Urgente Incendio en el centro de San Sebastián
Autores del trabajo documental 'Nación Rotonda'.

Rafael Trapiello: «El feísmo se impone en el desarrollo urbano»

Trapiello recopila los «desastres» de la burbuja inmobiliaria en España a través de los «disparates» cometidos en la construcción de rotondas

José Mari Reviriego

Sábado, 6 de junio 2015, 15:40

En la localidad cacereña de Miajadas, un tomate gigante crece sobre una rotonda. Podría ser la escultura en forma de tomate más grande del mundo. Pero lo que es seguro es que constituye uno de los ejemplos del "feísmo" que sacude el desarrollo urbanístico de ... España de los últimos años. El ingeniero de Caminos Rafael Trapiello ha recopilado este y otros "disparates" en el proyecto Nación Rotonda, un trabajo documental que recoge "los desastres" provocados por la burbuja inmobiliaria y sus consecuencias en el medio ambiente. Urbanizaciones vacías, carreteras que no llevan a ningún sitio, especulación, ladrillazos... Y rotondas cuadradas. Los promotores del trabajo, que incluye a Miguel Álvarez y Esteban García como ingenieros de Caminos y a Guillermo Trapiello como arquitecto, ultiman la elaboración de un libro en papel después de haber visto crecer el proyecto on line durante dos años. El nuevo San Mamés y Vitoria no quedan bien parados en sus valoraciones.

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Los nuevos ayuntamientos, situados en el ojo del huracán de la corrupción urbanística por sus competencias en la concesión de licencias y recalificaciones, se van a constituir el próximo día 13. ¿Serán capaces de controlar el desbarajuste, frenar la especulación y, de alguna forma, arreglar el desaguisado?

Lo primero es tener voluntad para hacerlo. Es decir, por ley, corresponde a los municipios la capacidad de crecer. Antes de 1998, esa potestad recaía sobre el Estado, que podía decidir las condiciones de las recalificaciones. Una sentencia judicial lo declaró anticonstitucional y dejó en manos de las comunidades autónomas y de los municipios esas competencias. El problema es que la única manera de financiación de los ayuntamientos, salvo algunos pocos impuestos que puede cobrar como son los de las basuras, pasa por el urbanismo. Entonces, dejar de hacer barbaridades urbanística implica más cosas. Una es olvidarse de los objetivos a corto plazo. Si un alcalde no desarrolla su pueblo y no saca rendimiento económico de él, no va a poder hacer el polideportivo o el centro de salud que ha prometido en las elecciones durante la legislatura.

¿Cuál será la influencia de los partidos emergentes en los ayuntamientos, teniendo en cuenta que existe una mayor conciencia social contra los desastres urbanísticos?

Todas las plataformas ciudadanas, que suman muchas opiniones de simpatizantes de base, es posible que se preocupen de otros temas y busquen gestionar mejor el dinero que hay en las arcas municipales, en vez de conseguir más dinero para hacer el polideportivo de turno. Veremos una política diferente. A ver cuánto.

Para que exista corrupción urbanística tiene que haber gente que corrompe o trata de corromper. ¿Tan tentador ha sido el ladrillo?

Es que es un negocio redondo. ¡Cualquier negocio que tenga un margen de beneficio del mil por cien...! La ley, ya sea estatal, autonómica o municipal, ha facilitado la aparición de especuladores. Hay que tener en cuenta que la construcción era el motor económico del país. Que no se nos olvide que estamos en Europa gracias al ladrillazo.

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¿Cuál es el año de inicio del desastre?

En torno al año 2000. Las pocas competencias que le quedaban al Estado eran las reglas básicas del urbanismo: cómo calificar el suelo, si es urbanizable o no. Entonces, el PP introduce un cambio de matiz a través de la ley de liberalización del suelo. De esta forma, el suelo urbanizable es todo, salvo aquellas zonas de especial protección. Eso supone dar un cheque en blanco a los propietarios del suelo. A partir de ahí surgen las barbaridades y se construyen núcleos de población enormes, como en Valdeluz. Está a 15 kilómetros del centro de su ayuntamiento, que es Yebes. Y ni siquiera está conectado por carretera. Ciudad Valdeluz es una operación muy extraña, montada alrededor de una estación lanzadera del AVE Madrid-Barcelona. En vez de parar en Guadalajara ciudad, para unos kilómetros más al Sur. Y alrededor de esa parada se monta un gran Programa de Actuación Urbanística (PAU).

¿Cuántas viviendas había?

En principio, el PAU contemplaba 9.500 viviendas. Es decir, podría acoger a 30.000 personas, teniendo en cuenta que Yebes es muy pequeñito. Si metes este nuevo núcleo de población, en las siguientes elecciones no va a ganar el alcalde de Yebes de toda la vida. Posiblemente gane el candidato de Valdeluz o el que se proponga desde Valdeluz. Cambia todo el escenario político y social con el urbanismo. Pero el problema es que todo se ha quedado a medio hacer. Colegios, centro de salud...

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¿Qué otros casos reveladores de la expansión salvaje del urbanismo se recogen en Nación Rotonda?

El de Ciudad Valdeluz es de los que mejor lo ilustran. Pero el PAU_de Vallecas no le va a la zaga. Ni en Dos Hermanas en Sevilla. Hay otro desarrollo disparatado en la Ciudad del Medio Ambiente de Soria. Se ha declarado ilegal por estar en un terreno protegido. Glorioso.

¿Qué os decidió a iniciar el proyecto de Nación Rotonda, financiado en una campaña de crowdfunding?

Hemos recaudado al final unos 28.000 euros que se destinarán a la publicación de un libro en papel donde hemos recopilado la evolución del urbanismo a lo largo del país. Desde las rotondas a los desarrollos de las grandes ciudades, pasando por el urbanismo de sol y playa, los polígonos industriales y las infraestructuras que se han quedado a medio hacer, como carreteras y aeropuertos. Llevamos dos años con el proyecto on line. Teníamos muchísimo material. Hasta ahora estábamos en una fase de denuncia. Ahora nos gustaría abrir un período de propuestas y soluciones en estos terrenos yermos o vacíos.

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¿Y esto tiene solución?

Lo tiene, pero no es sencillo. Tenemos que pensar que los desarrollos de los últimos quince años proponían soluciones iguales en territorios completamente distintos. Por ejemplo, el desarrollo de Vitoria es muy parecido al de Ávila, cuando no tienen nada que ver. El de Zaragoza con el de Dos Hermanas de Sevilla. El polígono industrial de Arteixo en Galicia es muy parecido al triángulo de la cerámica de Valencia. Las soluciones ahora no pueden ser estandar. Una solución para cada caso, teniendo en cuenta que no vamos a poder recuperar algunos casos y no habrá más remedio que abandonarlos. Hemos sido pioneros en la construcción. Ahora lo podemos ser en la rehabilitación.

¿Algún ejemplo que puede ilustrar esa reforma?

En Salamanca, donde se han hecho barbaridades, hay grandes empresas ganaderas. Podemos rehabilitar esos desarrollos no con viviendas, sino con estructuras de uso público donde dar de comer al ganado y recogerlo en invierno.

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Habéis tirado de imágenes por satélite como fuentes de información. ¿Eso cuesta mucho dinero?

undamentalmente con imágenes por satélite. Lo hemos hecho con Google Earth, que es gratuito, y con los visores autonómicos. El País Vasco los tiene. Eso nos ha servido para completar la información.

¿Cuál es el caso más grotesco?

Es que hay muchos. Me hace mucha gracia. Bueno, desgracia, el caso del Levante. Un auténtico disparate. Hay una urbanización en Alicante que se llama Guardamar del Segura, donde se ha construido la mitad. El resto está vacío. Hay una rotonda cuadrada y todo está abandonado. Contraviene todos los preceptos del buen diseño urbano. El interior está plagado de rotondas, pero no en el exterior, que es donde se presume que habrá más tráfico. Es la antiurbanización.

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Las esculturas colocadas en el interior de algunas rotondas son

monumentos al mal gusto. ¿Quién paga todo esto, los ayuntamientos?

Sí, claro. Para mí es uno de los problemas. Cuando hay que tomar

decisiones de este tipo, en las que la estética es fundamental, no se tiene en cuenta a la gente y se adopta de forma unilateral. Es un foco donde se instala la corrupción muy fácilmente. Una escultura es un bien subjetivo y, por tanto, es muy difícil de valorar su coste. Hay una ley que dice que el 1,5 % del presupuesto de una obra tiene que dedicarse a la promoción del patrimonio cultural de la zona o a la restauración.

Con el PP, en la última legislatura, se ha ampliado al 3%. Eso, en teoría, está muy bien si se dedica a la reforma de una iglesia románica que está en ruinas. O a la adquisición de obra artística para que se quede en el pueblo. Pero también se puede destinar ese dinero a encargar una obra a un artista local. Y por ahí se ha colado la corrupción. Al final, se decide dar al amigo de turno. Por ejemplo, Juan Ripollés es el diseñador de un montón de rotondas en Castellón. Y no es un artista barato. Es el que hizo la escultura del aeropuerto de Castellón, entre otras.

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¿La del busto que se parece a la cabeza de Carlos Fabra?

Sí. Esa costó alrededor de 300.000 euros, sin contar los sobrecostes. Esto es como una lavadora. Si pongo una lavadora en medio de una rotonda, sé lo que me ha costado la obra: 300 euros, más el coste del anclaje, cemento y ladrillos. Pero si golpeo una lavadora, digo que es un monumento a las lavadoras y que me ha costado 50.000 euros, a ver quién me lo discute.

Hay esculturas dantescas en las rotondas, como atunes, langostinos y tomates gigantes.

Leí el otro día que el tomate de la rotonda de Miajadas, en Cáceres, es el tomate en escultura más grande del mundo. Hay una influencia muy negativa que viene de los Estados Unidos, que tienen rutas de esculturas frikis como el melocotón más grande, el balón hecho con goma elástica más grande del mundo... En un pueblo de Almería han hecho el mortero de mármol más grande del mundo en una rotonda y lo utilizan como bien de interés turístico. El feísmo se impone en el desarrollo urbano.

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Sois críticos con el nuevo San Mamés. ¿Por qué?

Es que es una bilbainada, ja, ja, ja. Es muy gracioso. Hacer un campo nuevo a treinta metros del antiguo en vez de rehabilitar el antiguo... Para no entorpecer el desarrollo de la Liga se decidió esta bilbainada.

Bueno, forma parte de un desarrollo urbanístico más complejo, en el que se liberó suelo para la construcción de un campus tecnológico.

No es de los peores casos. Pero ojo. En Madrid están intentando hacer la operación del Calderón, igual que el Real Madrid con las torres. Proponían reubicar el estadio en otro sitio, que eso parece más lógico. El caso realmente complicado es el del Nou Mestalla, en el centro de Valencia. El campo se ha quedado como un esqueleto de dimensiones ciclópeas. Para su construcción se tramitaron créditos con bancos que luego se han ido a la quiebra y el Valencia fue intervenido por una gestora porque no pudo pagar. La operación era muy sencilla. El club quería vender Mestalla, que es el campo donde juega ahora, para hacer pisos y ganar mucho dinero.

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O sea, el pelotazo.

Exactamente. Pero les ha pillado la crisis y ahí se ha quedado como un esqueleto un estadio casi tan grande como el Camp Nou.

¿Qué comunidad o provincia se llevaría la palma en los desastres generados por la burbuja inmobiliaria?

No es que sean especialmente cafres, pero Madrid se ha desarrollado mucho y todas sus ciudades satélites. Tiene lógica. Es la capital del país y su centro económico. Pero lo de Guadalajara ha sido un disparate absoluto. Se pensaba que mucha gente se iba a desplazar hasta allí buscando pisos más baratos. Y luego está el Levante, con su modelo de sol y playa.

¿Y en el País Vasco?

Hay pocos disparates. Por dos razones. Una, sus condiciones geográficas, montañas y terrenos muy abruptos. Poco propicio para grandes desarrollos. Y luego veo cierta voluntad de ser más respetuoso con el territorio porque se considera un bien, un bien nacional. No obstante, el mayor disparate está en Vitoria porque sus desarrollos están bastante vacíos todavía.

Ellos pueden crecer porque el terreno es llano.

En ese sentido es una ciudad más castellana. Pero ha crecido a través de un urbanismo estandar con grandes bloques, avenidas, rotondas... Es lo mismo que ha pasado en Pamplona. Cuando el terreno se allana y la ciudad es medio importante, ahí está la prueba de fuego para contener el desarrollo y no caer en barbaridades. Es muy loco. Ves las imágenes aéreas de Vitoria y te das cuentas de cómo ha ido creciendo desde el casco histórico por medio de desarrollos salvajes.

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¿Cuál es la clave para crecer bien?

Depende de cada caso. Pero hemos detectado algo común en varios municipios. Por ejemplo, en una ciudad, que suele tener una forma circular, se construye un satélite, una especie de pata por un lado. Se hacen las calles, pero los edificios se levantan al final del desarrollo, no en la parte más pegada a la ciudad. Eso es una forma endiablada de crecer porque lo que se está buscando es que los suelos más cercanos al municipio aumenten su valor.

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