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Zubimendi, Óskarsson, Zubeldia y Elustondo buscan rematar en un córner a favor de la Real, el domingo en Anoeta. Iñigo Royo
Una batalla cuerpo a cuerpo
Real Sociedad

Una batalla cuerpo a cuerpo

La Real da un baño al líder destacado de la liga buscándole en individual por todo el campo y atacándole la espalda con la verticalidad del goleador Becker

Miguel González

San Sebastián

Lunes, 11 de noviembre 2024, 01:00

Ya les decía la víspera en la previa que a la Real nunca hay que darla por muerta, porque como equipo grande que es puede ganar a cualquiera. La estrategia del '2' en la quiniela de Toshack que les contaba ayer funcionó y la mejor versión txuri-urdin, ésa que ya habíamos visto ante el Real Madrid y el Atlético, tuvo esta vez la recompensa del gol. Fue en una de las diez ocasiones de las que dispuso, pero el gol de Becker bastó para derrotar al Barcelona en Anoeta por primera vez desde 2016. Y lo hizo apelando a la valentía, buscando una batalla hombre a hombre en todo el campo apenas 72 horas después de jugar en Pilsen y venciendo esos duelos al equipo que venía de ganar sus siete últimos partidos por goleada. La Real aún necesita construirse pero pinta muy bien.

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    Un cuarto de hora para ajustar bien los marcajes

A pesar de la ocasión de Sucic en el primer minuto, a la Real le costó ajustar las marcas durante los primeros 15 minutos en los que el Barcelona dominó posicionalmente el juego. El conjunto de Flick estiraba la defensa blanquiazul con Fermín fijando a Aihen, alternaba en las caídas a Lewandowski y Raphinha ante unos dubitativos al perseguir Zubeldia y Aguerd mientras que Pedri alejaba a Zubimendi de la zona de influencia. Así las cosas, la superioridad la conseguían con el lateral y el interior de cada flanco. En la jugada del gol anulado, Cubarsí cruza un balón por dentro para que De Jong, con Raphinha y Balde, hicieran un 3x1 frente a Aramburu. Imanol corrigió la situación exigiendo a Brais y Sucic más intensidad defensiva frente a De Jong y Casadó y colocando a Kubo y Becker por dentro para tapar los pases interiores de Cubarsí e Iñigo en lugar de saltar de primeras a por los laterales. De repente, el conjunto txuri-urdin se hizo sólido sin balón y el partido entró en una fase más equilibrada con los once realistas persiguiendo en individual a los azulgranas.

  1. 2

    Diagonales cruzadas para combatir el fuera de juego

El Barcelona de Flick es muy competitivo a partir de la escasa distancia que muestra entre sus líneas. Y ello comienza por tener la defensa casi en el centro del campo. La Real, a la que le costó progresar en el juego en el tramo inicial del choque, consiguió hacerlo a través de diagonales cruzadas al lado débil defensivo azulgrana a la mínima ocasión en la que dispuso de balón sin presión. Zubeldia buscó a Becker abierto y Brais hizo lo mismo con Aihen en la banda izquierda. En el perfil contrario lo intentaron con Aguerd hacia Kubo e incluso Remiro hacia Brais para lanzar al japonés con un detalle de calidad técnica. La jugada acabó con disparo del realista para poner a prueba a Iñaki Peña. A base de diagonales consiguió la Real hacer un Barcelona más largo y por ahí empezó a llegar con peligro.

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    Becker centrado busca la espalda de Cubarsí

Pasado el minuto 25 Zubimendi cayó a la zona de banquillo para ponerse la camiseta de manga larga e Imanol aprovechó para darle instrucciones. Corrigió aspectos defensivos y mandó que Becker centrase su posición. No quería a un extremo sino a un segundo delantero que atacara por los espacios que liberaba Oyarzabal en su función de falso delantero centro. El técnico tenía bien fresco el recuerdo del partido de mayo en Montjuic, donde el neerlandés volvió loco a Cubarsí en los duelos individuales. Así que le colocó para atacar el intervalo entre el central y Koundé, obteniendo pingües beneficios de esa maniobra. Así, tras una peinada de Oyarzabal, forzó una falta a Cubarsí al borde del área mediante la que Brais obligó a Peña a lucirse. A la media hora hizo el gol por ese mismo pasillo después de una peinada de Sucic, al borde del descanso le puso un gol casi hecho a Oyarzabal y en la primera jugada de la segunda parte trató de sorprender de vaselina a Peña tras ganar de nuevo la espalda a Cubarsí después de un envío de Kubo. La Real era más vertical que nunca simplemente por haber centrado a uno de sus extremos, a Becker.

  1. 4

    Cuádruple cambio para mantener el tono físico

A la hora de juego Imanol introdujo de una tacada cuatro sustituciones para que los suyos mantuvieran el aire en la persecución individual después del esfuerzo europeo del jueves. No quería que el Barcelona le metiese atrás tan pronto. El movimiento funcionó porque la Real no perdió metros sobre el campo y dispuso de tres acercamientos por medio de Brais, Barrenetxea y Óskarsson. No hay mejor defensa que un buen ataque y el conjunto de Flick no terminaba de agarrar el balón de cara para enfilar hacia la portería de Remiro. Y encima tenía que mirar por el retrovisor para no encajar el segundo.

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    Aritz fortalece el juego aéreo defensivo

El beasaindarra entró en el lateral por un reventado Aramburu. Su presencia tuvo un múltiple efecto positivo. Ya no solo porque tuviera que saltar a por Balde en el carril o cerrar a Ansu Fati por dentro, sino porque fue el 'iron dome' perfecto para neutralizar los centros desde el perfil contrario de Koundé a pie natural y Raphinha cuando lo intentaba a pierna cambiada. Es lo que tiene haber sido central toda la vida. Y esas ayudas resultaron claves para terminar de matar el partido en defensa.

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