A principios de siglo Vanderlei Luxemburgo utilizó en el Real Madrid la fórmula del 'cuadrado mágico' para explotar en la zona ancha el talento de Beckham, Figo y Zidane –protegidos por Gravesen– dejando arriba a Raúl y Ronaldo. Se trataba de buscar una serie de ... superioridades por dentro que les pusiese en ventaja con balón respecto al contrario por su calidad técnica y capacidad asociativa. La semana pasada en Pamplona, Imanol trató en la segunda parte de meterse en el partido jugando así cuando dio entrada a Zakharyan y ayer la utilizó colocando a Sergio Gómez por dentro a la altura de Marín con Zubimendi y Sucic más retrasados para hacer una primera parte más que notable en la que el Espanyol persiguió sombras durante muchos momentos.
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La variante táctica resultó efectiva porque la Real fue imprevisible en ataque a partir de la aparición de sus centrocampistas y la velocidad y verticalidad arriba de Becker. Un despiste defensivo pareció dar al traste con todo el trabajo anterior antes de que, en el tramo final, otro efectivo de la zona ancha como Brais firmara un triunfo balsámico después de tres derrotas seguidas en Liga.
1Una de las señas de identidad de la Real de Imanol siempre ha sido someter a una presión agresiva avanzada al contrario. Ahí basó buena parte del salto de calidad que dio el equipo en los últimos años desde que Odegaard se cansó a hacer kilómetros como segundo delantero junto a Isak. Sin embargo, cuando las piernas no están frescas y el cansancio se acumula, cuesta mantener un ritmo alto sin balón y el colectivo se resiente. Quizás por ello en enero encajó más goles de los deseados ante Lazio y Getafe, por ejemplo. La política de rotaciones de esta temporada está permitiendo conservar esa alegría en defensa y si el jueves el segundo gol ante Osasuna llegó de un buen robo en zona alta de Marín, ayer la Real se adelantó tras una acertada presión en campo contrario. El balón de Joan García sobre Omar El Hilali acabó siendo robado por Zubimendi para iniciar una rápida transición ofensiva que derivó en un gol rapidísimo. No habían pasado 38 segundos de partido y la Real ya estaba por delante. Una de las máximas del fútbol es que la mejor defensa es un buen ataque y lo cumplió a rajatabla.
2La variante táctica que introdujo Imanol jugando con un cuadrado en el centro del campo permitió recuperar muchas de las virtudes de la Real, pero la principal fue que posibilitó poner en valor de nuevo el papel de los centrocampistas. El Espanyol se situó, como todos los equipos que han venido a hacer daño a Anoeta, en un 1-4-4-2 defensivo con los extremos cerrando por dentro y dos puntas para tapar la salida de balón local. Pero se encontró con un cuadro txuri-urdin con más recursos. Primero, porque alternó en iniciación con Araburu como tercer central para conseguir amplitud y dejar los carriles a Becker y Javi López. Y segundo, porque situó a Sergio Gómez por dentro junto a Marín, formando por detrás con Zubimendi y Sucic. Una maniobra perfecta del oriotarra con la que explotó todo el talento de la zona ancha y del que salió beneficiado Luka Sucic. No es de extrañar que en el primer gol participasen tres de esos cuatro jugadores –Zubimendi, Sergio y Sucic– ni que en el segundo lo hiciesen Olasagasti y Brais. En ese tramo final el cuadrado lo abrochó Oyarzabal con sus caídas, fijando Kubo y Barrenetxea a la zaga periquita para que ninguno de los centrales pudiesen saltar a perseguir al capitán.
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3Esa superioridad en número y talento por dentro la supo aprovechar Becker para llegar desde el lado derecho, tanto para marcar el primer gol como para generar muchas situaciones desde línea de fondo en las que generó situaciones más que interesantes. El neerlandés, con un perfil diferente a Kubo, aporta soluciones diferentes para guiones en los que se necesita atacar la espalda del contrario y poner centros en ventaja. Tampoco cayó en saco rotos los buenos movimientos de Óskarsson de espaldas para aguantar el balón y permitir que progresaran compañeros de otras líneas.
Todo iba bien cuando un saque en largo de Remiro se convirtió en penalti en contra. Cabrera ganó de cabeza el balón y Puado sacó petróleo de una situación en la que estaba en inferioridad ante Aguerd y Javi López. El marroquí midió mal su entrada y desde los once metros el meta de Cascante no olió el lanzamiento del capitán perico. Después de una primera parte en la que la Real había merecido más y Joan García salvó un gol cantado de Sucic, había que volver a nadar contra la corriente al inicio de la segunda mitad con la sombra de las tres derrotas ligueras anteriores flotando en el ambiente. Era el momento de tener personalidad y demostrarla.
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La entrada en la media hora final de Olasagasti, Barrenetxea, Oyarzabal, Kubo y Brais aportó piernas e ideas frescas. Hubo ratos en los que con el 1-4-3-3 de la Real dio la sensación de que el Espanyol estuvo más cómodo defendiendo, pero Barrenetxea y Oyarzabal interpretaron bien cómo meterse por dentro para seguir manteniendo intacto el cuadrado y potenciando la calidad de los llegadores como en la acción del 2-1.
Con todo, algo que no debe pasar desapercibido es la gran primera parte que realizó el cuadro de Imanol con hasta ocho titulares que en diciembre de 2023 no estaban en el primer equipo. Aguerd, López, Sucic, Óskarsson y Sergio llegaron en verano, Becker en enero de 2024 y Aramburu y Marín estaban en el Sanse entonces. Poco a poco la Real va mostrándose más versátil y confirma que tiene vida más allá de su once más habitual. Buenas noticias llegados ya a febrero.
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