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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, prepara un guiño al PNV para intentar atar los votos de los diputados del grupo vasco en el segundo intento de investidura. Y como el retraso en la ejecución del Tren de Alta Velocidad (TAV) ... es uno de los asuntos que mayor fricción está provocando durante los últimos meses entre los gobiernos central y vasco, el gesto va por ahí. Sánchez sopesa durante los últimos días ceder al Gabinete Urkullu parte de las obras del TAV que quedan pendientes para acelerar las labores. O, al menos, para que no se produzcan más demoras. Sánchez pondrá la propuesta sobre la mesa durante la reunión que va a mantener con Andoni Ortuzar, en un encuentro que aún no tiene fecha.
Los mensajes del Gobierno Vasco y del PNV respecto a la 'Y' vasca son reiterados desde junio. Y van elevando su intensidad. La inestabilidad en Madrid amenaza con ralentizar más aún un proyecto que la Administración autonómica considera «prioritario» y «estratégico». La última fecha pactada con el Ministerio de Fomento para que el tren entre en funcionamiento se acerca -2023-, pero el discurrir de los acontecimientos durante los últimos meses ha disparado todas las alarmas en Lakua. Cumplir los plazos empieza a ser una utopía y el PNV ha puesto en marcha su maquinaria a todos los niveles.
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La primera andanada la soltó el viceconsejero vasco de transportes, Antonio Aiz, en junio durante un congreso en el que también participaban altos cargos del Gobierno central. Denunció el «alarmante» retraso de las obras, especialmente las de las estaciones de Bilbao y Vitoria, y la «discriminación» que sufrían las obras de la 'Y' vasca respecto a otros lugares de España. En Lakua no entienden que el TAV lleve más de 13 años en obras mientras la alta velocidad ha ido llegando a ciudades como Palencia, León y Zamora.
La segunda carga de profundidad llegó en julio. Con la sesión de investidura en el horizonte, el portavoz del PNV en el Congreso reclamó a Pedro Sánchez un mayor compromiso con las obras. «Decepcionante» fue el adjetivo que utilizó aquel día Aitor Esteban para calificar la labor del Gobierno socialista con el TAV.
La guinda la puso el lehendakari la víspera de la sesión de investidura. Visitó las obras de la 'Y' vasca por primera vez para anunciar que el tramo guipuzcoano, el que ha ejecutado el Gobierno autonómico -Fomento se encarga de las labores en Bizkaia y Álava-, ya estaba terminado. El líder del Ejecutivo puso en valor la labor de su equipo frente a los «incomprensibles» retrasos que acumulan las labores que dependen de Madrid. Con ese marco, Urkullu pidió a Sánchez que «confíe» a su Gobierno los siguientes pasos a dar en Gipuzkoa. Esto es, completar la obra civil con la instalación de la 'superestructura' ferroviaria: vías, catenaria, elementos de seguridad, balizas de control y seguimiento.
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Ningún portavoz del Gobierno central respondió públicamente al emplazamiento del lehendakari, pero alguien tomó nota porque la demanda no ha caído en saco roto. Al contrario. A la primera de cambio va a prosperar. Ante la necesidad de que el PNV pase de la abstención del pasado julio al apoyo en el segundo intento de investidura, fuentes del Ejecutivo confirman que Pedro Sánchez quiere debatir del tema con Andoni Ortuzar, al que, en principio, rendirá visita en Sabin Etxea en un gesto sin precedentes. Ningún presidente ha acudido a la 'casa' jeltzale. Sánchez viajará en calidad de secretario general socialista, pero el gesto y el objetivo son los que son.
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