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La defensa del monitor de surf de Hondarribia acusado de abusos ha pedido su libre absolución y su puesta en libertad inmediata, al considerar que los hechos no han quedado acreditados y que el «único» error del procesado fue haberse «enamorado de un menor» y haber mantenido «dos acercamientos sexuales con otro». El resto de las acusaciones, a su juicio, forman parte de un complot orquestado por «un grupo de amigos» con ánimo de «venganza» y de dar «un escarmiento» al acusado, presumiblemente por «haber hablado mal de todos» delante del resto del grupo.
La letrada ha reconocido que su tesis, de entrada, puede resultar «descabellada», pero «tiene una base probatoria». De entrada, ha negado que los menores no se conocieran entre sí, sino que «forman parte de un grupo» de amigos entre los que hay «varios hermanos», y en el que no les unía su cercanía de edad sino su nivel de surf.
También ha sostenido que las denuncias han sido alentadas por la propia Ertzaintza, que, según declaró el padre de una alumna y testigo de la defensa, los agentes le animaron a denunciar porque «cuantas más hubiera era mejor» para que prosperara la acusación. Y en este mismo sentido, considera que las declaraciones de los chavales resultan «contradictorias» y no eran libres sino «guiadas» tanto por las acusaciones como por los propios investigadores, de manera que lo que durante la instrucción de este caso fue un tocamiento, en el juicio se ha convertido «en una masturbación».
Tal como planteó este miércoles, cuando declaró el procesado, el «complot» lo iniciaron dos hermanos que tuvieron un conflicto con su madre cuando esta descubrió que consumían marihuana, y uno de ellos la acabó agrediendo. El monitor se enteró de este episodio por el hermano mayor, y luego compartió esta confidencialidad con el resto del grupo en la furgoneta, lo que provocó el enfado de los hermanos al sentirse traicionados. Le cuesta entender que chavales que estaban sufriendo abusos sexuales «acudieran libremente» a las clases de surf e incluso repitieran varios años en los campamentos.
En su exposición, la defensa ha explicado que el acusado «no es como lo han pintado», sino alguien «muy cariñoso y sensible», una «buena persona» que durante su etapa como monitor veía «normal» que sus alumnos fueran a su casa, o que durmiera con ellos «pero no con ánimo lascivo dependiendo del espacio que hubiera» en el bungaló donde se alojaban en los surf camps. También ha hecho referencia al «buen comportamiento» que mantiene en la prisión de Martutene, tanto participando en diferentes talleres como en su relación con otros presos, donde incluso participa en el programa de apoyo a internos en riesgo de suicidio.
También ha negado que el monitor fundara su academia de surf con la finalidad de satisfacer sus deseos sexuales, ya que las acusaciones ciñen los hechos al menos entre los años 2011 y 2021, cuando él se estableció por su cuenta el 1 de julio de 2015 tras abandonar la escuela en la que estaba contratado.
El tribunal ha consultado a las partes su postura sobre una hipotética puesta en libertad inmediata, según ha solicitado la defensa. Todas las partes se han mostrado partidarias de mantener esta medida de cautelar al entender que se trata de un sujeto con doble nacionalidad y existiría un «alto riesgo de fuga» como consecuencia de la gravedad de las penas que le solicitan, 85 años en el caso de la Fiscalía de Gipuzkoa, más del triple por parte de la acusación de diez menores.
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