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Miguel Villameriel
Domingo, 23 de febrero 2020, 07:49
Iñigo Urkullu, un dirigente acostumbrado a tenerlo todo bajo control, vive estos días sus momentos «más dolorosos» como lehendakari al hacer frente a «un desastre sobrevenido» que aún está lejos de solucionarse, el derrumbe del vertedero de Zaldibar. Asegura que no ha existido «riesgo inminente» ... para la población, pero le quita el sueño no haber podido recuperar aún los cuerpos de los dos trabajadores desaparecidos, dos semanas después del accidente. Cuando se empiece a solucionar lo urgente, Urkullu impulsará una auditoría «exhaustiva» para analizar por qué han fallado los mecanismos de control.
-¿El derrumbe del vertedero de Zaldibar ha llegado en el momento más inoportuno para su Gobierno, a las puertas de unas elecciones autonómicas?
-No me he parado ni un minuto a pensar en la coincidencia de los tiempos. El accidente de Zaldibar ha sido excepcional e imprevisible en función de los datos de que disponíamos, pero se ha convertido en una tragedia y un desastre. Trato de afrontar de la mejor manera posible la situación según viene, sin dejarme llevar por lo que me pudiera afectar en lo personal.
-¿La crisis de Zaldibar está lejos de ser encauzada?
-Se mantiene la realidad dramática de dos personas que siguen desaparecidas, por lo que solo entenderé que empieza a estar encauzada cuando se recuperen sus cuerpos. Por lo demás, estamos trabajando en la atención a la posible incidencia para la población en general, en la garantía de seguridad para las personas que están sobre el terreno y en la restitución de la estabilidad de la ladera.
-¿El rescate de los cuerpos de los dos trabajadores es ahora mismo su gran preocupación?
-Sí. Hay dos familias que necesitan poder hacer el duelo como es debido y eso es algo que, realmente, me quita el sueño.
-¿Es el momento más duro que ha vivido como lehendakari?
-Sí es el momento más doloroso, porque no puedo olvidarme del dolor que sufren esas familias. Tenemos que seguir buscando a los desaparecidos.
-¿El Gobierno Vasco puede garantizar que actualmente no existe ningún riesgo de salud pública en torno al vertedero?
-Toda la gestión que está desarrollando el Gobierno se basa en la opinión de los técnicos y expertos, tanto en el rescate de los desaparecidos como en las medidas que hay que adoptar para la afección a la población en general, con especial atención al entorno más próximo. Puede que la medida preventiva que tomamos hace una semana tras las mediciones que se hicieron en el aire fuera excesiva, pero preferimos hacer un ejercicio de responsabilidad, incluso aunque pudiera interpretarse como alarmismo. En general, podemos decir que la calidad de vida de las personas no ha sufrido ninguna merma, porque no ha habido un riesgo inminente para la población, que solo se produciría con una exposición prolongada durante años. A medida que los fuegos se vayan sofocando, la incidencia caerá drásticamente y, por lo tanto, la calidad del aire y la del agua, que tampoco han estado en cuestión, indicarán que no hay riesgo para la población.
-¿Los incendios aislados que se han producido en los últimos días no son preocupantes?
-Entran dentro de lo previsible. Los expertos nos han avanzado que este tipo de focos se podrían prolongar en el tiempo, pero estamos alerta para sofocarlos en cuestión de horas.
-A la vista de las primeras investigaciones, ¿el colapso del vertedero fue «impredecible», como ha afirmado, o había indicios de que algo podía fallar?
-El consejero de Medio Ambiente (Iñaki Arriola) explicó ante la Diputación Permanente que el último informe realizado al vertedero había constatado 23 deficiencias que no eran graves y, además, el informe de la empresa que analizó la estabilidad del terreno concluía que no había riesgo para la estabilidad. Estos son los datos que teníamos en el Gobierno. Ahora estamos gestionando el presente, que es la prioridad, pero llegará el momento de analizar el pasado.
-¿Cómo lo harán?
-Tendremos que analizar debidamente, con una auditoria exhaustiva, todo lo que ha sucedido: las causas y las consecuencias. Parece evidente que los mecanismos de control han sido insuficientes. No digo los de quién, pero hay que analizar si los mecanismos de control de la empresa propietaria del vertedero han sido suficientes y si la información ha sido real y cabal. También habrá que valorar si los mecanismos de control que fija la legislación vigente son suficientes o deben modificarse, así como si el control de la propia Administración ha sido suficiente con la información de la que disponíamos, y si hay que corregirlo o no. Seremos autoexigentes.
-En su comparecencia en el Parlamento, pidió disculpas por los «errores» cometidos, aunque la oposición le acusó de no concretar cuáles eran. ¿En qué ha fallado el Gobierno Vasco?
-En mi comparecencia hice autocrítica y la concreté, aunque no entrara al detalle. Reconocí errores en el plano emocional o de cercanía con los familiares de las personas desaparecidas; por mi presencia o no en el lugar de los hechos desde el primer momento; también en relación a la comunicación que hemos ofrecido desde el Gobierno. No hemos estado acertados a la hora de ofrecer una información que abarcara la realidad en su conjunto.
-¿El Gobierno ha podido cometer errores más graves que esos?
-Como Gobierno hemos funcionado de una forma coordinada desde el primer momento. El mismo día del accidente, activamos una mesa de crisis que derivó en una mesa interinstitucional y que, además, fue implicando a diferentes departamentos: primero Seguridad, luego Medio Ambiente y Salud, después Gobernanza Pública e incluso Hacienda, para el control de los gastos y la activación de posibles fondos.
-Han asegurado que la actuación del Gobierno Vasco es «subsidiaria», ya que la responsable última sería la empresa propietaria del vertedero, a la que ya han denunciado ante la Fiscalía. ¿Pero será inevitable que parte del gasto repercuta en las arcas públicas?
-La empresa propietaria del vertedero tiene depositado un aval de 1,1 millones de euros, y el Departamento de Hacienda está haciendo una revisión de todos los gastos que se están produciendo para atender a esta emergencia. A pesar de que el accidente se ha producido en una empresa privada, que tendrá unos recursos, es evidente que corresponderá a la Administración Pública dar respuesta a las necesidades urgentes y a las no urgentes.
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-La oposición le acusa de haber estado «desaparecido» en los primeros días de la crisis.
-He estado desde el minuto uno al tanto y al frente de la coordinación. Soy autocrítico en que pude hacer una interpretación demasiado racional frente a la emotividad de la situación, pero porque no quería caer en escenificaciones y provocar agravios comparativos con otros accidentes a los que no acudí. Hay que recordar que partimos de un accidente laboral que afectaba a una empresa privada. Quizá me faltó la capacidad de ver que el impacto de este desastre trascendía de una empresa privada.
-¿Considera que ha hecho una autocrítica suficiente?
-Yo he hecho autocrítica por la gestión de las emociones, fallé el día en el que comparecí ante los medios para anunciar el adelanto electoral y no empecé mi intervención con una referencia a Zaldibar y al drama que estaban viviendo dos familias. Aquellos primeros días, pensé que debía acudir al encuentro con los familiares cuando tuviera información relevante que ofrecerles. Lo fácil para mí habría sido ir al día siguiente y decirles lo que más les pudiera tranquilizar, pero si a las pocas horas los geólogos nos dicen que hay que paralizar las labores de búsqueda por la inestabilidad del terreno... Podrían haber interpretado que el lehendakari les había engañado. Les he acompañado en el dolor que sienten de la manera más sincera posible, pero tratando de ofrecerles certezas.
-Si el día que anunció el adelanto electoral llega a intuir la dimensión de la crisis de Zaldibar, ¿se habría planteado prolongar la legislatura?
-No, en absoluto. Mantuve la decisión porque tenía clara la conveniencia de que la legislatura finalizase. Visto a toro pasado, podía haberme presentado en Zaldibar los primeros días y hacer un acto de escenificación para volcar toda la crítica sobre la empresa propietaria para buscar réditos electorales particulares, pero no lo hice. Por contra, podría haber interpretado que esta tragedia nos iba a traer problemas y que era mejor dejar pasar el tiempo, pero tampoco lo hice.
-¿Este derrumbe debe llevar a repensar todo el modelo de vertederos de Euskadi?
-Habría que impulsar una reflexión, ajena al debate político y con una mirada de largo alcance, sobre el peso de la industria en la economía vasca, que supone más del 24% del PIB, y cómo lo hacemos compatible con la economía circular y la sostenibilidad.
-Los vertederos que gestionan materiales peligrosos, ¿no estarían mejor en manos públicas?
-Es uno de los elementos a tener en cuenta dentro de esa reflexión general. Es pertinente la reflexión sobre si los mecanismos de control son más garantistas en función de si está gestionado públicamente, sobre todo en cuanto a la asunción de responsabilidades.
-¿Le preocupa la mala imagen que Euskadi ha podido trasladar al exterior con este accidente?
-Creo que desgracias de esta naturaleza no afectan a la imagen de un país, porque son hechos sobrevenidos. Otra cosa es si esos hechos se gestionan debidamente, y creo que no se puede hablar de mala gestión si se compara con otras catástrofes similares.
-¿Esta crisis emborrona en parte su gestión en el tramo final de la legislatura?
-No me preocupa nada lo que me pueda afectar personalmente.
-¿Supera por mucho a la crisis política que se desató por la OPE de Osakidetza, que le costó la dimisión al consejero Jon Darpón?
-No tiene nada que ver, ni política ni humanamente. Hay cuestiones que tienen solución y en las que se están aplicando medidas correctoras por parte de la Administración, como es el caso de Osakidetza, pero esto es otra cosa.
-En otras circunstancias, sin unas elecciones a la vista, ¿esta crisis podría haber provocado dimisiones en el Gobierno Vasco?
-Lo importante en este momento es atender lo urgente, esa es mi preocupación. Tendremos elecciones dentro de 40 días y la ciudadanía decidirá, ahora nos tenemos que centrar en lo urgente. Aunque a medio plazo habrá que analizar las responsabilidades en función de si los datos de los que se disponía eran suficientes o si se ha actuado correctamente en función de esa información.
-¿La coalición con el PSE sale debilitada de esta crisis?
-La relación entre el PNV y el PSE en el Gobierno no se ha visto afectada en ningún momento, hemos funcionado de manera unívoca.
-¿Su intención es repetir coalición con los socialistas si los resultados se lo permiten?
-Como bien dice, será en función de los resultados... Esperemos a la noche del 5 de abril para hacer un análisis. Aunque, siendo conscientes de que ningún partido tendrá mayoría absoluta, la cuestión es sobre qué fundamentos se establece una coalición. Creo que la entente de PNV y PSE ha funcionado bien en esta legislatura; la convivencia no ha generado ningún problema; es una realidad que existe en otros ámbitos institucionales; y la relación entiende la sociedad vasca en base a su pluralidad. Pero esperaré a los resultados del 5 de abril, si es que a mí me corresponde tomar la iniciativa de formar gobierno.
-Todas las encuestas le dan como claro favorito...
-No me gusta interpretar las encuestas, me muevo más por las tendencias que indican. Yo creo en una manera de hacer política que es la que intento llevar a la práctica y que voy a mantener.
-¿Esta legislatura ha tenido más luces que sombras?
-Sí, sin duda. El balance de la legislatura es muy positivo.
Iñigo Urkullu reconoce que le incomoda cuando los partidos de la oposición personalizan en él las críticas a la gestión del Gobierno Vasco «porque yo suelo procurar no personalizar y dirigir la crítica a los planteamientos políticos o las instituciones», pero añade que ya lo tiene «asumido», y más en un contexto preelectoral. También dice ser «consciente» de que «el PNV tiene una larga trayectoria de liderazgo institucional que provoca que desbancarle sea un objetivo de otros partidos», aunque no prevé que «a corto o medio plazo» pueda cuajar una alternativa de izquierdas en Euskadi que aparte del PNV.
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