La progresiva implantación de vehículos eléctricos e híbridos enchufables está teniendo una consecuencia inesperada ligada a la picaresca, a la que Gipuzkoa no es ajena. Se trata de la actitud de algunos propietarios de no seguir las recomendaciones ni lo que marca la ley y enchufar sus vehículos en el garaje a la red general de la comunidad de vecinos, de modo que la recarga del automóvil sale 'a escote' entre todos los residentes.
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Varios administradores de fincas consultados confirman que en Gipuzkoa, aunque son «casos contados» debido a que el parque de vehículos ecológicos es aún reducido y «los jetas son una minoría», allí donde hay quien trata de aprovecharse «está habiendo problemas serios entre vecinos».
Los abusos se producen a pesar de que la ley es clara a este respecto y no hay margen para la interpretación. Por un lado debe ser el propietario del vehículo el que haga frente al coste de sus recargas mediante la instalación de la infraestructura y/o sistema de seguridad pertinente, y del contador individual, diferenciado del de la comunidad. Por otro, no cabe la excusa de que la mayoría de la comunidad impide que alguien lleve a cabo la instalación.
Porque la norma especifica que para que el propietario de un vehículo eléctrico o híbrido enchufable pueda instalar la infraestructura que necesita, «solo requiere la comunicación previa a la comunidad de propietarios y no conlleva ningún permiso ni votación específica». Es decir, no hace falta el acuerdo de los vecinos, que están obligados a aceptar que se hagan esos trabajos. Basta con avisar de que se van a hacer. Eso sí, el coste corre a cargo del beneficiario, salvo que se decida hacer una instalación general de la que luego cuelguen los enganches individuales.
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Buena parte de los casos se descubren al dispararse de pronto la factura de la luz de la comunidad. «De pronto vimos cómo la factura había subido sin motivo aparente, hasta que descubrimos que uno de los vecinos se había comprado un coche híbrido y lo recargaba, en su garaje cerrado, a cuenta de toda la comunidad. Encima nos decía que 'si solo sale a 3 euros más por vivienda'», explica un afectado que pide mantener su anonimato.
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Polémicas aparte, esta forma de actuar demuestra que no todos los propietarios de híbridos o eléctricos tienen interiorizada la importancia de seguir las recomendaciones de los fabricantes a la hora de mantener sus vehículos.
En síntesis, se pueden dividir los vehículos que necesitan conectarse a la red eléctrica en dos grandes grupos: eléctricos puros e híbridos enchufables. Cada uno de ellos necesita una instalación adaptada al tipo de automóvil y a la capacidad de su batería.
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Como sucede con los vehículos de combustión, cada coche es diferente y las capacidades de las baterías difieren en función de la marca, la gama y el modelo. A modo orientativo, se puede estimar una media de 12 kilovatios/hora (kWh) en un híbrido, 40 kWh en un eléctrico utilitario, y 80 kWh en los eléctricos de gran tamaño y lujo.
La instalación de recarga dependerá de la capacidad del vehículo y la rapidez con que se quiera cargar por completo. Así, un híbrido de 12 kWh tardará seis horas en cargarse con una toma de 2 kilovatios (6x2); o cuatro horas con una de tres (4x3). Un eléctrico puro de 40 kWh necesitará 10 horas con una instalación de 4 kW (10x4), o le bastará con cinco horas con una de 8 (5x8). Los cargadores públicos de carga rápida oscilan entre 22 y 50 kW, aunque los hay ultrarrápidos de más de 250 kW.
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La venta de coches híbridos y eléctricos continúa aumentando en Gipuzkoa a ritmos de entre el 25% y el 30% anual, pero siguen representando una minoría del parque. Según datos de la patronal guipuzcoana de automoción (Aega), al cierre de 2022 había matriculados en el territorio 1.936 híbridos enchufables y 936 eléctricos puros. Cifras que representan menos del 1% del total de vehículos activos (0,87%). Ello no evita que la tendencia sea alcista y que, en paralelo, también esté aumentando la cantidad de puntos de recarga, tanto particulares como públicos o de empresas.
Iberdrola, la principal suministradora de energía eléctrica para vehículos en Euskadi, tiene desplegados ya en la comunidad autónoma 301 puntos de carga públicos (222 lentos o semirrápidos de hasta 22 kW; 62 rápidos de hasta 50 kW; y 17 ultrarrápidos de más de 100 kW). A estos hay que sumar otros 358 en empresas y más de 1.200 domésticos privados. En total, cerca de 2.000. A estos hay que sumar los de otros operadores como Ibil, que permite recargas en estaciones de servicio de Repsol, entre otros emplazamientos.
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