El Midtjylland lleva dos meses sin jugar en Liga y no hay nada más peligroso que un equipo danés de vacaciones. En el verano de ... 1992, la Eurocopa se iba a jugar en Suecia, con ocho equipos, entre ellos la Unión Soviética. Desde el día que logró el billete a la fecha del torneo la URSS desapareció, así que se presentó un equipo llamado Comunidad de Estados Independientes. También se había clasificado Yugoslavia. Diez días antes del torneo, la UEFA excluyó a los plavi por las sanciones internacionales a causa de la guerra de los Balcanes. Y en su lugar repescó a Dinamarca.
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Cuenta la leyenda que el capitán, Lars Olsen, jugador por entonces del Trabzonspor, se levantó de la hamaca de su hotel en Turquía, cogió el coche y se puso en camino a Dinamarca mientras iba arrancando de diferentes playas a veinte colegas para que se concentraran en Ebeltoft, en la península de Jutlandia, cerca de Herning, pero hacia el este. Michael Laudrup, gran figura de la selección y del Barcelona, decidió que el esfuerzo no valía la pena y siguió de vacaciones.
El 3 de junio, ocho días antes de su debut ante Inglaterra, los daneses jugaron un amistoso contra los rusos. Francia, último rival de los escandinavos en la fase de grupos, envió a un emisario. Resultó ser Arsène Wenger, que tranquilizó a Platini, seleccionador galo de la época ante las nulas opciones de la tropa de Olsen. Por supuesto, a los pocos días de ese informe Dinamarca ganó a Francia y pasó a semifinales. Batió a la Holanda de Van Basten en los penaltis y llegó a la final, donde superó como quien no quiere la cosa a la Alemania de Klinsmann, Sammer y compañía y levantó el trofeo.
La historia, naturalmente, no fue del todo así y lo de las vacaciones quizá sea algo exagerado, pero el caso es que Dinamarca no debía jugar aquella Eurocopa y la ganó. El Midtjylland no oficia en Liga desde el 1 de diciembre por el parón invernal y, para más inri, viene de unos días disparatados en Noruega haciendo ejercicios de supervivencia en la nieve. Todo conspira a favor de la Real, así que hay motivos para tenerle miedo a la eliminatoria.
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También habrá que remangarse en un destino sin el glamur de otros. Después de pasar por Roma y sus imperiales calzadas, via Appia, via Aurelia, via Flamimia, via Tiburtina, poesía pura, música, la Real tendrá que conformarse con llegar a Herning por el Hærvejen, el 'camino del ejército' que recorre la península de Jutlandia de norte a sur siguiendo la divisoria de aguas y también conocido como 'ruta del ganado'. El nombre ya da idea de las diferencias. Lo usaban los tratantes de bueyes camino a los puertos del sur y los peregrinos que iban al norte hacia la catedral de Trondheim, en Noruega, para rezar ante la tumba de san Olaf. Sus tramos de tierra eran impracticables en invierno y en verano se volvían polvorientos tras el paso de los animales en primavera. No se sale de Herning con los zapatos brillantes, eso es en via Veneto.
La plaza que visita la Real se encuentra al oeste del Hærvejen, lo que establece su lugar en el escalafón de las ciudades de Jutlandia. Todas las importantes miran al este, al mar Báltico, que aglutina el comercio danés desde la Edad Media. El centro de la cultura del país siempre han sido las islas, no la península. Son fértiles, defensivas, tienen grandes puertos para desarrollar una cultura marítima y el clima es mucho mejor. En la costa oeste de Jutlandia, a la que mira Herning, no hay quien pare con el viento y el frío.
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De hecho, las inclemencias se la están comiendo. Hace años que los búnkeres de hormigón alemanes construidos durante la II Guerra Mundial (entre 6.000 y 7.000) se están cayendo al mar. Las dunas se van desplazando hacia el este y al desaparecer la arena los búnkeres han quedado en el agua, visibles, como una atracción turística. En 2019, un poco más al norte, trasladaron un faro entero 80 metros tierra adentro para evitar que fuera tragado por el mar a causa de la erosión.
Por eso, en Herning lo que se lleva son los deportes a cubierto. Justo al lado del estadio del Midtjylland se levanta el Jyske Bank Boxen, un pabellón de 15.000 localidades (Herning tiene 46.000 habitantes), que acaba de acoger el Mundial de balonmano, ha organizado dos de hockey hielo, de natación, conciertos de Prince, Lady Gaga, Bruce Springsteen. Madonna... Ahora que Donostia lanza su multiusos en Illunbe, se puede ir a echar un vistazo.
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Es muy probable que hoy en el campo del Midtjylland haya un espectador especial. Lars Olsen, el capitán de aquella Dinamarca del 92, el tipo que condujo desde Turquía, es hoy entrenador del Esbjerg, la otra ciudad importante del oeste de Jutlandia, a un paso de Herning. Esta gente sale de cualquier parte y gana un trofeo.
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