La hija de un preso de ETA pide perdón a Sara Buesa: «Jamás debió ocurrir»

Sara, una de las dos hijas del dirigente socialista agradece el gesto. «Tus palabras sirven y mucho», le asegura tras el doble ataque perpetrado a la memoria de Fernando Buesa ya que horas antes del sabotaje en el cementerio de Vitoria también había sido vandalizado el monolito que recuerda a su padre y al escolta que le protegía, el ertzaina Jorge Díez Elorza, que fueron asesinados por ETA el 22 de febrero de 2000.

Asegura a la hija del preso, con otro mensaje en la misma red social, que sus palabras «son una grieta por la que se abre paso la luz y un rayo de esperanza en medio de la desazón». «Me reconforta que en el entorno de quienes han formado parte de ETA pueda haber personas como tú, capaces de poner por delante la humanidad que compartimos», expresa.

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Este gesto de la hija de un recluso de la banda terrorista ha emocionado entre los usuarios de la red social que no han dejar pasar la ocasión para escribir mensajes de agradecimiento en los que se puede leer: «Con personas como tú si es posible la convivencia. Hay que ser muy valiente para expresar por escrito las palabras que has dicho. Un fuerte y cariñoso abrazo, gracias». Otros mensajes de la citada red social se congratulan de que «hay esperanza» o dan las gracias «a las personas que amáis la convivencia, a las personas que piden perdón y a las que perdonan, a las que rechazan el odio y la violencia, a las que condenan el odio y la violencia. El mundo es mejor con vosotras».

La familia de Fernando Buesa se mostró muy «triste y desolada» a raíz de los dos ataques sufridos en tan solo 48 horas contra la memoria del político socialista asesinado por ETA. Sara Buesa, hija del exvicelehendakari y dirigente del PSE, reconoció el pasado viernes que «este nuevo ataque a la tumba me ha golpeado muy adentro». En un emotivo mensaje en redes, Sara Buesa compartió su sentir tras unos hechos que han causado una gran indignación: «Respiro mi dolor y me repito: que el hielo no penetre en mi corazón, que nunca deje de sentir ni pierda la sensibilidad ante el dolor ajeno. Seguiré cultivando semillas de amor y compasión frente al odio y la barbarie», escribió.