

Secciones
Servicios
Destacamos
Claudia Turiel
Jueves, 10 de octubre 2024, 06:24
Aunque el tiempo no es el ideal, los turistas no dejan que la fuerte lluvia y el vendaval les impida conocer la ciudad, haciendo uso ... de los paraguas y de chubasqueros desechables. Precisamente son ellos «una gran parte de la demanda de los taxis de la ciudad», señala Mikel Zaldua, director del Hotel Lasala Plaza, situado en la Parte Vieja donostiarra. «Este verano ha sido muy complicado, y lo sigue siendo, porque no se están cumpliendo las necesidades y hay una baja frecuencia de respuesta en los taxis», apunta.
Bien si los clientes necesitan ir al aeropuerto, acudir a un congreso o ir a comer a algún restaurante, es el hotel el que se encarga de «proporcionarles un vehículo. En muchos casos los hoteleros hemos tenido que coger nuestros propios coches para acercar a la gente a este tipo de necesidades», se queja. Asimismo, subraya que «reclamamos algo que es fundamental para que el destino no pierda competitividad. Porque esto es una característica más que tenemos que tener en cuenta a la hora de competir con otros destinos en cuanto a la accesibilidad y movilidad de los visitantes, usuarios y ciudadanos».
Mikel Zaldua
De manera similar, los trabajadores en hostelería se encuentran con «problemas» a la hora de satisfacer a sus clientes. Gina, camarera en el bar Sirimiri, en la calle Mayor de la capital guipuzcoana, destaca que «además de la cola física que se forma en las paradas de taxi, la mayoría de veces, por mucho que llames y llames, no obtienes respuesta. Nosotros cerramos sobre la 01.00 de la madrugada, y hay veces que me acerco para ver si hay suerte, y nada». No solo como hostelera, también está «insatisfecha» como ciudadana. «Ya no salgo por la noche porque sé que no voy a encontrar taxis para volver a casa», dice entre risas, aunque asegura que «no estoy exagerando».
«¿Lo peor de salir de fiesta por la noche? Sin duda, el momento de esperar al taxi», afirma Gorka Sarasola. Este donostiarra describe la escena habitual que se forma en el centro de la ciudad una vez llega la hora de volver a casa. «Las colas en las paradas de taxi son 'kilométricas'. Por mucho que llames no contestan al teléfono...», enumera. «Cuando llueve y hace viento, como hoy, la espera se hace eterna. A veces prefiero por ir andando a otra parada más lejana pero menos concurrida», confiesa.
Gorka Sarasola
Merche Echeveste pasea por por el centro de Donostia agarrada fuertemente de su amiga sevillana, con la que comparte nombre, intentando resguardarse de la lluvia y del viento. A escasos metros se encuentra la parada de taxis del Boulevard, donde varias personas aguardan resguardados en la marquesina, como pueden. «En días como hoy, teniendo en cuenta que está lloviendo y el viento es fuerte, es más difícil conseguir un taxi. Estarán más demandados», opina antes de que su amiga andaluza le interrumpa. «En Sevilla, además de taxis, tenemos otros servicios como Uber», le explica, aunque afirma que «yo no me complico, y cuando necesito ir de un sitio a otro opto por el taxi. Pero los chavales jóvenes prefieren esos servicios», asegura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.