Mathew Ryan (Plumpton, 1992) ya tiene el pasaporte para el Mundial de Catar con Australia. Ahora mismo es el único jugador de la plantilla de la Real con billete para la máxima cita del fútbol dada la lesión de Mikel Oyarzabal y que Isak no pudo superar con Suecia la repesca ante Polonia. Faltaría saber si Merino se gana la confianza de Luis Enrique en los tres meses de competición antes del campeonato del Mundo o si el club ficha en este mercado a un jugador con plaza en Catar. Hay muchas incógnitas por despejar de aquí hasta noviembre.
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La principal de ellas es la decisión que el propio Mathew Ryan adopte respecto a su futuro. Le queda un año más de contrato en San Sebastián pero este periódico ya desveló el pasado 31 de mayo, antes de la comparecencia de Roberto Olabe, que no quería pasarse otra temporada a la sombra de Remiro y que si le llegaba una oferta más atractiva en lo deportivo que le ofreciera tener una mayor continuidad valoraría seriamente hacer las maletas.
Cuando recaló aquí el verano pasado fue porque había perdido protagonismo en el Brighton en el curso 20/21 después de haber sido indiscutible durante tres años. Entendía que en la Real podía desbancar a Remiro y ser titular, algo que no ha sucedido.
El australiano, que cumplió en abril 30 años, solo ha jugado nueve partidos en toda la temporada para un total de 810 minutos. Curiosamente se han repartido en tres de Liga, tres de la Europa League y otros de Copa. Más equilibrio entre las distintas competiciones, imposible.
Se estrenó como realista en la victoria en Granada (2-3) el 23 de septiembre pasado y después jugó en octubre en Balaídos (0-2) el mejor partido que se le recuerda a un portero txuri-urdin en años con hasta seis intervenciones de mérito que sirvieron para sumar los tres puntos gracias a los goles de Isak y Aritz.
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En el tramo final del año tuvo más continuidad porque Imanol le dio el partido europeo de Mónaco (2-1) a finales de noviembre y en diciembre jugó en la Copa ante los modestos Panadería Pulido (0-4) y Zamora (0-3) y en la Liga contra el Villarreal (1-3) en la despedida antes de navidades. Remiro tampoco atravesaba su mejor momento y su presencia sirvió para que no se resintiera el rendimiento en la posición.
Pero en 2022 solo ha jugado tres partidos, el de Copa en Leganés (2-3) el 5 de enero y los dos de la eliminatoria contra el Leipzig en febrero, lo que le ha dejado un regusto amargo en el aspecto individual que le ha llevado a plantearse su futuro en la Real.
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Hasta el momento ha estado centrado con su selección en la clasificación para el Mundial, con la que desde el final de Liga ha disputado un amistoso ante Jordania y las eliminatorias frente a Emiratos Árabes y Perú, ambas saldadas con éxito.
Es ahora en vacaciones, con la tranquilidad del deber cumplido con Australia, cuando reflexionará acerca de la conveniencia de cambiar de aires. En el plano personal está encantado en la Real, tanto por el nivel de exigencia y profesionalidad del club como por lo bien integrado que se siente en el vestuario, así como en la ciudad. Pero en lo deportivo no puede decir lo mismo y siente que va a tener difícil desbancar a Remiro en la próxima temporada.
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En el club están encantados con él a nivel profesional y humano, porque es un portero que trabaja duro a diario en Zubieta y eleva la competencia en el puesto. De hecho, los técnicos le otorgan parte de la responsabilidad del crecimiento que ha experimentado Remiro en la última campaña por haber elevado el listón para defender el marco txuri-urdin. El propio Imanol así se lo transmitió en la charla individual que tuvo con los jugadores en la despedida de Zubieta.
Roberto Olabe se expresó en los siguientes términos cuando se le preguntó por el australiano en la comparecencia que tuvo ante los medios hace dos semanas: «Ha acatado una decisión que no es sencilla y está preocupado porque no ha jugado, pero no tenemos la sensación de que vaya a ocurrir algo y nosotros queremos que se quede. En ese sentido es muy importante la voluntad de los jugadores para ser parte de un proyecto».
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La clasificación para el Mundial no altera demasiado los planes de Ryan, ya que es fijo en su selección y porta el brazalete de capitán desde hace tres años. Asimismo, su participación en Catar no está condicionada a que tenga una mayor continuidad en un club porque ha sido indiscutible incluso cuando ha jugado poco en el Brighton o en la Real. Lleva 74 internacionalidades a sus espaldas y está cerca de ingresar en la lista de los diez australianos con más partidos jugados con su selección.
Además, en los tres meses de competición anteriores al Mundial, la Real tiene un calendario muy cargado con hasta 21 encuentros oficiales: 14 de Liga, seis de la Europa League y uno de Copa. Y cuando hay muchos partidos siempre es más fácil repartir minutos, algo que no pasó tras caer en Europa en febrero y quedarse solo con la Liga en los tres meses finales de esta temporada, en la que más sufrió Ryan la ausencia de competición.
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Por otro lado, tampoco es fácil encontrar un destino mejor que la Real. No solo por tratarse de una de las ligas más punteras del mundo sino por estar en un equipo con presencia en Europa que este curso le ha permitido medirse a clubes del nivel del Mónaco o el Leipzig. Además, está satisfecho con el trabajo con los porteros que lidera Jon Alemán, ya que entiende que le ha permitido mantener sus prestaciones e incluso mejorarlas a pesar de no jugar tanto como quería.
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