J.M.
Sábado, 5 de octubre 2024, 07:14
Iñaxi Lasa es una mujer guipuzcoana de 100 años que ha ganado popularidad en redes sociales gracias a sus rutinas de ejercicio que comparte desde Beasáin bajo el nombre ninaiz5. Acompañada por su hijo Iñaki, de 62 años, asiste al gimnasio todos los días, incluyendo los fines de semana, donde entrena durante dos horas cada mañana antes de disfrutar de abundantes ensaladas y dar largos paseos por la naturaleza.
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Una actividad física muy poco habitual a su edad y que Lasa comenzó a llevar a cabo a los 93 años, cuando una cuidadora le regaló un bono para el gimnasio. Desde entonces, asegura que no ha dejado de ir a entrenar, realizando ejercicios de fuerza y utilizando diferentes máquinas como el remo y la bicicleta estática.
Su secreto: el trabajo en el campo, la huerta y los animales, tres aspectos a los que se dedicó durante toda su vida y que ahora está convencida han sido claves para llegar a los 100 años con buena salud.
Toda una vida en la que Iñaxi Lasa ha sido muy feliz, sobre todo cuando se casó y tuvo un hijo. No obstante, en el camino también ha habido obstáculos, a los que ha encontrado respuesta en el deporte y el ejercicio, como un cáncer de mama, fracturas de cadera y la artrosis «con la que se pelea cada día».
En sus publicaciones en TikTok, donde cuenta con más de 113.000 seguidores, la guipuzcoana muestra su destreza con los aparatos y recibe numerosos mensajes de ánimo y admiración. No obstante, ella huye de esa etiqueta de tiktoker a pesar de estar encantada del gran numero de personas que le sigue en redes.
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Sin embargo, esa salud de hierro que parece derrochar no es tal, según señalaba su hijo hace dos años en una entrevista a El Diario Vasco: «Ha tenido muchos problemas, tuvo cáncer de mama, hace dos años se fracturó la cadera, también pilló el Covid y hace cuatro años perdió bastante visión«, explicaba su hijo.
Una situación que levo a esta goierritarra a buscar un cambio en su vida. Se quedó casi ciega y no podía ver la tele ni leer, lo que motivó el nacimiento de estos vídeos, «que son otra forma de gestionar el ocio».
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«Apuntarse al gimnasio también vino derivado de su problema de la vista al no poder entretenerse con la lectura o los programas televisivos. Aunque es un mundo bastante duro y cuesta conseguir seguidores, la gente interacciona mucho y escriben comentarios. Eso a mi madre le anima, le da un subidón y ganas para seguir adelante. La gasolina es la ilusión», expresaba Iñaki hace dos años.
Una actividad que continúa a día de hoy, combinada con una rica dieta y no sin problemas de sueño. Fruta de temporada, nueces, huevos fritos, legumbres y algo de carne que le sirven de energía para sus jornadas de gimnasio y paseos de entre 6.000 y 7.00 pasos por senderos bajo el sol. Un ritmo de vida que incluso a gente mucho más joven harían caer rendido en la cama pero parece no ser suficiente para Iñaxi, que se despierta varias veces durante la noche desde que se acuesta a las 12 de la noche hasta que se levanta hacia las 8 de la mañana.
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