La muerte de Jokin Perona ha causado una profunda conmoción en la pequeña localidad zamorana de Peleas de Abajo, donde el diputado de Hacienda de Gipuzkoa era conocido por casi todos los habitantes del pueblo, así como por quienes, como él, lo visitan solo ... en verano. No es de extrañar. Peleas de Abajo es un municipio de escasos 270 habitantes que en temporada estival triplica su población, principalmente por la llegada de familias que, como la de la mujer de Perona, acuden a descansar a sus lugares de origen. Aquí todos se conocen.
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Especialmente los Garrote, apellido de la esposa de Perona, cuya estirpe sigue presente en la localidad, al tiempo que parte de la familia emigró hace años pero regresa al pueblo cada verano. El 'yerno de José' era reconocido como una persona «amable, educada y discreta». Tan discreta que nadie en la localidad sabía que se dedicaba a la política. «Pensábamos que trabajaba en un banco», coinciden varios vecinos aún sobresaltados por la tragedia mientras juegan a cartas en el bar del pueblo. Efectivamente, Perona trabajó en Kutxabank hasta que fue fichado como director de Hacienda en 2015, antes de convertirse en el diputado foral del ramo en 2020.
Ni siquiera conocía su vertiente política el alcalde, Félix Roncero, todavía descolocado a mediodía de este miércoles por la repercusión del suceso, la relevancia pública del fallecido y la presencia en el pueblo de prensa guipuzcoana. Y eso que Roncero forma parte de la familia. Es primo del suegro de Perona.
Confirma que «en verano se junta en el pueblo mucha parte de la familia. Jokin viene todos los agostos, y creo que esta vez llegaron el domingo. Era un hombre tranquilo, que aprovechaba el verano para hacer deporte. Salía a correr todos los días hacia las 7 de la mañana, y ahora con el hijo mayor también salía con la bici, como el fatídico martes». «Tenía buena relación con todo el mundo, pero tampoco sabíamos mucho de su vida privada porque era discreto y pasaba mucho tiempo con la familia, supongo que aprovechando la disponibilidad de tiempo que no tendría el resto del año. Además de con la suya propia y sus suegros, tienen unos primos que viven al lado y es habitual que se junten todos para cenar», explica.
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