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Sergio Gómez y Carvajal pugnan por el balón. Lobo Altuna

El día de los palos y los penaltis

Transcurridas las cinco primeras jornadas del campeonato, el pesimista se queja del viento, el optimista que cambie y el realista ajusta las velas

Aitor López Rekarte

Exjugador de la Real y entrenador

Domingo, 15 de septiembre 2024, 07:16

Era el día de dar señales de un equipo que necesita el carácter para demostrar que sigue vivito y coleando. Los tiros desde fuera del área de Sergio Gómez y Sucic, nada más empezar, eran síntoma de esto precisamente. Declaración de intenciones. Alineaciones esperadas con ... algún matiz discutible, y aquí interpelo al lector sobre qué opinión le mereció el once de Imanol. Intenciones verticales de los txuri-urdin y juego horizontal para los de Chamartín. Un Madrid que tenía claro el 1-4-4-2 defensivo con Mbappé y Vinicius escorados hacia Zubeldia y Aramburu. Intuimos cierta tendencia a interpretar que era el lado débil, según Ancelotti. Cargar ese lado para exponer a Jon Mikel era la consigna.

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El Madrid empezó a impacientarse con la presión acertada de la Real y el paso de los minutos. Sheraldo y Sadiq como puntas de lanza y un acompañamiento muy interesante de Sucic y Sergio saliendo a los costados; Zubimendi anclándose en el eje, y Take hundiéndose para colaborar cuando el balón estaba en el lado opuesto. La primera pérdida de balón en salida desde portero hizo entrar a los merengues en dinámica, circulando el área y esperando a que se pudieran generar espacios susceptibles de ser aprovechados. En estas, Sucic armó su bazoca de zurdo, y si llega a golpear el esférico con más fuerza casi tira los tres palos. Así presentó sus credenciales el croata.

Era el día para demostrar que gracias al carácter, este equipo sigue vivito y coleando

Fruto de cargar las acometidas por la parte izquierda, el colegiado del encuentro mostró una rigurosa tarjeta a Jon Mikel, en una falta que sacó Remiro in extremis tras un buen cabezazo de Rudiger. Al Madrid no le interesaba el ritmo frenético de las transiciones y cada vez que podía, dormía la pelota. Eso sí, con el peligro que entraña la calidad de sus jugadores. Fue el día de los palos para la Real. Sheraldo se topó con el larguero con su pierna menos hábil, la zurda. Tras un centro de Javi López y múltiples ocasiones de Sucic y Kubo que desvió Rudiger. Me gusta ver a Sadiq y a Kubo bajando en repliegue a la ayuda. Arda Guler y Modric no son jugadores que exijan roturas a la espalda y esto provocó que tanto Zubimendi como Sucic estuvieran en disposición de saltar a alturas más adelantadas.

Tras el paso por vestuarios, nada más empezar la segunda parte llego el tercer palo de l noche. Después de una jugada combinativa entre Sadiq y Sucic, el croata buscó la colocación con el interior y el esférico impactó en la cepa del poste. Fueron unos primeros lances frenéticos en el arranque de la segunda mitad, donde el partido se rompió y los dos equipos aceptaron ese órdago.

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Cuando el luminoso reflejaba el 0-0, el brazo de Sergio Gómez provocó el primer penalti del partido tras un tiro de Arda Guler. El pobre Sergio no supo qué hacer con sus brazos. Fue una lástima meter al Madrid en un partido donde ni estaba ni se le esperaba.

Después de cuatro partidos, comenzamos a ser temibles en estrategia ofensiva con la altura de Aguerd y el olfato de Óskarsson and company. Habrá que ir afinando los instrumentos para llevar el esférico hasta la red. Cuando la Real buscaba el empate, llegó el segundo penalti tras revisión del VAR, una situación en la que todo se magnifica.

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Transcurridas las cinco primeras jornadas tan solo hemos conseguido cuatro puntos de quince posibles, unos guarismos que auguran marejada. No obstante, el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas. A seguir.

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