El niño de 11 años que el sábado día 8 recibió una fuerte descarga eléctrica al subirse a una torre de alta tensión en ... Usurbil, no ha resistido más las graves quemaduras sufridas. El menor falleció a última hora de la tarde de este sábado en el Hospital de Cruces, donde ingresó grave aunque estable, pero durante la semana sufrió un empeoramiento que desencadenó en un fallo multiorgánico que le causó la muerte por electrocución, según pudo confirmar este periódico. «Una noticia que no queríamos», resumió la alcaldesa de Usurbil, Agurtzane Solabarrieta, que a través de un comunicado corroboró el deceso y mostró sus condolencias y apoyo a la familia de la víctima.
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Samuel permanecía ingresado en la Unidad de Grandes Quemados del hospital vizcaíno desde el pasado domingo, cuando fue derivado del Hospital Donostia debido a las graves quemaduras que padecía en todo su cuerpo. A este centro sanitario guipuzcoano había sido evacuado el sábado junto a una prima suya, de 15 años, que asimismo resultó herida al ser alcanzada por la descarga cuando también subía por la escalera vertical de la atalaya metálica. Al contrario que el fallecido, esta menor no llegó a encaramarse a lo más alto y sufrió lesiones más leves por lo que recibió el alta médica la noche del mismo sábado.
Los hechos sucedieron en el polígono industrial Osinalde, sobre las 18.10 horas. Los chavales, con quienes también se hallaba un hermano del fallecido, habían salido a jugar mientras –a unos 300 metros del lugar donde se desató la tragedia– su familia apuraba la sobremesa en el restaurante Atxega, donde celebraban las bodas de oro de los abuelos. Se da la circunstancia de que el menor de 11 años residía con su familia en Madrid, y se habían desplazado con motivo de la efeméride de los abuelos, residentes en Gipuzkoa.
En un momento, el pequeño logró trepar hasta la plataforma, lo que propició la descarga eléctrica que ha acabado con su vida y que entonces dejó sin luz a toda la zona. Al contrario que otras similares repartidas en las inmediaciones, la torre en cuestión no está protegida por planchas metálicas que dificultan su acceso. De hecho, ningún mecanismo impide tomar la escalera, que prácticamente llega al suelo aunque no esté anclada en él. El único sistema de seguridad es una trampilla situada tras el primer tramo de peldaños, donde una señal triangular situada en su parte inferior –de modo que pueda ser vista desde abajo– advierte del 'peligro de muerte, alta tensión'. Sin embargo, esta rejilla metálica no evita poder seguir ascendiendo con relativa facilidad, tal como hicieron aquel sábado los dos primos y los dos adultos que acudieron después a su rescate.
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La torre está ahora vallada y con diez señales que avisan del peligro desde el miércoles, cuando su propietario –que no es Iberdrola, aunque sea esta firma la que produzca y distribuya la energía eléctrica, sino una empresa del polígono– instaló un perímetro de seguridad mediante unas vallas de metal y otras de plástico. Así se lo instó el Departamento de Industria del Gobierno Vasco mientras la Ertzaintza mantenga abierta la investigación para tratar de determinar si la estructura cumplía con las protocolos de seguridad para estructuras de alta tensión.
La legislación establece que en caso de «accidente o anomalía en el funcionamiento de una instalación que ocasione víctimas, daños a terceros o situaciones de riesgo», su dueño «deberá redactar un informe descriptivo» del suceso «para determinar sus posibles causas como a efectos estadísticos y de corrección, en su caso, de la reglamentación aplicable».
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La descarga se originó cuando el chiquillo holló la torre. La sacudida hizo que su prima cayera al suelo con quemaduras leves, mientras el otro menor acudió a socorrer a su hermano. Alarmados por el «fogonazo», dos trabajadoras de un comercio de muebles muy próxima salieron y vieron a «dos niños envueltos en llamas», según explicaron al día siguiente a este periódico. Una de ellas, junto a un cliente, ascendió la escalera tras sortear la trampilla. Al llegar al crío, sintieron «impotencia» al ver «cómo se estaba quemando». Su hermano, que se abrasó las manos al ayudarle, corrió al restaurante a alertar a su familia. Los dos adultos también sufrieron lesiones en su afán por auxiliar a Samuel, cuya ropa ardió entera. Pese a su delicado estado, el niño les susurró que dijeran «a su padre que le quería mucho».
Los servicios de emergencia (bomberos, policía y sanitarios) acudieron al lugar con rapidez, pero, por protocolo, no pudieron actuar hasta que la torre fue desconectada una hora después.
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