Jaque a las mascarillas de rejilla

Ante la incertidumbre generada con este tipo de mascarillas, y la extensión de su uso, el Instituto Vasco de Consumo solicitó el análisis en laboratorio de una marca que se estaba distribuyendo en Euskadi, con el objetivo de analizar si los requisitos de respirabilidad y filtración se ajustaban a lo marcado en el etiquetado. Y la conclusión es que rotundamente no.

Según anunciaron ayer en una nota, la eficacia de filtración bacteriana es de un 15,3%, cuando la especificación UNE-0065 exige que sea igual o superior al 90% en las mascarillas higiénicas reutilizables. Es decir, la etiqueta del protector respiratorio estaba garantizando una seguridad mayor de la que realmente tiene.

Por ley, según indican fuentes del Departamento vasco de Turismo, Comercio y Consumo, no se puede dar información a cerca de la marca concreta que no cumple con la normativa, una medida que complica a los usuarios que disponen de este tipo de mascarillas de rejilla, saber si la suya está o no homologada. Es por ello, que desde el área que dirige Javier Hurtado aconsejan «utilizar la mascarilla más conveniente según el uso, ya que no es lo mismo estar en un espacio abierto o cerrado, y que se cumplan con las horas recomendadas de uso, duración e higiene».

Tras comprobar los incumplimientos de la normativa en el etiquetado, Kontsumobide se ha reunido con la empresa que fabrica el producto para exponerle los resultados del informe, quien «ha mostrado su colaboración en todo momento y procederá a retirar el producto de los distribuidores y puntos de venta», indicaron.

El viernes 12 de febrero el Ministerio de Consumo publicó la nueva orden para establecer los requisitos de información y comercialización de mascarillas higiénicas, que otorga a las empresas un plazo de 30 días naturales para adaptarse a las nuevas disposiciones. Así, la entidad vasca de Consumo, pondrá en marcha una vez transcurrido dicho periodo, una nueva campaña inspectora con carácter sancionador, en la que se sumarán este tipo de mascarillas a las higiénicas y las EPIs -entre ellas las FFP2-.

Esta detección se suma así a la ya identificada por Kontsumobide a comienzos de mes, cuando comprobó que se estaban produciendo errores en el etiquetado de mascarillas higiénicas y EPI en el 69% de los productos analizados durante una campaña de inspección en los puntos de venta físicos y en el 100% de las ventas por internet escrutadas. Fruto de estas irregularidades se llegaron a inmovilizar 10.914 mascarillas por contener errores.