Los colegios guipuzcoanos financiados con dinero público afrontan de nuevo la obligatoriedad de destinar plazas para el alumnado vulnerable. El 13,5% de los niños del territorio –casi uno de cada siete– que en el próximo curso van a poblar las aulas de 2 ... y 3 años han sido catalogados por el Gobierno Vasco como vulnerables, una cifra que desciende ligeramente, en torno a un 1%, respecto a los datos del año pasado, cuando entró en vigor esta medida –que estuvo rodeada de polémica– para evitar la segregación en las aulas. Ese 13,5% es la media del territorio, pero hay áreas de influencia como Eibar, Urretxu-Zumarraga, Arrasate o Beasain en la que ese valor se dispara hasta el 33%, 29,1% 25% y 26,3%, respectivamente.
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De este modo, lo que se aprecia en el informe elaborado por el Isei-Ivei (Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa) es que Álava sigue teniendo la mayor concentración de alumnos vulnerables y Gipuzkoa, la que menos, con una diferencia notable. Sin embargo, tal y como dicta la lógica, Bizkaia es la que más tiene en números absolutos. De hecho, los alumnos vizcaínos ganan peso en el conjunto de Euskadi. El año pasado representaron el 47,8% del total. El próximo curso serán el 50%.
Los datos para elaborar este estudio se han obtenido a través de los cuestionarios diseñados por el Departamento de Educación, unos formularios que han tenido que rellenar las familias a la hora de hacer las prematrículas para saber si el pequeño entra o no en esos baremos. Cuando se obtienen los resultados estos pasan a manos del Isei-Ivei para que los profesionales de este ente público determinen el citado índice al que deben acogerse los colegios según su área de influencia, siempre con el fin de intentar reducir la segregación. En este sentido, el Gobierno Vasco define al alumnado vulnerable como aquel que «se encuentra en una situación de desventaja debido a variables que influyen en su desempeño académico», como puede ser un retraso madurativo o tener una situación socioeconómica vulnerable, entre otras. Cabe destacar que la referencia no es el alumno escolarizado en el área de influencia, sino el que realmente vive en ella.
Así, la realidad en las áreas de influencia de Gipuzkoa es muy dispar. En la misma capital del territorio existen unas diferencias por barrios muy significativas. En la tabla de baremación del Isei-Ivei se observa que el área de Altza-Herrera cuenta con un índice de vulnerabilidad del 16,5%, cinco veces más que en el Centro, que tiene un 3,5%. El área de influencia guipuzcoana que cuenta con el índice más bajo es Donostia Oeste, con un 3,4%, muy alejado del 33% de Eibar, la tercera localidad de Euskadi con el mayor índice de vulnerabilidad detectado por el Departamento de Educación. La localidad armera solo es superada por municipios como Sestao y Bilbao –en la zona Ametzola-Iralaberri-Errekaldeberri–, con un 34,1% y un 35,8%, respectivamente. En la localidad del Bajo Deba uno de cada tres niños entra en la categoría de vulnerabilidad, cuando el año pasado esta cifra era sensiblemente más baja, con un 20,4%.
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Pero más allá de esta importante subida del 65% en Eibar hay otros datos realmente significativos en el marco de Gipuzkoa. En el resto del territorio hay casos llamativos en los que de un año a otro el índice de vulnerabilidad se ha disparado, como es en los casos de Antxo-Trintxerpe-San Pedro (de 11,4% a 20%) o Andoain, que ha pasado de un índice del 10% a uno del 22,4%. La otra cara de la moneda está representada por los municipios en los que esta cifra determinada por el Isei-Ivei ha decrecido de manera pronunciada. En este aspecto destacan Zizurkil, Tolosaldea o Donostia-Centro, donde los valores de vulnerabilidad entre los alumnos de 2 y 3 años han caído en porcentajes que rondan en todos los casos el 100%. Es, por citar un ejemplo, el caso de Bergara, donde se ha pasado de un 14% a un 7,3%. Con todo, algunos de estos valores tan cambiantes se explican por que son municipios donde hay pocos niños de 2 y 3 años, por lo que cinco críos más o menos pueden disparar la estadística. Desde Educación, además, matizan que «cuando el número de centros en el área de influencia es menor de tres no se facilitan los datos para mantener la confidencialidad de esos espacios».
Pero, ¿qué supone esto para los colegios? Volvamos al caso de Eibar, el municipio guipuzcoano en el que más han aumentado los alumnos vulnerables. Pasan de ser el 20,4% al 33%, siendo ahora uno de cada tres. Un colegio ubicado en esta área de influencia deberá reservar el 33% de sus plazas en las aulas de 2 y 3 años para estos alumnos. Si las solicitudes de pequeños vulnerables no llegasen a ese 33% del total, esas plazas sobrantes se destinarían a estudiantes no vulnerables.
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Eneko P. Carrasco
A nivel de la Comunidad Autónoma, es reseñable el caso del barrio de Andra Mari, en Getxo, en el que se ha decidido no reservar ninguna plaza para alumnado vulnerable. El año pasado el índice, de un 5,5%, fue ínfimo también. Sin salir de Bizkaia otra de las áreas de influencia que ha experimentado una subida más exponencial es Loiu-Sondika, con un brutal crecimiento del 400%, pasando de un 2,9 en 2023 a un 15,6 este año. En el área metropolitana de Bilbao se dan contrastes más o menos parecidos a los que se pueden ver en Donostia, aunque algo más exagerados. Mientras que en la zona Abando-Indautxu-Basurto el índice es de un 6,8%, en la de Ametzola-Iralabarri-Errekaldeberri ese valor es de un 35,8%, el más alto de todo el País Vasco. En Álava los índices de vulnerabilidad se han mantenido bastante estables respecto a la tabla de baremación realizada hace un año.
En el informe del Isei-Ivei publicado ayer se hace especial énfasis en que «el concepto de vulnerabilidad que se utiliza en la matriculación de alumnado se basa fundamentalmente en la vulnerabilidad socioeconómica».
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La medida, destinada a los centros educativos financiados con dinero público, se aprobó el año pasado en el Parlamento Vasco. Jokin Bildarratz, el entonces consejero de Educación –ahora desempeña este cargo en funciones–, la enmarcó en el deseo de «frenar la segregación», siendo este uno de los principales objetivos de su área y que está recogido en el Pacto Educativo sellado el 7 de abril de 2022 en la Cámara Vasca y que así quedó reflejado en la ley de Educación que se aprobó el año pasado, rodeada de polémica y sin consenso final entre los grupos políticos.
Sin ir más lejos uno de los puntos que más discordia generó entre los miembros del Parlamento fue el del método empleado para identificar a los estudiantes vulnerables, a lo que el Gobierno Vasco respondió que «hemos utilizado la larga experiencia en el estudio de la situación socioeconómica de las familias, mediante el cálculo del índice socioeconómico y cultural (ISEC), que cuenta con unas características muy similares en diferentes países y evaluaciones internacionales, además de nuestras evaluaciones de diagnóstico realizadas desde 2009». La intención del Gobierno Vasco es la de ir sumando año a año etapas formativas hasta conseguir un diagnóstico certero y total de la vulnerabilidad de todos los alumnos que conforman los centros educativos públicos y concertados de Euskadi.
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