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Los vecinos de la calle Vitoria de San Sebastián vivieron este miércoles una noche de absoluta tensión. La habitual tranquilidad de la zona se vio alterada después de que un hombre se atrincherara con un arma durante cuatro horas. El suceso mantuvo en vilo ... a los residentes en la zona de Ondarreta. Marta aún sigue con el miedo en el cuerpo: «Fue de película total, entre patrullas de la Ertzaintza, Guardia Municipal y secretas había una numerosos coches desplegados en la zona. En total, a lo largo de la noche accedieron de forma escalonada al portal una veintena de agentes protegidos con chalecos antibalas, cascos y fuertemente armados», cuenta esta vecina del portal de enfrente en que tuvo lugar el suceso.
El origen de la disputa vecinal fue una avería en el servicio de Internet. El hombre fue arrestado pasada la una de la madrugada tras tener en jaque a una veintena de patrullas de la Ertzaintza y la Guardia Municipal. El suceso tuvo lugar en el número 18 de la calle Vitoria-Gazteiz y la zona estuvo acordonada durante varias horas impidiendo la entrada de vecinos en sus domicilios y el desarrollo de la actividad hostelera en los establecimientos cercanos.
«Lo peor fue la incertidumbre de no saber lo que estaba pasando, tras varias horas observando la escena desde el balcón sobre las 00.30 horas baje la persiana y me marche a dormir», relata Marta con la voz acelerada.
Los agentes prohibieron el acceso y salida de las viviendas a los vecinos. «Una vecina del portal 18 salió a practicar deporte antes de que se atrincherase el vecino de su comunidad y tuvo que esperar hasta bien entrada la madrugada para acceder a su casa vestida con ropa deportiva», asegura esta vecina donostiarra, testigo directo de la noticia desde el balcón de su casa.
La noche, sin embargo, transcurrió algo más tranquila para alguno de los vecinos del mismo portal 18 de la calle Vitoria donde ocurrieron los hechos, pero que no se percataron de lo sucedido. «Me he quedado de piedra cuando me he enterado esta mañana. Me ha dicho una vecina: 'menuda liada ayer, no nos dejaron entrar' y luego lo he leído en el periódico y me he enterado, pero anoche no me di cuenta de nada. Mi marido se acostó pronto y yo estuve hablando por teléfono con una amiga y luego me fui a la cama, pero como el balcón me da al otro lado, si todo ocurrió aquí en la zona del portal... por eso no escuché ni vi nada por la ventana», relataba por la mañana Juani.
«No escuché nada y mira que estaba en casa a esa hora. La verdad es que estoy alucinando, si aquí nunca ocurre nada, no hemos tenido nunca ningún problema con nadie. Justo el otro día le decía a la vecina del primero: 'mira qué tranquilidad, qué vecinos más buenos tenemos', y ahora va y pasa justo esto», señalaba Carmen, otra vecina del bloque.
El bar Gazteiz ubicado en la esquina de la calle Vitoria y Donibane Garazi tuvo que cerrar cuando sobre las 20.30 horas comenzaron a llegar numerosas patrullas de la Ertzaintza. También cerraron las calles adyacentes al lugar de los hechos: «Al principio pensamos que se trataba de un asunto relacionado con la violencia de género. Poco a poco nos fuimos enterando de que se había atrincherado una persona y que tenía una pistola», describía Juan, un trabajador del bar Vitoria Gazteiz, ubicado a pocos metros del portal 18 donde se produjo el suceso. «Tuvimos que cerrar el bar y al principio no me dejaron ni recoger la terraza por si había disparos. Al final, varios agentes me ayudaron a guardar las sillas a media noche», explicaba este hostelero mientras limpia la barra del establecimiento.
El bar Kapela se encuentra ubicado en la calle Logroño y no tuvo que cerrar, pero sus trabajadores si vivieron en primera persona el revuelo que se originó en la zona. «La gente comentaba que había un señor con un arma en casa pero los clientes estaban tranquilos a pesar de la numerosa presencia policial», señalaba Miriam Pérez. «Sorprende que pasen estas cosas, pero creo que todos estamos un poco tocados con esto del coronavirus», sentenciaba esta trabajadora del establecimiento hostelero.
El suceso alteró varias de las manzanas de esta zona residencial de Ondarreta cercana al hotel NH Collection Aranzazu. El bar Kapela se encuentra ubicado en la calle Logroño y no tuvo que cerrar su establecimiento pero sí vivió en primera persona el revuelo que se originó en la zona. «La gente comentaba que había un señor con un arma en casa pero los clientes estaban tranquilos a pesar de la numerosa presencia policial», señala Miriam Pérez del bar Kapela. «Sorprende que pasen estas cosas, pero creo que todos estamos un poco tocados con esto del coronavirus», sentencia esta trabajadora del establecimiento hotelero.
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