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Aiende S. Jiménez, Aitor Ansa, Lara Ochoa y Antton Iparraguirre
San Sebastián
Sábado, 10 de febrero 2024, 01:00
La mayoría estaba durmiendo en sus camarotes. Eran las 8.00 de la mañana en el pesquero 'María Reina Madre' y querían estirar el ... sueño media hora más, porque ayer no era día de faena. Navegaban frente a la costa guipuzcoana, cuando los gritos del patrón les despertaron. «¡Hay una vía, está entrando agua y hay que salir!». Con lo puesto, algunos de ellos descalzos, salieron corriendo. El agua, que estaba entrando por una vía en la zona de máquinas, había alcanzado algunos camarotes y el barco comenzaba a escorarse. Intentaron solucionarlo, pero tan pronto vieron que resultaba inútil alertaron a Salvamento Marítimo.
Los trece tripulantes saltaron al bote salvavidas para esperar el rescate. El patrón se quedó a bordo hasta que llegaron las emergencias, con la esperanza de poder salvar su buque, pero tuvo que desistir. Seis horas después, a las 14.30, el navío se fue a pique. Los 14 marineros, sanos y salvos, fueron trasladados al Puerto de Pasaia, donde, con el susto en el cuerpo, conscientes de lo cerca que habían estado de la tragedia, repusieron fuerzas. Casi al mismo tiempo que su barco se hundía en el mar, se montaban en unos taxis que les llevaron de vuelta a Galicia, de donde habían partido y donde son la mayoría de ellos.
Llegaron a la dársena de Pasaia sobre las 11.45 de la mañana, a bordo del buque 'Salvamar Orion', de Salvamento Marítimo. Cansados pero en buen estado, fueron atendidos por miembros de la Cruz Roja. Entre ellos Jesús, un marinero con 35 años de trayectoria que ayer vivió su primer naufragio, «y espero que sea el último», decía fumando un cigarro con el que pretendía calmar los nervios. Coruñés, de Santa Eugenia de Ribeira, contaba que el agua empezó a entrar rápido y «nos asustamos». Él estaba durmiendo cuando le despertaron, pero asegura que «reaccionaron rápido» y pronto se trasladaron al bote salvavidas. Una reacción que les ha salvado la vida, tal y como reconoce el patrón del 'Salvamar Orion', que les rescató en alta mar. «Se han librado de una buena porque lo han hecho muy bien», les felicitaba Óliver Peñil.
Rescatados los tripulantes de un pesquero semihundido a 9 millas de PasaiaVer 25 fotos
El aviso llegó a las 8.57 a la base de Salvamento Marítimo en Bilbao. Por la noche el 'María Reina Madre', merlucero con bandera francesa pero con base en Galicia, había salido del puerto de Burela, en Lugo, a las 00.30. Primero debían pasar por Pasaia, para someterse a una revisión, y después iban a faenar en la costa francesa durante un par de semanas. Cuando navegaban frente a Gipuzkoa, a 9 millas de la costa, detectaron una entrada de agua en la zona de máquinas. Por el momento se desconoce qué pudo causarla, aunque no creen que fuera por un impacto.
«Estaba dormido y me ha despertado el patrón. Cuando he puesto los pies en el suelo ya había agua en el camarote. Y así, descalzo, a correr al bote», relataba un veterano marinero. «Hemos bajado a las máquinas pero el agua estaba ya hasta arriba, y había que tener cuidado por si daba un calambrazo con la corriente». A las 9.12 los 13 tripulantes ya estaban a bordo de la lancha salvavidas, aunque el patrón se quedó en el pesquero. «Intentó controlar la vía de agua pero era imposible». Minutos después, a las 9.35, el 'Salvamar Orion' llegaba a su rescate. Al lugar también se trasladaron el helicóptero Helimer 211, con base en Gijón, así como la lancha Río Sella de la Guardia Civil. Por precaución, también se dio aviso al pesquero 'Castillo Anaiak', que estaba cerca.
Con todos a bordo, incluido el patrón, pusieron rumbo a Pasaia, donde llegaron poco antes del mediodía. Algunos de ellos vestían trajes de agua. «Son para el frío y para flotar. No había tiempo para ponerse el calzado, así que no los hemos puesto en el bote salvavidas», explicaban los marineros, que fueron atendidos por miembros de la Cruz Roja. «No les hemos puesto ni una tirita», señalaba Óscar Padura, responsable de la Cruz Roja en el Puerto de Pasaia. «Nuestro trabajo ha sido acompañarles en este momento tan duro, estar pendientes de ellos. Les hemos dado bebidas, comida y ropa, porque algunos necesitaban calzado. Dos de ellos venían con frío, pero no hipotermia, nada que no se haya solucionado con unas mantas y café caliente. Ha sido una muy mala experiencia, pero están contentos porque han sobrevivido todos», explicaba.
Un tanto abrumados por la expectación generada por su rescate, los marineros pasaron el tiempo conversando, fumando y tomando café y refrescos. «Los que hemos vivido algo así por primera vez solo podemos pensar en lo que podría haber pasado...», decía Jesús, que apenas llevaba cinco meses faenando en el pesquero gallego. A su lado dos compañeros, un marinero y el cocinero del barco, que ya tenían un naufragio a sus espaldas. «Fue en 1998», decía uno, «yo estaba en 'El Vikingo', el que se hundió en Bermeo hace unos años», decía el otro. «No hay dos sin tres», se atrevían a bromear sus compañeros, a pesar de las circunstancias. Un humor que servía de bálsamo en un día con mucha tensión, también en sus familias, «han visto en la televisión gallega y en los periódicos que el barco se estaba hundiendo y estaban muy preocupados».
El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, recibió a la tripulación en el puerto pasaitarra y destacó que el rescate se había producido en «tiempo récord. Dentro de lo que cabe estamos aliviados porque se ha rescatado a todos los tripulantes con vida e ilesos», valoraba Itxaso. Con los marineros ya en tierra, la prioridad para los responsables del pesquero y la Capitanía del Puerto de Pasaia era decidir qué hacer con el barco, que permanecía semihundido a 9 millas de allí. A las 13.00, el patrón del navío volvió a subirse al 'Salvamar Orion' para dirigirse al lugar del accidente, acompañados de una remolcadora. El objetivo era recuperar su flotabilidad para después remolcarlo hasta el puerto. Pero al llegar vieron que era «inviable».
La vía de agua era incontrolable y había colapsado ya casi la mitad del barco, que estaba ya un 45% escorado. «Con ese porcentaje se va a pique», explicaba el patrón Oliver Peñil. Allí fueron testigos de cómo en cuestión de minutos el 'María Reina Madre' se hundía a 150 metros de profundidad. Eran las 14.30. Tras desaparecer el último rastro de la proa entre las olas, los miembros de Salvamento Marítimo permanecieron en el lugar, para comprobar que no quedasen restos de vertidos a consecuencia del naufragio. «No había contaminación y por suerte se ha ido casi todo junto con el barco para el fondo del mar. Solo han quedado flotando unas boyas, chalecos y un arcón de comida, que hemos recogido para limpiar la zona», señaló Peñil.
Minutos antes en Pasaia los tripulantes se preparaban para partir hacia Galicia, aunque antes les facilitaron unos bocadillos que devoraron con ganas, «porque desde que cenaron a las ocho antes de salir de Burela no habían comido nada». Sobre las 14.30 de la tarde abandonaron Pasaia en unos taxis rumbo a casa, no sin antes dar las gracias a todos los que les habían atendido en puerto. «Me quedan tres años para cobrar la jubilación, ¡a ver si son tranquilos!», pedía uno de los marineros mientras se despedía con la mano desde la ventanilla de uno de los coches. Mientras tanto, en alta mar, el 'María Reina Madre' luchaba contra lo imposible, hasta perecer.
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