Amaia, con su bebé en brazos, junto a Ane. Gorka Estrada

«Es muy gratificante poder ayudar a otras familias con un gesto tan pequeño»

La arrasatearra Amaia decidió donar su leche al nacer su tercer hijo, hace tres meses: «Me pongo en el lugar de esas madres que tienen a su bebé ingresado... Es muy duro»

Macarena Tejada

San Sebastián

Martes, 6 de agosto 2024, 00:02

Cada mañana, cuando la casa todavía está en silencio y sus tres hijos y su marido duermen, Amaia Rodríguez se levanta, coge el extractor de leche, se coloca el gorro para evitar cualquier contaminación, los guantes e incluso una mascarilla cuando lo necesita y, durante ... quince minutos, se saca leche para rellenar los recipientes que luego guarda en el congelador y que lleva al ambulatorio de Arrasate, donde reside, en un máximo de quince días. Tomó la decisión de ser donante de leche materna cuando nació su tercer hijo, hace poco más de tres meses. Entre que solicitó información a los profesionales del banco de leche de Euskadi, se acercó al hospital de Txagorritxu, en Gasteiz, donde le citaron, y comenzó el proceso. Lleva algo más de mes y medio cediendo su leche.«Es muy gratificante poder ayudar a otras familias con un gesto tan pequeño», asegura en la semana mundial de la lactancia materna, que se celebra desde el 1 de este mes hasta mañana.

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Su último hijo pasó por la incubadora, aunque «no fue nada grave y poco tiempo». Fue entonces cuando, «detrás de la mampara», vio «a todas esas familias que aguardaban noticias sobre sus bebés, grandes prematuros o con enfermedades». Y sintió la necesidad de ayudar. «Es un momento tan vulnerable... Ellos son tan pequeños y las madres acaban de dar a luz, con todo lo que eso supone. Empaticé mucho con todas esas familias», reflexiona.

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Lo habló con su marido, lo consultó en su centro de salud y enseguida se puso manos a la obra, «un poco nerviosa por cómo iba a salir todo». Le hicieron un formulario, en el que le preguntaban cuestiones como si se había hecho algún tatuaje o un piercing en los últimos seis meses, si tomaba algún medicamento, si cada día tomaba alguna bebida con cafeína o sus costumbres en el consumo de fruta y verdura, piezas por día. Respondió, le hicieron una analítica de sangre y a los días recibió el visto bueno. Podía donar su leche.

Desde entonces, ha donado varios recipientes. En la primera extracción, recuerda, «hay que sacar una muestra para que el banco lo analice». En el resto de botellitas —todo el material lo presta el propio servicio de Osakidetza–, apunta la fecha y hora en la que se ha sacado la leche y su nombre, para que cada bote esté identificado.

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«No agobiarse»

Aunque ahora se siente«muy cómoda» con las donaciones, ha pasado por una época, algunas semanas al principio, cuando «no conseguía» sentirse a gusto. Quería hacerlo, pero le agobiaba que su bebé «no se estuviera alimentando bien por donar, que no creciera como debía o que su aportación para el resto de recién nacidos no fuera suficiente». Por suerte, «una conversación» con su marido le hizo «cambiar el chip» y desde entonces se lo ha tomado como «una rutina. Lo importante es no sentirse agobiada y ayuda pensar que lo que para mí son diez minutos para otra familia es muchísimo, es que su bebé tenga más vida».

No es necesario donar una cantidad concreta de leche, ni durante un período determinado, aunque el tiempo máximo son seis meses, si bien desde el servicio solicitan ese compromiso. Además, ante cualquier duda las donantes tienen un seguimiento continuo por parte de las profesionales del banco de leche vasco, que además facilitan todo el material sin coste alguno. Cualquier mujer que lo desee puede contactar con el banco de leche materna de Euskadi a través del correo bancolecheeuskadi@osakidetza.eus o consultar con su pediatra, enfermera o matrona.

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