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El verano es la época del año en la que más se viaja y más gente vemos por las calles disfrutando del buen tiempo ... y unas merecidas vacaciones. Pero también el momento preferido por los ladrones para cometer robos. Por eso, los meses de junio a septiembre suelen ser especialmente intensos en las comisarías de la Ertzaintza de Gipuzkoa, que estos días ha alertado a varias comunidades de Hernani y Andoain tras detectar marcadores de silicona en las puertas, una de las técnicas empleadas por los cacos para sus fechorías. En verano del año pasado se denunciaron en el territorio 439 robos con fuerza en domicilios, un 20% más que en el ejercicio anterior, cuando se registraron 367 expedientes.
A través de carteles colocados en diferentes portales, la Policía vasca busca concienciar a la ciudadanía del aumento de esta práctica delictiva en el conjunto de Euskadi, donde durante la última época estival se contabilizaron un total de 1.065 robos con fuerza frente a los 1.047 de 2022, lo que supuso un crecimiento del 2%. Las Fuerzas de Seguridad tienden a distinguir en este caso dos tipos muy diferentes de delincuentes. Por un lado están los oportunistas, que son «los que aprovechan una ventana abierta o que rompen, una terraza de un bajo o una vivienda vacía», explica Diego Tadeo, oficial de la Oficina Territorial de Inteligencia de la Ertzain- tza. Normalmente se trata, añade, de delincuentes que aprovechan esas oportunidades para perpetrar sus delitos.
En un segundo nivel sitúa a delincuentes habituales, normalmente detenidos en numerosas ocasiones y con amplio historial policial. Suelen ser estos casos los que provocan el debate público sobre la proporcionalidad de las penas, que muchas personas resumen con la frase «entran por una puerta y salen por la otra», mientras otras tienden a pensar que la cárcel es una escuela mayor de delincuencia. Y en otro plano estaría ya la delincuencia organizada, normalmente procedente de Barcelona, Madrid o el extranjero. Ha habido algún caso de una banda organizada de Los Ángeles que ha actuado en Euskadi. Estos son más peligrosos y buscan réditos mayores. Según el agente, este tipo de bandas son poco frecuentes entre nosotros, pero también han actuado en diversas situaciones. En definitiva, Tadeo aclara que «si observamos estas estadísticas son bastante variables. Tenemos veranos con descensos y otros con ascensos en hurtos y robos», expresa. «Nos preocupan especialmente», insiste, «aquellos que usan la violencia o la intimidación porque pueden tener desenlaces peligrosos y es por ello que centramos nuestra atención prioritaria en ellos. Es cierto que los datos del pasado verano fueron peores que los del anterior. Confiemos en que este año la curva descienda», dice el oficial de la Oficina Territorial de Inteligencia.
Diego Tadeo
Oficial de la Ertzaintza
En cualquier caso, corrobora, son conscientes de la importancia de la seguridad para los ciudadanos. «Nuestro trabajo consiste en prevenir y atajar el delito. Y en ello estamos poniendo todo nuestro interés», aclara. En cualquier caso, y a la vista de los datos, a todos nos corresponde también luchar contra esta lacra, extremar nuestra atención y presentar denuncia cuando seamos víctimas de algún delito.
Además de los robos en domicilios, la Ertzaintza también ha puesto el foco en los que se producen en garajes, trasteros u otros lugares, en muchas ocasiones anexos al domicilio. En ese sentido, la situación en Gipuzkoa mejoró considerablemente el verano pasado. Y es que pese a las 54 incidencias registradas, el dato supone un descenso de casi un 70% respecto al año anterior, cuando se superaron las 170.
Por contextualizar, por robos con violencia se entienden aquellos que están bajo cualquier amenaza, ya sea de arma blanca o de otro tipo o por haberse producido un forcejeo o tirón para hacerse con alguna pertenencia, principalmente teléfonos móviles. «Es lo más común porque se trata de objetos que están muy demandados en el mercado negro o de segunda mano y resulta fácil sacar dinero por ellos, pero con frecuencia también se producen para arrancarte una cadena de oro o quitarte la cartera, con lo que ello conlleva», explica Tadeo.
La gran diferencia entre estos robos con intimidación y los hurtos «no se trata tanto del montante global, sino de cómo se realiza la acción», comenta el agente. «Imagina que yo te robo un teléfono móvil de mil euros en un descuido, quitándotelo del bolsillo trasero del pantalón o metiendo la mano en tu bolso. Eso es un hurto. Sin embargo, si en un callejón yo te amenazo con un arma y te digo que me des el móvil, aunque este sea de 400 euros, estamos ante otro tipo de delito, el de robo con intimidación, y el tratamiento judicial y penal es, lógicamente, es distinto», asegura.
Según él, es verdad que también influye la cantidad de lo sustraído porque se diferencia penalmente entre aquellos superiores a 400 euros y los inferiores a esa cantidad. En esta estadísticas aparecen, sin embargo, unidos.
En viviendas Puerta con cerradura actualizada.
Cerrar siempre con llave y no solo con el eslabón.
Alarma de seguridad.
No publicitar en redes sociales cuándo te vas de vacaciones.
Que algún vecino o familiar revise el domicilio periódicamente y vacíe el buzón.
Cambiar la colocación de las persianas.
En vía pública Teléfono móvil siempre a buen recaudo y no en el bolsillo trasero del pantalón ni a la vista.
Evitar zonas oscuras y poco transitadas.
Si llevamos joyas, evitar llevarlas muy a la vista.
Evitar el contacto físico con desconocidos.
Avisar a la policía.
En bares y comercios Dejar la caja registradora abierta y con lo mínimo.
Dejar las máquinas tragaperras abiertas.
No dejar la recaudación del día en el establecimiento.
Cámaras de seguridad.
Humo intrusivo para ahuyentar a los ladrones.
También esta cifra de hurtos tiene carácter negativo, porque se pasó de 2.107 en el verano de 2022 a 2.509 en 2023, lo que representa un ascenso de casi un 20%. Esta subida es sensiblemente superior a la de los otros dos territorios vascos. Álava, con 1.593 hurtos, sufrió un incremento del 14%, mientras que Bizkaia, con 6.196 casos, retrocedió un 7%. Normalmente, dice Tadeo, el escenario de estos hurtos es la vía pública, donde se producen descuidos, pero también en discotecas y terrazas, donde es común dejar por ejemplo la cazadora y contemplar al recogerla que ha desaparecido la cartera o el móvil.
Él insiste en que el móvil se ha convertido en el bien más buscado por los ladrones. «Hay dispositivos de mucho valor, están en las manos, las mesas, la ropa, porque nos acompañan todo el día. Además tienen una salida fácil en el mercado o incluso hay quienes los utilizan para llevárselos a otros municipios o países. Entre estos datos comparativos, la mayoría negativos, contrasta el descenso de robos en empresas. Los 397 del verano del 2022 tuvieron una ligera caída del 7% hasta llegar a los 368 del pasado estío. Por el contrario, en comercios se pasó de 34 a 58. «La cifra no es demasiado alta», destaca Tadeo, pero porcentualmente supone un ascenso de más del 58%.
Recordando la oleada de robos en diferentes establecimientos de Donostia durante los últimos meses, el policía explica que «hay que pensar que muchos comercios son muy vulnerables, una cristalera y poco más, lo que facilita el trabajo de los ladrones. Suele buscarse dinero en las cajas registradoras o, en el caso de la hostelería, también el de máquinas o material. En otros casos también roban aparatos electrónicos», concluye.
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