el juramento de decir la verdad, tan solo contestó durante poco más de una hora ... a las preguntas de su representante.

Publicidad

Según ella, conoció al acusado «un invierno o verano, no me acuerdo», porque él le contactó por un anuncio de índole sexual. «Fui, unos días después me volvió a llamar y a la mañana siguiente me dijo por qué no me quedaba a vivir con él. Estaba muy ilusionada, me quería quitar de la prostitución y las drogas y era mi sueño tener mi marido, mis hijos, mi perro y mi casa». Sin embargo, «empezó» una relación de «demasiado maltrato. Me pidió que, para solo una vez, ejerciera la prostitución porque no teníamos dinero. Yo no lo entendía. ¿Cómo iba a pedirme eso si era mi marido y yo le amaba?».

Sobre cómo entró Aintzane Pujana en escena, explicó que «hui de E. y me alojé en una pensión de Astigarraga. Decidí volver porque era mi pareja y cuando vino a buscarme Aintzane estaba en el coche. Yo la conocía de cuando estuvimos en un chalet del paseo de Heriz de Donostia. E. me dijo que iba a trabajar para él y así no me tenía que prostituir yo». Dijo que eso pasó «dos-tres meses antes de navidades», pero su abogada le corrigió porque el novio de Pujana testificó informando que «fue el 8 de diciembre.

La noche de los hechos, el 1 de enero de 2021, «E. me dijo que le comentara a Aintzane», a quien el día anterior «le había dicho para escaparnos de ese terror, que había una salida», la de Azpeitia. «Cuando toqué la puerta de su habitación el perro ladró y él amenazó con matarlo si me hacía daño. Lo metió en el maletero». Precisó que «Aintzane sí quería ir, pero cuando E. metió el perro en el maletero empezó a enviar mensajes a su novio y ya no quería. Quería tener el perro con ella». Al llegar a Azpeitia «E. nos encerró en el coche. Le dije a Aintzane que dijera de hacerlo para que subiéramos adonde el cliente y desde allí llamáramos a la Ertzaintza para librarnos de él. Le escribí a él diciendo que Ain-tzane quería hacerlo, pero volvió muy nervioso y dijo que 'ni salidas ni hostias'».

Publicidad

En el trayecto de vuelta «nos llevó a una cuesta y sacó de los pelos a Aintzane. 'Pégale patadas en la cabeza', me dijo. Yo estaba muy asustada, temía por mí, e intenté hacerlo lo m ás suave posible, pero me decía que lo hiciera más fuerte». De regreso al coche «la vi muy herida». Ya en el agroturismo de Aizarnazabal «la dejó tirada en el salón y en la cocina. Le dio golpes, la intentó ahogar con una toalla y yo intentaba pegarle lo más suave posible. Me pidió que fuera a por unas bridas que había en una maleta. Yo no sabía cómo funcionaba y la puso él en el cuello, pero no la apretó». El forense no encontró marca de ninguna en el cuello. Después «me dijo que fuera de nuevo a la maleta para coger un cuchillo. Yo no sabía para qué quería un cuchillo», afirmó. «Me gritó 'que le des en el cuello', y la intenté apuñalar. '¡Dale!', me gritaba. Y la apuñalé en el estómago. No lo hice queriendo, pero temía por mi vida». Con Aintzane sin vida, «la metió en el asiento de atrás del coche, la sacó y no sé qué hizo con ella».

«El perro me vio cocinar»

«Volvimos y limpiamos la casa: uno, el lavabo; y el otro, otra cosa». Después volvieron al coche rumbo a la carretera costera entre Getaria y Zumaia. «Cogió el cuchillo y como dijo que él tenía más fuerza lo tiró al río», dijo ante la sorpresa de todos. «¿Se refiere al mar?», le encaminó su abogada. «Sí, al mar ese».

Publicidad

Ese momento confuso no fue el único. Él declaró que «lo poco que compartí con Aintzane era en la cocina, hacíamos la comida porque (la acusada) no sabía cocinar». Preguntada por eso, ella aclaró que «Aintzane no sabía cocinar, le hacía yo las comidas». Su abogada le preguntó si alguien le vio cocinando: «Sí, el perro estaba al lado». También dejó perpleja a la sala cuando expresó que el acusado «me pegó un día en la ducha. No sabía que estaba embarazada, pero me provocó un aborto». Su propia abogada le precisó que eso nunca había sido acreditado por un médico.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad