La peluquería Rosa Iñigo, en San Sebastián, ofrece mantas a su clientela para protegerse del frío en el local. iñigo royo
Ahorro energético

«Doy mantas a las clientas para que no se queden frías en la peluquería»

Negocios como el de la peluquera Rosa Iñigo se las ingenian para asumir los gastos energéticos mientras comunidades de vecinos confían en el cambio a la TUR

Lunes, 13 de febrero 2023, 06:32

Mantas para que sus clientas no se enfríen mientras esperan en el tocador. Es lo que se le ocurrió a la peluquera Rosa Iñigo cuando vio que se le disparaba el gasto energético de su negocio. Como ella, negocios particulares, sobre todo sectores que ... por la alta demanda de energía que requieren en su día a día, recurren a todo tipo de hábitos de ahorro para aliviar las facturas de luz y gas. Panaderías, tintorerías, imprentas, peluquerías... han visto disparar sus recibos. Y a grandes males, grandes remedios como el que ha puesto en práctica Rosa en su peluquería de Donostia.

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La montaña de gastos a los que tiene que hacer frente cada mes le ha convertido en una «ingeniera en kilovatios» y «como no puedo tener los calefactores todo el día encendidos, doy mantas a las clientas para que no se queden frías mientras les peino o tiño el pelo». En esta peluquería los secadores y las planchas no paran, a lo que se suma las luces del local, el agua caliente... «Hemos ido adquiriendo pequeños gestos para ahorrar. Por ejemplo decidí recortar el horario 15 minutos por la mañana y otros 15 por la tarde, e hicimos una inversión para cambiar las luces por LED», dice Rosa, que también aprovecha «el agua que sale del grifo hasta que se calienta para fregar o regar las plantas. Puede parecer una tontería pero se ahorra».

Cambio de tarifa

Las comunidades de vecinos que han realizado el cambio a la tarifa regulada cruzan los dedos para que las próximas facturas, que están al llegar, alivien los costes que vienen asumiendo desde que el precio del gas se disparó. A la espera de conocer el importe exacto que deberá asumir cada vecino por el pago de la calefacción, «confiamos en que se reduzca. No será como hace años pero al menos se acercará. Hay comunidades que el año pasado, en los meses de encendido de la calefacción, llegaron a pagar facturas de hasta 12.000 euros al mes cuando hace dos años pagaban 3.000 euros. Sabemos que no vamos a llegar a esos tres mil euros pero al menos si nos acercamos a los 6.000...», confía José Ramón Incinillas, administrador de fincas. Aunque no cuenta con una factura que pueda corroborarlo, ya que «nos aceptaron el cambio a principios de año» y el recibo les llegará «hacia marzo», sí que negociaron el precio del kilovatio, de 0,12 a 0,08, «por lo que el importe seguro que bajará», explica este experto, que considera que «el subidón del precio del gas ha sido desproporcionado».

En mitad de esta montaña rusa, lo que ha constatado es que hay hábitos de ahorro que llegan para quedarse por mucho que la factura adelgace. «Las comunidades se han adaptado a esta situación y han reducido horarios de encendido; había algunas que estaban con la calefacción puesta de 10.00 a 22.00 horas, y han bajado unos grados la temperatura».

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Desde Fincas Donostia exponen que una de las ventajas de pasarse a la tarifa regulada es acabar con la «incertidumbre» que genera estar en el mercado libre. «Antes cada factura estabas esperando una sorpresa y con el cambio, los vecinos están más tranquilos», afirma David Uterga. Si bien parece que el precio del gas se está estabilizando y hay comunidades que son reticentes a hacer el cambio a la TUR, lo que sí está claro es que el escenario de 2022 no volverá a repetirse. Al menos por un tiempo.

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