«Van a acabar con el tardeo; me quedo sin clientes a partir de las 20 h»

La dificultad para poner coto al estacionamiento de autocaravanas en San Sebastián se muestra a las claras en la zona de Berio, universidades y calle Andrestegi. En el primer barrio reclaman algunas medidas para frenar el monocultivo veraniego de vehículos-vivienda como las que están implantadas en la cercana calle Andrestegi, donde, en cambio, son criticadas por vecinos y comerciantes.

Las caravanas son ya un paisaje habitual de Berio durante todo el año, pero especialmente en verano. No todo el mundo está en contra de esta forma de turismo, pero sí de los comportamientos incívicos de algunos visitantes. La asociación de vecinos del barrio ha llegado a contar hasta «200 autocaravanas» durante estos meses. «El problema es que son hasta de ocho metros y ocupan toda la acera, por lo que no dejan pasar la gran cantidad de sillas de ruedas que hay en el barrio», destaca Juan González. Una opinión compartida por Ángela Fuente, que sube todos los días a visitar a su hijo. «Aquí hay un desmadre importante. No creo que sea normal que no haya más patrullas de municipales», destaca.

Otra de las quejas habituales tiene que ver con la limpieza de las zonas públicas cercanas al camping. «Son gente amable, dan un toque diferente al barrio, pero alguno no es lo suficientemente limpio», denuncia el vecino Iñigo Zabala, que explica que en los cubos de basura no cabe «ni un garbanzo». Una situación de la que también se hace eco Stephan Nacht, un suizo que desde mayo vive en la casa que da directamente al camping de caravanas y que, con gesto contrariado, muestra los restos de basura que hay por el suelo. «Esto lo limpiaron ayer y hoy ya está sucio de nuevo», recalca. Este vecino ha llegado a ver en las inmediaciones a «gente haciendo sus necesidades».

El miembro de la asociación explica que han pedido al Ayuntamiento soluciones como la limitación de estacionamiento para vehículos de menos de 5 metros de longitud, implantada en la primera línea marítima, o la 'solución Andrestegi', que solo deja aparcar a los residentes de 20.00 a 07.00 horas, concluye Juan González.

La paradoja es que en la calle Andrestegi están recogiendo firmas contra esta medida «extrema» que perjudica a los negocios hosteleros y comerciales –hay una academia de idiomas cuyas clases se alargan hasta las 21 horas– e incomoda a los vecinos porque sus amistades tampoco pueden ir a cenar porque «les multan». «Implantar una medida tan radical en una zona donde solo hay cuatro portales nos perjudica a todos. Tengo cuatro hojas con 33 firmas en cada una de vecinos y clientes que rechazan esta medida», afirma Broli Rumbos, de Tximistarri Erretegia. «Todos los días vienen agentes a multar a partir de las 20 horas a los coches aparcados. Van a acabar con el tardeo. Y lo peor vendrá en septiembre, cuando lleguen los universitarios y la clientela habitual. La gente ha dejado de acercarse hasta aquí porque, habiendo sitio de sobra para aparcar, no lo puede hacer porque les multan por una normativa pensada en las autocaravanas. De locos».

• Temas
• Aparcamiento