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Los sanitarios claman por sus vacunas
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Los trabajadores del hospital con menos vacunados sacan a la calle su malestar por la gestión de Osakidetza, que califican de «desastrosa»Era un secreto a voces que la propia Osakidetza reconoció la semana pasada. El ritmo de vacunación entre los profesionales sanitarios de la red pública vasca está siendo muy desigual entre las distintas áreas. Mientras en algunos hospitales y comarcas ya ha recibido la ... primera dosis una mayoría del personal, incluidos quienes no atienden a pacientes Covid e incluso personas en excedencia, de baja o prejubiladas que hace tiempo no pisan un centro de salud, en otras apenas la han obtenido unos pocos. Y lo han hecho «de rebote», debido a que algunos de los beneficiarios que estaban planificados no habían acudido a la cita o no habían podido ser vacunados.
Es el caso de la OSI (Organización Sanitaria Integrada) Bidasoa. Según los datos del martes pasado, en esta demarcación apenas habían recibido la primera toma aquel día 10 sanitarios, frente a los 2.103 de Donostialdea.
La situación se ha corregido algo en los últimos días. Según cálculos de los sindicatos, hasta ayer se habrían vacunado «unos 70 trabajadores, de los cerca de 900 que componen la OSI». Aún así, un porcentaje «muy inferior al de otras comarcas». Una «discriminación» que ha acabado con la paciencia de los trabajadores de esta organización, que comprende el ambulatorio de Hondarribia, los dos de Irun y el Hospital del Bidasoa, donde hay ingresados una treintena de enfermos Covid en la planta habilitada para estos pacientes.
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Para hacer patente su malestar, el personal del hospital salió ayer al mediodía a las puertas del centro a denunciar lo que consideran una política de vacunación «desastrosa» por parte del Departamento de Salud del Gobierno Vasco. Los trabajadores de este centro han suscrito un manifiesto dirigido a la dirección general de Osakidetza en el que califican de «grave» la «irregular» distribución de escudos virales entre los diferentes centros del sistema público vasco. Advierten de que la «falta de equidad» y «desprotección» que padecen les expone a «un mayor riesgo a todas luces innecesario y evitable», y piden en este sentido que si no es posible que el personal de primera línea de este centro reciba una «vacunación preferente» en los próximos días, «la valoración y tratamiento de los pacientes Covid se realice en centros con personal protegido».
Se trata de la primera movilización de trabajadores de Osakidetza desde que comenzó el proceso de vacunación, que esta semana seguirá tras recibir 16.380 dosis de Pfizer y 2.200 de Moderna. Algo más de medio centenar de sanitarios se concentraron portando letreros en los que se leían, en euskera y castellano, frases como '¿Para cuándo mi vacuna?' o 'No soy cura ni alcalde'.
Entre ellos Iasone Benavente, internista; Mariaje Asensio, anestesista; y Juan Antonio Miguel, neumólogo. Los tres en primera línea Covid. Juan Antonio fue de los primeros entre sus compañeros en recibir la vacuna. Lo hizo la semana pasada «porque sobraban algunas dosis y estaba por aquí en ese momento».
Iasone recibió el pinchazo el viernes, pero denuncia que «fue avisada el día anterior a última hora», lo que en su opinión «demuestra la falta de previsión» que rodea la vacunación de los sanitarios. Desconoce si su dosis estaba programada o, como en el caso de su compañero, «se debe a que sobraba alguna». Y es que junto al «desigual» trato que sienten respecto a otras OSIs, denuncian la «falta de información» que sufren. «No sabemos cuántos compañeros están vacunados, si hay previsto que lleguen nuevas dosis mañana (por hoy) o el miércoles... es todo un sinsentido», lamentan.
Peor lo lleva Mariaje. Aún no se ha vacunado, a pesar de ser anestesista, lo que implica que se encarga de realizar «la maniobra médica más expuesta al contagio», como es la intubación de los enfermos críticos que son derivados al Hospital Donostia. Explica que esa tarea es «el momento de mayor liberación de aerosoles por parte de los pacientes». Sus compañeros corroboran esta afirmación e insisten en el «desconcierto» que les supone comprobar el orden de preferencia que se está siguiendo. Recuerdan en este punto a sus compañeros de Emergencias, que no empezaron a ser vacunados hasta el miércoles pasado. El desconcierto se convierte en indignación cuando recuerdan que «han sido vacunados gerentes de hospital, religiosos y hasta mensajeros o distribuidores de 'vending'».
El sindicato de enfermería Satse denuncia que el «descontrol» en el proceso de vacunación obedece a «dos motivos principales: el adelanto de la campaña, que parece haber pillado a Osakidetza descolocada, y la absurda carrera entre comunidades autónomas por ver quién pone más rápido las vacunas». Elementos que han propiciado, para este sindicato, que al Gobierno Vasco «se le haya ido esto de las manos».
Otro sindicato, ESK, consideró ayer que «todo lo acontecido» en relación a la vacunación es «motivo más que suficiente para exigir que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, dimita».
El Consejo de Ministros prevé aprobar hoy que el Covid-19 sea considerado como enfermedad profesional en los profesionales sanitarios contagiados. El 22 de diciembre, la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una proposición no de ley por la que se instó al Gobierno a considerar enfermedad profesional, en vez de contingencia profesional derivada de accidente de trabajo, la baja laboral de los profesionales sanitarios contagiados por Covid-19 durante el ejercicio de su trabajo. La diferencia entre enfermedad profesional y contingencia profesional derivada de accidente de trabajo radica en que la enfermedad profesional tiene cobertura durante toda la vida del trabajador. Sin embargo, si se trata de contingencia solo tendrá una cobertura durante los cinco años posteriores al contagio.
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