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Martin Sansinenea
San Sebastián
Viernes, 19 de abril 2024, 10:43
El influencer Pablo Cabezali, más conocido como 'Cenando con Pablo', ha continuado con su ruta gastronómica para degustar la amplia variedad que ofrece la gastronomía en Euskadi. En esta ocasión el lugar elegido ha sido el famoso Casa Julián de Tolosa, donde ha comido junto al también creador de contenidos Peldanyos.
Los dos influencers llegaron a Casa Julián de Tolosa con las expectativas por la nubes. «Por fin he llegado al paraíso de la gastronomía», anunciaba Peldanyos antes de comenzar a probar los platos del restaurante tolosarra. Antes de sentarse en la mesa, los dos influencers acudieron a ver el lugar donde se hace magia en los fogones, la parrilla del restaurante. Allí, el cocinero les explicó la razón por la que la parrilla del mítico restaurante está inclinada, que no es otra que la de recoger la grasa que cae de la carne al entrar en contacto con el calor.
«Es increíble el momento en el que me sirven el pan, me hace feliz» destacaba Peldanyos, mientras Pablo Cabezali anunciaba que le «encantan los lugares donde sirven el pan antes que la comida». La experiencia no pudo comenzar de mejor manera, ya que el primer plato fue un aperitivo de lo más típico: una txistorra de buey con la que abrir el apetito. El primer plato, también de picoteo, fue una degustación de jamón, chorizo y salchichón en el que destacaba «la infiltración del jamón».
Tras estos aperitivos, los influencers se apresuraron a pedir el plato estrella del Casa Julián de Tolosa, la txuleta. Concretamente, se decantaron por una carne de vaca Simmental de procedencia alemana descrita como «un Ferrari de carne. Esta vaca era jovencita, concretamente tenía cinco años, pero la carne es espectacular», destacó el parrillero. Una txuleta que no tenía «mucha infiltración», según comentó Pablo, pero que contaba con un músculo muy tierno, en palabras del parrillero.
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Mientras la carne se hacía en la parrilla, los influencers probaron unos guisantes lágrima y unos boletus con yema de huevo, al igual que unos puerros confitados con almendra crocante.
Cuando la txuleta aterrizó en la mesa tanto Pablo como Peldanyos alucinaron con el punto y el sabor de la carne. Primero comenzaron con el centro de la txuleta para después aproximarse a la pluma. «Se exprime al masticarla». Esa fue la frase que mejor describía una carne caramelizada perfectamente por fuera pero con una ternura sensacional. Junto a la txuleta, no faltaron los famosos pimientos confitados típicos de la casa.
Tras la carne, no faltó el dulce. La experiencia en Casa Julián finalizó con el flan y la tarta de queso, aunque esta última no terminó de convencer a Pablo. No obstante, el flan compensó, tanto que decidieron pedir otro.
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