

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay muchas formas de querer, tantas como se quieran imaginar. Hoy en día ocurre algo similar con las relaciones. Hay muchas y variadas. Parénse a pensar y fíjense en su alrededor. En los últimos años, se ha pasado de la concepción tradicional de una pareja a la posibilidad de que ésta incorpore nuevas personas y se quieran todos juntos. Al menos, aquí en Occidente hace ya tiempo que incorporamos en nuestro vocabulario las palabras 'swingers' o poliamor, que evoca la relación afectiva, sexual e íntima establecida entre tres o más personas con el conocimiento y consentimiento de todos los implicados. Miren a Simone de Beauvoir, una pionera en la materia. Lo cierto es que cada vez más jóvenes construyen otro tipo de relaciones, pero no están «exentan de celos, porque las emociones siguen ahí», reconoce José Ramón Landarroitajauregi Garai, sexólogo, terapeuta y docente que lleva años analizando la evolución de la pareja.
-¿Qué es el amor?
-Los filósofos griegos no tenían una única palabra para definir el amor, sino que usaban varias para definir los diferentes tipos. Lo que entendemos hoy en día por amor es el eros de entonces, el que hace referencia al amor erótico. Los otros amores, fillia (amistad) y ágape (el amor sacrificial y abnegado), se han ido perdiendo.
-¿Es el mismo amor o ha cambiado?
-El amor de hoy en día tiene mucho que ver con las atracciones, los deseos y el enamoramiento. Se aleja del ágape.
-¿Es para toda la vida?
- El amor erótico, que lo que entendemos ahora por amor, descanca sobre bases: la atracción, el deseo y el enamoramiento, el vínculo y el compromiso. De hecho, la atracción puede durar pero también puede no durar. ¿El deseo? Practicamente nunca. ¿El vínculo y el compromiso? Pueden durar pefectamente toda la vida.
-¿El amor y el enamoramiento son lo mismo?
-Tienen relativamente poco que ver. El amor puede ser potente allá donde el enamoramiento se ha marchado o el amor puede ser muy potente allá donde el enamoramiento nunca vino. Esa idea de que el amor siempre surge del enamoramiento no es cierta.
-Pero en nuestra cultura gusta el enamoramiento...
-Sí, amamos el enamoramiento y nos asusta del compromiso. Pero hubo otra época que se amaba el compromiso y poco el enamoramiento. Ahora mismo fascina el enamoramiento porque es la parte más emocionante, más intensa, más irracional y también más peligrosa.
-Peligrosa, ¿por qué?
-Porque una cultura sensata promevería a sus jóvenes que disfruten del enamoramiento pero que no tomen decisiones graves en ese tiempo. Por ejemplo, es un buen consejo decir que si estás enamorado, ni tengas hijos ni firmes hipotecas. ¿Por qué? Porque eso es bueno hacerlo con otras fuerzas que no sean las del enamoramiento. Es como cuando estás borracho que no tienes que hacer determinadas cosas, pero sí disfrutar de la noche.
-¿Está diciendo que el enamoramiento y la borrachera se parecen?
-Sí, guardan similitudes. En el enamoramiento hay una distorsión perceptiva de la realidad, igual que en la borrechera. Las personas enamoramentadas ven una realidad que no existe y el otro al que ven no existe. Un problema al que todos nos tenemos que preparar es que va a haber un momento de decepción porque vamos a ver lo que no veíamos. En el enamoramiento se produce un fenómeno que es terrible: vemos como lunares lo que son los granos y cuando se pasa la magia se cambian nuestros ojos. La realidad estaba ahí, pero no la veíamos.
-¿Todavía en nuestra cultura perdura ese ideal romántico o cada vez menos?
-El romanticismo tiene todavía hoy en día mucho más poderío del que creemos y, sobre todo, en los adolescentes y en las mujeres. Entre los 13 y los 23, entre chicos y chicas, el romanticismo chuta, pero también en mujeres de más de 25 años. Tiene su público. En este sentido, el feminismo hace un cierto trabajo tratando de decir a las chicas 'cuidado con el romanticismo que te la meten doblada'.
-Pero tal vez sea un ideal renovado...
- El romanticismo no va desaparecer aunque pueda cambiar sus caras. El actual no es igual que de antes. Es menos casto. El romanticismo de antes no estaba muy lejos de la castidad y ahora sí. De hecho, el romanticismo puede ser promiscuo. Antes el romanticismo era la espera, el cortejo, el contenerse y ahora más bien aplaude la pasión. Sigue habiendo elementos comunes como el gusto del apasionado, desprecio de la razón... Antes el romanticizmos se podía entender como un cortejo largo y ahora un cortejo intenso dura horas. El elemento del cortejo está en común.
Noticia Relacionada
-¿Las parejas de hoy en día se quieren como antaño?
- Hay cosas que han cambiado mucho y otras que nada. La forma en que la gente se conoce no tiene nada que ver. Hace 100 años se conocían en romerías y eso ya determinaba geograficamente a la gente, porque iban los del pueblo y los que estaban alrededor. Pero ahora puedes conocer a alguien que está a miles de kilómetros. Pero las emociones son las mismas y las frases que diría tu abuela entonces las puedes decir tú hoy en día.
-Ahora están de moda la redes sociales y hacer 'match' en Tinder. ¿Nos relacionamos de otra forma?
-Ya en la II Guerra Mundial ocurrió un fenómeno que fascinó a los que estudían las relaciones. El Gobierno norteamericano animó a mujeres jóvenes a escribir a soldados que estaban en Europa o en el Pacífico para trasmitirles ánimo y ocurrió una cosa muy soprendente y es que miles de chicas que no conocían a los soldados empezaron a escribirse con ellos y muchos se enamoraron y se constituyeron parejas. Nunca había pasado. Ahora pasa algo que guarda similitud con las redes sociales. Y es que los humanos somos capaces de sentir emociones muy intensas en contextos que no son exactamente ciertos, porque una carta o una aplicación no son la realidad, pero las emociones son de verdad.
-¿Qué ha cambiado?
-Una chica buscando amor puede encontrar sexo y un chico buscando sexo puede encontrar amor. No es lo mismo. Eso pasaba y sigue pasando. Lo único que ha cambiado son los tiempo de cortejo. Las mujeres son más reclamantes de cortejo y los que menos sienten que pierden, aunque pierden, son los hombres. Los hombres entienden el cortejo como inversión, pero las mujeres no, para ellas el cortejo ya es beneficio. Y cuando no hay, sienten que están perdiendo algo.
-¿Se dan ahora más relaciones abiertas?
-Ahora mismo la palabra poliamor ha cogido fuerza. Es curioso porque en los años sesenta y setenta los hippies decían amor libre. No es exactamente lo mismo porque el amor libre cuestionaba la pareja y el poliamor cuestiona la monogamia. Pero en cualquier caso son mecanismos de abir la posibilidad de que el encuentro amoroso no sea solo entre dos.
-No son fenomenos nuevos
-No, ya aparecían en el siglo XII como una herejía cristiana. La palabra amor no tenía tanto sentido erótico como ahora. Siempre ha habido alguien que ha planteado algún tipo de cuestionamiento al encuentro de pareja convencional y siempre ha habido críticas, pero ahora hay legitimidad a otras formas de estar.
-¿Son los nuevos modelos una forma de aceptar la infidelidad?
- Es curioso. El problema de la fidelidad es que se plantea desde la prohibición, que puede ser autoimpuesta. Se utiliza la palabra amor libre o abierto porque se pone en entredicho la propia prohibición.
-¿Son más felices los que viven relaciones abiertas?
- En la ingenuidad de creer que una vez que han hablado y convenido cosas ya no van a tener líos, no es así. Las parejas poliamorosas no tienen menos líos que las parejas convencionales porque las emociones siguen estando ahí. Cuando mueves lo que decides, mueves el terreno de lo que es legítimo o no, pero no mueves las emociones.
-Para que una relación sea saludable, ¿qué hace falta?
-La respuesta honesta es que no hay una respuesta. Yo suele explicar a que esto es como una zapatería. Hay mucho tipos de zapatos, modelos y tallas. Al final es que el zapato y el pie se amolden. Hay gente que encuentra un zapato para su pie y que durante un tiempo le va bien, pero luego hay veces que salen callos y el zapato ya no vale. No hay fórmulas tipo: los pies libra busquen zapatos leo. El amor es una cosa muy rara y no el que más sufre es al que le va peor.
-Hay parejas y parejas....
-En general, las parejas que vienen de mundos similares, que tienen la misma cultura, el mismo nivel de estudios, son más homogámicas suelen tener una convivencia más fácil, pero algunas fracasan por la falta de deseo y tensión erótica. Fracasan porque son como amigos que conviven. En el siglo XXI es difícil sentirse dichoso en una relación que son amigos que conviven. Ahora le pedimos al amor que tenga chicha. Y, sin embargo, relaciones que son más conflictivas luego tienen más chicha.Una cosa está clara: la paz le hace bien a la convivencia y le hace mal al deseo. Hay que buscar el equilibrio. El deseo se alimenta de la tensión de la dificultad pero la convivencia va muy bien para la paz y el relajo. Hay parejas más longevas porque tienen un nivel de convivencia menor. Cada vez que hay parejas que no conviven y tienen de ventaja que no tienen desgaste y mantienen la tensión.
-¿Hoy en día hay más separaciones que antes o se producen antes ?
-Sí. La separación no es un fracaso, sino una oportunidad. Ahora, la gente tiene más probabilidades de volver a intentarlo. Separase está menos penado, antes estabas muy estigmatizadas. Antes una mujer no podía escaparse del matrimonio y ahora sí. De hecho, mayoritariamente son las mujeres las que inician los procesos formales auqnue a veces hayan sido los hombres los que han creado las condiciones para que ellas den el paso.
-
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.