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La diócesis de Donostia cuenta los días para conocer al administrador que sucederá a José Ignacio Munilla hasta que San Sebastián tenga nuevo obispo. ... Un camino largo, que puede durar desde un mes hasta más de dos años y para el que está siendo complicado encontrar candidatos. Con la toma de posesión como responsable de la diócesis de Orihuela este sábado, Munilla rompe con sus responsabilidades en el obispado donostiarra y empieza una nueva etapa en Alicante. ¿Pero cómo se ocupa esa plaza vacante que queda entonces en la capital guipuzcoana?
La primera palabra la tiene el papa Francisco. Está en sus manos elegir una de las propuestas que le ha hecho llegar la nunciatura apostólica de los candidatos que ha considerado más adecuados. No obstante, si Roma no toma ninguna decisión para este fin de semana, la diócesis de San Sebastián deberá reunir a un consejo de consultores formado por seis sacerdotes para elegir al administrador en un plazo máximo de ocho días. «Nos gustaría que fuera Roma quien tome la decisión», dice el vicario general de la diócesis de San Sebastián, Juan Mari Olaetxea, que por si acaso ya ha reservado en la agenda la mañana del próximo martes.
Administrador Lo elige Roma. En caso contrario, es el consejo de consultores quien debe de tomar la decisión.
Obispo Roma decide entre la terna enviada por el nuncio.
En caso de que el papa no resuelva quién será el administrador, serán los seis sacerdotes del consejo quienes debatan al respecto el martes. El lunes volverán de asistir a la toma de posesión de Munilla en Alicante y ya tienen todo preparado para ese escenario, si bien confían en que no llegue ese momento.
Si Roma se decanta por algún candidato, probablemente sea apostólico y no tiene por qué mudarse a San Sebastián para ser administrador. Puede estar fuera y dejar al vicario general que esté al mando en Donostia, que consultaría con él cualquier duda. El administrador sería, al fin y al cabo, el responsable. En caso de que la elección se dé en la capital guipuzcoana, el seleccionado sería un cura diocesano o religioso. «Una elección complicada», admite Olaetxea. Ya han empezado a hablar de posibles opciones, pero todavía no tienen ninguna en claro, asegura el vicario general.
Una vez conocido el adiministrador, todavía queda un largo camino por recorrer hasta que Donostia vuelva a tener obispo. El nuncio, Bernardito Auza, que es la figura del Legado pontificio, debe proponer otro terno (tres candidatos) a Roma. Empieza entonces un proceso del que no se conoce la fecha final. El papa deberá analizar a los tres seleccionados para elegir el que considere más adecuado para sustituir a Munilla, que ha estado doce años en San Sebastián. La nueva elección podría tardar años.
Según el Código de Derecho Canónico, el nuevo obispo debe tener «buena fama», además de ser «insigne por la firmeza de su fe» y contar con «al menos treinta y cinco años» de experiencia y «ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años». Además, debe ser «doctor o al menos licenciado en sagrada escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas».
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