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La primera víctima de Covid en las residencias de Gipuzkoa fue una usuaria de Santa Ana, en Zarautz. Etxeberria

Gipuzkoa rinde hoy homenaje a los 322 usuarios fallecidos en los geriátricos

La primera en morir fue una mujer de 91 años residente de Santa Ana, en Zarautz, donde esta mañana se recordará a todas las víctimas

Macarena Tejada

San Sebastián

Viernes, 26 de febrero 2021, 08:26

Ha sido uno de los años más difíciles para las residencias de mayores. El Covid-19 se ha cebado con estos recursos, que no recuerdan haber vivido unos meses tan duros como los últimos. Desde que el virus irrumpiera en los geriátricos de Gipuzkoa en marzo de 2020, un total de 322 usuarios han perdido la vida infectados de SARS-CoV-2. Con la pandemia ya controlada en estos centros, la Diputación de Gipuzkoa les rinde hoy homenaje a todos ellos en un acto en el parque de la Rosaleda de Zarautz.

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Han pasado ya tres semanas desde que los recursos del territorio registraran la última defunción de un usuario. Fue el pasado día 8 en Otezuri, Zumaia. Desde entonces, no hay que lamentar nuevos fallecidos, si bien aún quedan dos casos activos en estos centros. Los datos dan pie a la esperanza y precisamente por eso las autoridades ven el momento de homenajear a las víctimas que ha dejado esta pandemia en las residencias de Gipuzkoa.

La primera persona que no consiguió vencer al virus y falleció en una residencia fue una mujer de 91 años. Ocurrió el 25 de marzo del año pasado, solo tres días después de haber contraído la enfermedad. Era una usuaria de Santa Ana, en Zarautz. Y se convirtió en la primera de una larga lista cerrada este mismo mes aún de forma provisional. Detrás de cada cifra hay una vida.

Detrás de los 322 fallecidos, una persona con una historia y una familia que ha sufrido la pandemia desde dentro, con los aislamientos y confinamientos obligatorios, las restricciones de visitas y salidas por el riesgo de expansión del virus y la falta de contacto físico. Así, desde aquel fatídico 25 de marzo ha fallecido de media, al menos, un usuario de residencia al día en Gipuzkoa.

Diferencias entre olas

Solo en la primera ola, 168 mayores de geriátricos murieron contagiados. El virus en las residencias fue más letal en primavera, cuando el 30% de los 563 contagiados perdieron la vida. En la segunda ola, pese a que los contagios se han disparado y han llegado a los 830 desde julio, la letalidad ha sido menor. 154 usuarios han muerto, frente a los 674 que han superado la enfermedad.

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mayores de residencias se han contagiado de Covid desde que comenzó la pandemia. 168 de los 563 positivos de la primera ola fallecieron, mientras que 154 de los enfermos de coronavirus de la segunda han perdido la vida.

Los primeros meses hicieron de las residencias caldo de cultivo del Covid. Las trabajadoras denunciaron falta de material ante la inesperada llegada de la pandemia. Todo era nuevo. Con el confinamiento domiciliario, las residencias cerraron sus puertas, paralizando así las salidas y visitas, que después se recuperaron pero con restricciones. El objetivo una vez terminada la primera ola, ya en verano, era mantener en niveles mínimos de contagios y que los momentos de angustia vividos entre marzo y junio no se repitieran, pero no sucedió así. En cuanto la situación epidemiológica volvió a empeorar en el territorio, los positivos reaparecieron en las residencias. En este caso, en la residencia Hermano Garate de Donostia.

Una mujer, de 92 años, fue trasladada al Hospital de Eibar. Su contagio puso de nuevo en jaque los recursos de Gipuzkoa, que llevaban un mes sin casos. Estas residencias habían conseguido superar 39 jornadas, casi una cuarentena al completo, sin indicios de que el virus volviera a pasearse por sus pasillos. Aún no sabían que se enfrentaban a una ola mucho más contagiosa, pero en la que los fallecidos iban a reducirse. Es más, pese a que desde verano ha habido más positivos, las muertes han sido menores. Hasta la fecha, 14 personas menos han muerto por Covid en las residencias esta segunda ola.

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La Diputación de Gipuzkoa ha puesto todo su esfuerzo en los mapeos continuos en un intento de detectar el virus en sus primeros días para evitar que se expanda a sus anchas. Junto con la DYA, han realizado más de 100.000 test PCR desde verano, lo que supone unas diez pruebas a cada usuario o trabajadora. Solo en la última semana se han hecho 3.529 pruebas.

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