La familia de María Luisa Larrañaga aguarda el permiso del juez para trasladar el cuerpo

«El disgusto es tremendo. Los hermanos están muy alterados», insistió. «Cuando nos avisaron creíamos que les habían atracado a los dos. ¿Cómo íbamos a imaginar lo que había ocurrido? No tiene ninguna lógica, hay veces que las cosas no se pueden explicar», señaló.

Cerca del apartamento donde vivía este matrimonio se encuentra el Batzoki, local que frecuentaba a diario el presunto agresor de María Luisa. «Era cliente habitual. Venía a diario, se tomaba unos cuantos vinos y se iba para casa», comentan a este periódico desde este establecimiento. Su propietario señala que «era un cliente más» que nunca protagonizó ningún altercado en el Batzoki, aunque apunta que un día, «hace un par de meses, vinieron unos agentes de la Policía Nacional y se lo llevaron detenido, al parecer por una denuncia de violencia de género».

Más información

Más de 300 personas condenan en Elgoibar el crimen machista

J. A. Rementería Patricia Rodríguez

La huida después del asesinato

Lara Ochoa

«Cuando me dijeron que estaban muertos pensé que habían entrado en su casa a robar»

Javier Guillenea

La mayor de cinco hermanos de una familia muy conocida en Soraluze

el diario vasco

Sin embargo, fuentes oficiales consultadas este martes por este periódico señalaron que no tienen constancia de la existencia de denuncias previas por violencia de género contra Jesús, el marido de María Luisa, «ni aquí ni en el País Vasco», según señaló ayer la subdelegada del Gobierno en Alicante, Araceli Poblador. Tampoco figura que haya estado detenido ni tenga antecedentes, según apuntaron a este periódico fuentes de la Policía Nacional de Benidorm, que aseguraron que tampoco consta «ninguna detención ni denuncia por violencia de género en el resto de cuerpos policiales». Sobre el matrimonio, que llevaba varios años residiendo a caballo entre Benidorm y Zarautz, no ha trascendido que tuviera problemas de convivencia.

El suceso ha sobrecogido a los vecinos de Benidorm, donde hay una amplia colonia de ciudadanos vascos, que se encuentran «consternados» por lo ocurrido. «¿De qué vamos a hablar? Han asesinado a una mujer de Soraluze», repite el propietario de Batzoki días después del asesinato de María Luisa.