Domingo, 3 de noviembre 2024, 21:37
Se ha perdido la costumbre de usar la brújula. Los nuevos relojes inteligentes y los teléfonos cada vez más completos encuentran el lugar que buscas mucho más rápido. Solo los más nostálgicos se mueven con mapa y brújula cuando viajan. No es fácil de utilizar ... tampoco, y el ser humano busca, ante todo, la comodidad y simplificar sus tareas. Calibrarla bien y luego no perderse en el camino no es moco de pavo y si no estás muy avispado, uno se pierde.
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Menos sencillo todavía es jugar al fútbol como lo hace Martin Zubimendi, la brújula de la Real, con quien nunca se perderá mientras siga siendo su pivote titular. Si hay pocas personas que usen esta herramienta para encontrar el rumbo, todavía las hay menos que sean capaces de desempeñar las labores de pivote mejor que el de Ulia. Con la lesión de Rodri, no se me ocurre uno solo, de hecho.
Su partido en Sevilla ya hubiese sido fenomenal si el resultado final hubiese sido 0-0. La manera en la que comandó la presión de la Real y en la que hizo jugar con el balón fue, como siempre, prodigiosa. El equipo de Imanol acelera si Martin quiere y frena cuando el de Ulia lo considera oportuno. Pero es que su actuación se eleva a sobresaliente porque tiene incidencia directa en los dos goles del partido. En la primera parte encontró el sitio por dentro para buscar después a Kubo en ventaja en la banda. El nipón hizo el resto.
El segundo gol muestra el crecimiento de Zubimendi en las últimas temporadas. Recibe, controla hacia delante y bate líneas con una poderosa conducción preparada para aguantar cada choque. Así se plantó en área rival y, pese a que trató de jugar con Brais, el balón se le fue largo y Marcao le propinó un manotazo en la cara. Le sale bien hasta lo que no quiere hacer.
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La salida de Merino ha multiplicado su importancia en el juego con balón de la Real y Zubimendi ha asumido esos galones para destaparse como el jugador total. Realizó dos paredes con Sergio Gómez para dejar al badalonés en ventaja que rompieron la presión del Sevilla en campo rival.
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Como el profesor que pone el 9'5 y no el 10 para seguir mejorando, Zubimendi no logró la mejor nota por la última cesión a Remiro que se quedó corta y pudo ser el gol de Iheanacho. También en la primera parte se le quedó corto un pase a Kubo que dejaba al nipón solo ante Álvaro Fernández.
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El decepcionante arranque de temporada de la Real no debería opacar el rendimiento de Martin Zubimendi. Ha tenido que evolucionar en su juego y ha elevado aún más su nivel. La Real tiene su brújula bien calibrada.
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