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Las dificultades que los bomberos han tenido para apagar el fuego que se originó el lunes en la GI-2632 en Zumarraga, en el accidente del coche eléctrico que se cobró la vida de un vecino de Urretxu ... , y la maniobra que ejecutaron los catorce bomberos que intervinieron, sumergiendo el vehículo en un contenedor de agua, una actuación hasta ahora inédita y que ha requerido de más de 24 horas para enfriar la batería, ha llamado la atención y plantea muchas preguntas. La principal respuesta es clara: no existe un protocolo oficial ni en los cuerpos de bomberos de Gipuzkoa ni de San Sebastián, ni en SOS Deiak, para hacer frente a estos incendios, que son nuevos por la llegada relativamente reciente de los vehículos electrificados a nuestras carreteras y por la peculiaridad que el lunes demostraron tener a la hora de hacer frente a las llamas. No hay protocolo y tampoco material específico. De hecho, el primer contenedor que fue trasladado al lugar del siniestro no era estanco y el usado finalmente hubo de ser improvisado con un plástico y una estructura que no está destinada a esta causa.
Los episodios en los que se ven este tipo de vehículos ardiendo son «puntuales», indica Iñigo Aldasoro, director de la Su Eskola de Gipuzkoa, y la razón de que resulten tan llamativos está relacionado con la «escasa familiaridad» que existe en la ciudadanía acerca de un modo de transporte relativamente nuevo, en opinión de Óscar Miguel, director adjunto de Cidetec Energy Storage, la división sobre almacenamiento de energía del centro tecnológico guipuzcoano Cidetec. «La familiaridad aligera mucho la percepción del riesgo», explica. «Es decir, un coche de gasolina, con un depósito lleno de gasolina, es una bomba andante pero nadie lo ve así», refleja con claridad. «Cuando viene una nueva tecnología nos causa un poco de distancia, y si encima pasa algo de cuando en cuando genera una sobrereacción por parte de la gente».
Óscar Miguel
Director adjunto de Cidetec Energy Storage
Pero, ¿es más o menos peligrosa? Igor Villarreal, director general de Mubil, el polo de movilidad sostenible de Gipuzkoa, ofrece un dato. «En Noruega, donde el 90% de los nuevos vehículos adquiridos son eléctricos, la estadística dice que los vehículos de combustión, que no olvidemos que llevan hasta 50 o 60 litros de gasolina, se queman hasta 19 veces más que los eléctricos».
Sin entrar a valorar en las causas del accidente, los expertos consultados explican qué es una batería de litio, por qué se utiliza en los coches híbridos y eléctricos y cuáles son sus riesgos, si los hay. «Las baterías de litio son una nueva tecnología de baterías», aunque recuerdan que en realidad lleva ya más de dos décadas entre nosotros. «Es nueva comparada con las tradicionales, como las de plomo ácido o las baterías alcalinas».
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Su gran ventaja y aspecto diferenciador es la capacidad que tienen para almacenar energía. «Se distingue de las tecnologías clásicas por su capacidad de almacenar mucha energía en poco volumen y en poco peso, por eso es tan adecuada y ha tenido tanto éxito» en la movilidad y en otras herramientas de nuestra vida cotidiana como los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles o los patinetes eléctricos. Evidentemente, cuanta mayor sea la demanda de energía, más grande es el tamaño de la batería. «Dicho de una manera sencilla y visual, almacenar energía ocupa sitio».
Precisan que no es propiamente el litio el elemento inestable que, ante comportamientos extraños como cortocircuitos o impactos, pueda reaccionar y causar el fuego. «Las baterías de litio tienen una serie de componentes y es ese conjunto el que determina la mayor o menor estabilidad ante eventos térmicos o fuego de toda la batería», explica Miguel.
Esas baterías cuentan con su propio sistema de seguridad, que es a la vez lo que dificulta llegar a ella cuando coge fuego. Tienen un diseño resistente, llevan incorporados sistemas cortafuegos y la ubicación en la que están, normalmente bajo de los asientos traseros, «es estratégica para estar resguardadas y minimizar los riesgos», describe Villarreal. «No es baladí todas las pruebas que pasan y las normativas a las que están sujetas; las mejoras son cada vez mayores y se sigue trabajando en ellas». Extrapolado a los teléfonos móviles, «en Euskadi hay millones y no se ven accidentes. Las baterías están compuestas por químicas estables pero se sigue trabajando con químicas que sean todavía más estables».
El objetivo siempre es reducir al mínimo posible el riesgo de una conducta inapropiada del funcionamiento de la batería, pero los dos especialistas en la materia coinciden en que el riesgo cero no existe. Óscar Miguel, de Cidetec, subraya que «allí donde haya mucha energía en poco espacio hay siempre una cierta peligrosidad de que ocurra un incidente y esa energía se libere de manera descontrolada».
Iñigo Aldasoro
Director de Su Eskola
El lunes el turismo se empotró contra un caserío ubicado al borde de la carretera que une Ormaiztegi con Zumarraga y los servicios sanitarios no pudieron hacer nada para rescatar al conductor, único ocupante del vehículo. El coche ardió y los bomberos no pudieron extinguir las llamas de la manera tradicional por varias razones. Las baterías de litio tienen una reacción química difícil de detener tras entrar en contacto con el agua, además de que se encuentran en lugares de difícil acceso y que está «muy protegida» para «aislarla del habitáculo de los pasajeros y de posibles golpes». Por lo tanto, y como las llamas no se extinguían, los bomberos tuvieron que recurrir a un contenedor para rellenarlo de agua, introducir el coche en él y enfriar la batería sumergiéndola bajo el agua.
«El fuego tiene un riesgo de reiniciarse todavía en 72 horas», transmite Aldasoro, de Su Eskola. Ayer al mediodía los bomberos certificaron que la batería ya se había enfriado y dependerá de la aseguradora decidir cuándo retira los restos del coche del lugar del siniestro, donde ayer lucía un ramo de flores en honor y recuerdo del vecino de Urretxu fallecido el lunes.
En el caso de que un incendio de este tipo se produjera en un aparcamiento subterráneo, la actuación de los bomberos resultaría mucho más complicada. «Bajo rasante el problema suele ser la rápida acumulación de calor», explica Aldasoro, director de Su Eskola. Además, no se podría elevar el vehículo para meterlo en el contenedor de agua, por lo que a raíz de la llegada de los coches electrificados «se han comercializado mantas que llegan a cubrirlo todo para que el fuego no se expanda. No se apaga, pero sí evita quemar los vehículos del entorno». Esta manta está homologada en Alemania, pero no en la UE. Preguntados los bomberos de San Sebastián si disponían de una, lo desconocían.
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