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beñat barreto
Lunes, 17 de mayo 2021, 07:38
El halcón eritreo volvió a cazar por partida doble. Esta vez en un hábitat sencillo para hincar el diente y seguir sumando presas ante el peor equipo de Primera. Pero todos los tantos valen, más cuando el billete europeo está todavía sin sellar. Alexander ... Isak llegaba al encuentro con molestias tras una dolencia en la parte posterior del muslo izquierdo, insuficientes para saciar su hambre de gol. El escenario no podía ser más idóneo para él: un Valladolid prácticamente desahuciado y con una pareja de centrales que no habla el mismo idioma. 45 minutos fueron suficientes para demostrar, una vez más, que Isak es una estrella mundial.
El ave rapaz olió sangre y pronto avistó su primera presa. Luis Pérez se quedó sentado tras un recorte magistral, que se acomodó el balón a su pierna buena. La asistencia de Silva, que simplemente le entregó el balón, también cuenta para las estadísticas, pero todo el mérito de la jugada se lo lleva el sueco. Bailó de puntillas con el esférico en su pierna izquierda, se la pasó a la derecha, cambió la posición del cuerpo con un giro de cadera para meter el interior y hacer volar a Masip para nada. A los seis minutos ya mandaba una Real gracias a Isak, que en caso de haber estado algo más fino y jugar los 90 minutos se podría haber llevado dos balones a su casa.
Con un Valladolid roto, el halcón eritreo no tuvo más que levantar la cabeza para encontrar su próxima víctima. También tenía nombre y apellido: Joaquín Sánchez. El nórdico recogió un balón aéreo que cayó en los pies de Oyarzabal, que se puso la capa de asistente. El envió no pudo ser mejor. Al espacio y a la carrera, como solo sabe explotar Alexander Isak. Joaquín, de manera incomprensible, se separó de la jugada para dejar al '19' mano a mano con Masip, al que le temblaban las piernas. Control orientado para cruzar el disparo, que se introdujo en la portería tras golpear en el palo. 16 minutos e Isak ya había merendado.
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El 2-0 no hizo más que incrementar las posibilidades de que el sueco se hinchara a goles. Januzaj se apuntó a la fiesta para asistir a Silva, justo antes de la última aportación decisiva del escandinavo. El belga apareció esta vez por banda izquierda y dejó en bandeja el hat-trick a su compañero, pero Olaza, harto de ver cómo Masip recogía el balón del fondo de sus mallas, trastabilló a Isak para cometer penalti. El mismo Januzaj transformó la pena máxima en el minuto 34. Hora de recoger los bártulos y prepararse para la última y definitiva batalla del año.
Tras dejar el encuentro sentenciado en el primer tiempo, Imanol no dudó en dejar al depredador en la grada descansando. Las molestias musculares que acarreaba del Wanda Metropolitano, así como que estaba apercibido de sanción, eran motivos suficientes como para que no jugase ni un solo minuto más. Dicho y hecho. Portu ocupó su lugar e Isak no pudo incrementar sus asombrosos números. Tendrá una última oportunidad en El Sadar ante un Osasuna que no se juega más que el honor.
Con los dos tantos de ayer, Isak alcanza los 16 goles en Liga. Nadie en la Real sumaba esa escandalosa cifra de tantos desde la temporada 13/14. En aquel curso de la mano de Jagoba Arrasate, Griezmann y Carlos Vela dejaron su cuenta goleadora en 16. Con realizar la mitad de la carrera de ambos la afición txuri-urdin se podría dar con un canto en los dientes. Sacar 120 millones como con el galo, tampoco parece tan descabellado. Curiosamente, solo ha sido en la competición doméstica en la que ha sido capaz de ver puerta. En ninguna de las dos Copas del Rey, así como en la Supercopa o en la Europa League, Isak se quedó sin cazar. A rematar la faena en Pamplona
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