El mundo, al natural

Explicar sin palabras. Viajar sin salir. Aprender viendo. Ese es el poder la imagen: conocer y descubrir lugares remotos sin tener que desplazarse. No, no es lo mismo ser testigo que aprender viendo, pero hay fotografías que bien relatan la realidad y muestran el mundo al natural.

Algunas de las fotografías que se han presentado en esta edición del Travel Photographer of the Year, que organiza el National Geographic, los reflejos, las geometrías y los contrastes entre lo moderno y lo antiguo han resultado premiados. Desde una cola de una cría de ballena jorobada, al retrato de Leïda y Laëlle, dos gemelas inmigrantes haitianas en Brasil, que «ponían a prueba su creatividad jugando a imitar», según relata su autora.

El premio al 'mejor fotógrafo de viajes del año 2018' en la categoría 'Naturalera' ha recaído sobre el japonés Reiko Takahashi por su captura de una cola de una cría de ballena jorobada. Takahashi, que dejó dejó su trabajo de oficina hace muchos años para dedicarse de lleno a su pasión por la fotografía submarina, tomó la imagen frente a la costa de la isla Kumejima, en Japón, según narra National Geographic.

En el apartado 'Personas', el galardón se lo ha llevado Alessandra Meniconzi por el retrato a Damel. La imagen, como todas, tiene su historia. Meniconzi acompañó durante unos días a una familia de cazadores de águilas en Mongolia durante su migración desde su campamento de invierno al de primavera y consiguió inmortalizar a Damel bebiendo té.

Hiro Kurashina también ha obtenido los máximos honores pero en la categoría 'Ciudades' por su imagen titulada 'Otro día lluvioso en Nagasaki, Kyushu'. En ella plasma el contraste de lo nuevo y lo viejo y la actividad frenética de la ciudad frente a la tranquilidad que reinaba en ese momento dentro del tranvía.