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No importa cuánto tiempo pasan sin verse. Tampoco si entre tanto se intercambian algún mensaje o llamada o si, por el contrario, no saben ... nada la una de la otra en meses. Cuando se ven, es como si no hubieran pasado las semanas. Se sientan a tomar un café y se ponen al día. Uxue Bereziartua es hernaniarra y tiene 27 años. Manal El Haddri es de origen marroquí, aunque nacida en Almería, y tiene 18 años. Cuando era pequeña, se mudó con su familia a Gipuzkoa y ahora vive en Errenteria. «Apenas nos parecemos entre nosotras, pero hemos creado una relación muy especial», aseguran mientras comparten una mirada cómplice.
Fuera de la cafetería llueve como si no hubiera un mañana y esos aguaceros que no dan tregua les recuerdan el día en el que se conocieron, en septiembre de hace dos años, gracias al proyecto Izeba en el que Uxue se inscribió como 'izeba' o 'tía' para acompañar a un menor tutelado por la Diputación de Gipuzkoa. La joven con la que le emparejaron, que por aquel entonces tenía 16 años, fue Manal. En estos momentos, más de diez menores necesitan una 'tía' o 'tío' que hagan de «referentes y figuras de apoyo», según la diputada de Cuidados y Políticas Sociales, Maite Peña; y la responsable de la fundación Baketik, Kristina Soares, que presentaron ayer una campaña para ampliar el número de familias voluntarias para menores de 8 a 17 años que viven en acogimiento residencial. «Pueden ser migrantes, algunos con necesidades especiales o con discapacidad», dependiendo del caso y la necesidad de cada persona.
La relación entre Uxue y Manal «fluyó» desde el primer momento. Este proyecto, puesto en marcha por el departamento de Cuidados y Política Social de la Diputación de Gipuzkoa y la Fundación Baketik hace catorce años, tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida de los menores tutelados mediante la creación de familias acogedoras de apoyo. Uxue se presentó como una de ellas, después de conocer la iniciativa a través de «una amiga que trabaja en un centro de acogida y varios conocidos que habían sido 'tíos'». Es autónoma y se organizó la agenda para «sacar espacio y crear un vínculo real con la otra persona. La idea inicial era quedar un día por semana, aunque luego todo ha evolucionado de manera natural», explica. Manal mueve la cabeza de arriba a abajo, reafirmando todo lo que dice su 'izeba'.
Aunque ellas ya están fuera del programa porque Manal ha cumplido los 18 años, siguen quedando de vez en cuando. «Una relación como la nuestra no puede terminar por cumplir la mayoría de edad», sostienen. Y no son las únicas. Pese a que el programa está dirigido a menores, cerca de 200 personas que han participado en él y ya han cumplido la mayoría de edad siguen en contacto con sus respectivos 'tíos'. De todas formas, cuando Uxue y Manal se conocieron en 2021 no habrían puesto la mano en el fuego por ello. «Somos muy diferentes, en la calle nunca nos hubiéramos parado a hablar», reconocen.
Lejos de lo que esperaban, han congeniado a la perfección y Uxue se ha convertido en «un gran apoyo» para Manal durante esos últimos años, en los que la joven marroquí ha vivido varios cambios de vivienda –pasó de un piso tutelado a uno de emancipación y recientemente se ha independizado–, además de empezar nuevos estudios que compagina con un trabajo. «Todo un reto que con la ayuda de Uxue ha sido más sencillo», asegura.
Normalmente, quedaban –y lo siguen haciendo– para tomar un café y charlar, como cualquier relación de amigas. «Pero también hemos hecho planes especiales juntas», dicen. Como cuando Manal conoció a la familia de Uxue –«y a su hermana, mi segunda 'tía'», ríe– o asistieron juntas al festival de cultura y música Atlantikaldia de Errenteria. «Fue muy divertido».
Crear ese vínculo emocional es justamente lo que se busca a través del proyecto Izeba, que este 2023 cumple catorce años. A fin de cuentas, es una especie de mentoría social que defiende «el derecho de todos a sentirse acompañados» y tiene como objetivo «facilitar el desarrollo emocional y social de personas en situación de vulnerabilidad», en palabras de la responsable de la fundación Baketik.
En la actualidad hay 415 menores en acogimiento residencial en Gipuzkoa y 349 en familias de acogida. Desde la puesta en marcha del proyecto Izeba, más de 300 familias han participado en el programa y este año se han promovido 87 relaciones entre menores y voluntarios.
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