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Apenas 4 kilómetros separan Anoeta de Tolosa por carretera. Muchos jóvenes la recorren caminando cuando vuelven de fiesta de madrugada. El violador en serie lo sabía. Aprovechando las fiestas de Irura, en septiembre de 2012 asaltó a una mujer, que consiguió zafarse de él a ... golpes. Todo ese año estuvo estudiando cómo perfeccionar su método para que no volviera pasar. En septiembre de 2013 volvió al mismo lugar y utilizó cloroformo para dormir a una joven, a la que sí consiguió violar.
En el primer caso la víctima volvía caminando cuando un hombre le asaltó y le pegó un puñetazo en la cara, para después empotrarla contra un árbol para tratar de agredirla sexualmente. No obstante, la joven se resistió, le arañó en la cara y en la cabeza y el hombre abandonó el lugar en un coche, después de robarle la cartera. Según los ertzainas que le atendieron, la víctima relató que el hombre «no era muy corpulento» y llevaba una sudadera gris con la capucha puesta.
Solo unos meses antes había asaltado a otra mujer con un spray pimienta en Andoain pero tampoco consiguió penetrarla al decirle la joven que tenía sida. Los investigadores aseguran que «buscó la forma de perfeccionar, de mejorar su forma de actuar». En su ordenador, entre diciembre de 2012 y agosto de 2013 encontraron búsquedas sobre cómo utilizar cloroformo y cómo dormir a una persona de forma rápida. En septiembre volvió a la misma carretera y asaltó a otra joven que volvía a casa andando desde las fiestas de Irura. Según relató la víctima a la Ertzaintza, un varón salió a la carretera y la buscó hasta que le puso un pañuelo en la boca que tenía un fuerte olor y la arrastró hacia la zona del río. La mujer perdió el conocimiento y el agresor la violó. Al despertar no recordaba lo que había pasado.
Juicio al violador en serie
Aiende S. Jiménez
No era la primera vez que repetía lugar. Los agentes que le investigaron durante años han definido durante el juicio un modus operandi marcado que fue evolucionado «desgraciadamente a mejor, con mayor confianza y un resultado es mucho más lesivo». Así, siempre atacaba los domingos de madrugada, salvo dos ocasiones que lo hizo en Año Nuevo en Lasarte-Oria. Empezó con el spray pimienta, con una actitud «brusca», que no siempre le garantizaba consumar la agresión. Por ello cambió, «descubrió el cloroformo y dejó de arriesgar tanto». También dejó de hablar, para evitar que identificaran su acento.
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