![«El derrumbe del vertedero de Zaldibar había quedado en segundo plano»](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202007/23/media/cortadas/57072362--1248x748.jpg)
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YOLANDA RUIZ
ZALDIBAR.
Jueves, 23 de julio 2020, 06:00
Con el arresto de los tres responsables del vertedero de Zaldibar, residentes en Eibar, Ermua y Zaldibar interpretaban ayer que se trata de un paso al frente a fin de que se esclarezca todo lo referente al derrumbe que desde el pasado 6 de ... febrero mantiene sepultados a dos trabajadores, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. «¡Ya era hora!», exclamaban satisfechos vecinos de las localidades mencionadas al considerar que «hasta ahora había quedado en un segundo plano».
En el barrio zaldibartarra de Eitzaga, donde se crió tanto José Ignacio Barinaga, propietario de la escombrera, como su sobrina Arrate, que ocupaba el cargo de gerente en Verter Recycling, Alberto evidenciaba el dolor que sentía en estos momentos por «un gran amigo». Además de compartir su infancia y adolescencia, entraron juntos en la Escuela de Armería de Eibar en los años 60. «Toda su familia son buena gente. Unos negociantes natos y profesionales de raza. Unos auténticos emprendedores», ensalzaba visiblemente afectado ante el devenir de los acontecimientos.
«La gente habla muchas cosas sin saber. Nadie imaginaba que se iba a producir el derrumbe», añadían desde el umbral de la puerta de una vivienda ubicada junto al acceso al vertedero desde Eitzaga. El hombre que se encontraba en su interior prefería callar y no opinar ante lo ocurrido a un vecino del barrio al que conoce de toda la vida.
ZALDIBAR
ERMUA
EITZAGA
Otros residentes del barrio zaldibartarra, que linda con Ermua y Eibar, aseguraban, sin embargo, que se trataba de una crónica anunciada. «Un año antes vimos fuegos muy potentes en varias ocasiones», señalaba Juan Ignacio. Quinto de José Ignacio Barinaga, con quien jugaba en la infancia, admitía que sus vidas se distanciaron con el tiempo. «Se hizo grande», argumentaba en relación al propietario del vertedero, que se crió en una vivienda próxima a la suya, donde tenían un molino y una panadería. En esta misma vivienda también pasó los primeros años de su vida Arrate, hija de la mayor de la saga. Pero al final todos acabaron fijando sus residencias en la localidad vecina de Eibar.
La definición de «grande» también fue empleada por otra eibarresa que en sus años mozos coincidía con él en el baile de Durango. «Le gustaba alardear con fajos de billetes», detallaba, mientras esgrimía ante la comisaría de la Ertzaintza de Eibar en la que ayer se encontraba arrestado que la tragedia ocurrida en el vertedero «no nos ha pillado por sorpresa. Le tenían que haber detenido el primer día».
Un antiguo empleado de banca en la villa armera añadía que el arresto estaba más que justicado porque «la desgracia ha sido grande». Y definía a Barinaga como una persona ambiciosa. «Era el dueño de la Ford y se metió en un negocio de riesgo, sin ver los peligros». Respecto al último negocio que había montado José Ignacio también se pronunciaba un empresario zaldibartarra conocido suyo, que al igual que el anterior prefería omitir su identidad. «No es un lugar apropiado», señalaba respecto a la ladera de «gran inclinación» en el que se ubica. Convencido de que «lo hiciera a conciencia, como todo, en este caso ha estado mal aconsejado».
En el barrio San Lorenzo de Ermua, ubicado junto al vertedero, Merche Mayor opinaba que «ya era hora, no sé porque han esperado tanto» y reivindicaba que esperaba que este arresto «no sea un paripé y siga para adelante». En opinión de su convecino Carlos Sanz, «hasta ahora el derrumbe se había quedado en segundo plano y ya era hora de que se depuraran responsabilidades. Llevábamos años soportando el paso de muchos camiones hacia el vertedero», censuró. Tampoco olvidan lo que han sufrido por los contaminantes en el aire. Vecinos más próximos al vertedero reclamaban «reconocimientos médicos».
Desde la plataforma Zaldibar Argitu, cuyos carteles penden de muchos balcones del entorno del vertedero, señalaban que la detención «se tenía que haber hecho antes». Pero también aluden a la responsabilidad del Gobierno vasco por «no haber realizado controles eficaces. Se ha vertido de todo en el agujero». Es por ello que instan a que se derogue la orden de Industria «para privatizar los sistemas de control y agilizar el trabajo de las empresas».
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