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AINHOA DE LAS HERAS
Sábado, 23 de enero 2021, 11:22
«Desde hace un tiempo los ertzainas nos sentimos desamparados. Nadie nos protege, nos tratan como basura y estamos para ayudar. Sólo se mira con ... lupa la actuación policial y nadie se fija en lo que ha hecho mal el ciudadano». Quien habla es un mando de la Brigada Móvil de la Ertzaintza. En las últimas semanas se han registrado enfrentamientos con jóvenes que incumplían las restricciones horarias y otras impuestas para frenar la tercera ola de la pandemia San Sebastián, Irun, Vitoria y Mungia. En los vídeos viralizados de estas actuaciones se observa una total falta de respeto hacia la autoridad por parte de estos ciudadanos, muchos de ellos bebidos, que insultan, empujan, agreden y acorralan a los uniformados. El Gobierno vasco ha mostrado su «preocupación» por estas actitudes de «negacionistas sociales», como les tachó el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, que defendió la «proporcionalidad» por parte de la Policía vasca.
Este periódico ha hablado con patrulleros y agentes antidisturbios de la Brigada Móvil que participaron en el operativo para sofocar los disturbios en la Parte Vieja de Donostia y que constatan la agresividad de estos incontrolados en sus últimas intervenciones. «Yo creo que no debió permitirse la arriada alternativa, que se convirtió en una 'pseudofiesta' que fue in crescendo con los gin-tonics», opina uno de los policías de seguridad ciudadana, que lleva 19 años como agente, 15 de ellos dedicado a la protección de autoridades.
INQUINA
A su juicio, un grupo de jóvenes «ha tomado la Parte Vieja donostiarra como su gueto, una especie de 'no-go area' o zona de exclusión donde hacen lo que les sale de las narices, se saltan las normas, y en la que la Policía resulta incómoda». En la tarde del pasado miércoles, cuando debía haberse celebrado la tradicional Tamborrada, suspendida por la pandemia, y se organizó una izada simbólica de la bandera de la capital guipuzcoana, «se estaba incumpliendo todo, desde la distancia de seguridad, las mascarillas...».
«El tema se precipitó porque la Policía local había cerrado la plaza de la Trinidad y se rompió el candado. Cuando un oficial, un suboficial y un agente de la Guardia Municipal acudieron a cerrarlo de nuevo para evitar males mayores, un chaval saltó la valla y se le detuvo». Entonces, el resto de jóvenes también empezó a saltar y «a echarse encima de los policías municipales, que pidieron apoyo urgente a la Ertzaintza». «Entramos por un estado de necesidad con las medidas proporcionadas», se justifican.
INCONTROLADOS
Fueron recibidos con lanzamiento de «vidrios». «Los botellazos nos reventaban en los escudos y en los casos y llovían piedras. También desde las ventanas. Hasta nos echaron lejía», describen. Les arrojaron arquetas que habían retirado de la calle San Jerónimo «a modo de trampa», para que, como con los cascos no tienen buena visibilidad, «metiéramos una pierna en el agujero y sufriéramos lesiones», lamentan. Por eso, están convencidos de que los incidentes fueron «orquestados» por «gente de la izquierda radical, a la que se unieron unos cuantos borrachos». Hubo focos de disturbios en cinco calles distintas, con un centenar de jóvenes, de entre 18 y 23 años. Cruzaron contenedores a modo de barricadas, que recordaban episodios pasados de 'kale borroka'.
Además, los policías tuvieron que escuchar «insultos mil» y cánticos del tipo 'Alde hemendik, utzi pakean (fuera de aquí, dejadnos en paz)', que se solía utilizar con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, Guardia Civil y Policía Nacional. O el que más dolió a los agentes, '¡Ea, ea, al Urumea!', en referencia al ertzaina que murió recientemente al caer con el coche patrulla al río. Precisamente, el sindicato Erne, mayoritario en la Policía autonómica, ha presentado una denuncia por delito de odio, que va a ser investigada por la Fiscalía, por los comentarios que se vertieron en redes sociales y que se alegraban por el fallecimiento del policía.
Entonces, los agentes recibieron orden de cargar. «Se entró a disolver». Cuatro jóvenes fueron detenidos y ocho ertzainas resultaron heridos leves. Además, se investiga la lesión sufrida por un chico en la mandíbula. Según el Departamento de Seguridad, aún no está claro, si recibió un botellazo por parte de los incontrolados o se debió a la carga de la Ertzaintza.
La orden de un mando de la Brigada Móvil de «¡tiren a dar!» en la carga de la Ertzaintza en la Parte Vieja de San Sebastián, ha desatado la polémica. Según el patrullero y el mando de la unidad antidisturbios preguntados por este periódico, «la frase está sacada de contexto». Tras la muerte de Cabacas por un pelotazo de la Ertzaintza, se retiraron las antiguas pelotas de goma y fueron sustiuidas por bolas de 'foam', una especie de espuma endurecida, mucho menos lesiva, que se disparan con lanzadores.
Desde entonces, han sido utilizadas en contadas ocasiones, una de ellas el pasado miércoles. «Es una munición que se utiliza precisamente para apuntar a un objetivo de manera más certera, a las zonas menos lesivas y con determinada distancia para dispersar», explica el miembro de la Brigada Móvil, que ha usado este material. Además, «está protocolizado. Se sabe cuánto material se ha empleado». «Precisamente, lo que se busca es que no haya disparos sueltos como ocurría antes, que se disparaba hacia arriba y la bola rebotaba, sino seleccionados». «Somos trabajadores y personas, algunos padres. Lo último que queremos es que pase esto».
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