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José Manuel Navarro
Sábado, 13 de enero 2024, 20:46
Jesús Barreiro lleva trece años trabajando en el polígono de Júndiz. Tras una época en una zona más cercana a las vías del tren, ahora es el responsable de Neumáticos Soledad, un taller de Confortauto ubicado a sólo 14 portales del lugar en el que ... tres personas han perdido la vida esta noche, en el número 6 de la calle Júndiz. Su experiencia hace que no dude cuando se le pregunta por lo ocurrido anoche. Aunque no ha visto nada, sabe que las carreras «siguen siendo habituales» en la zona industrial.
«Antes dicen que eran más quedadas propiamente dichas, con alcohol, música y demás. Ahora son quedadas rápidas, de 30 ó 45 minutos antes de que llegue la policía», señala. A Barreiro le acompaña Paco Liébana, un transportista jienense afincado en Nanclares, que señala que los trompos y las carreras no son algo que se ciña a Júndiz: «En Subillabide también salen algunas noches». Barreiro, que algunas noches hace guardia, afirma que él mismo ha sido testigo de coches haciendo maniobras peligrosas alguna noche. «Recuerdo una vez que me encontré a un coche dando vueltas del revés en la rotonda de la plataforma de Mercadona», rememora.
En el polígono industrial de Vitoria no había otro tema de conversación en bares y restaurantes. Begoña, la responsable del bar Lermanda, ha entrado a trabajar a las 4 y asegura que vio «luces de policía o ambulancia», pero no sabía que la causa era el fatal accidente. «El cuerpo se me ha quedado cuajado cuando me he enterado», sostiene.
A lo largo de la mañana, además de los medios de comunicación, también se han desplazado al lugar cuatro agentes del cuerpo de Miñones, que han echado un vistazo tanto al punto del accidente de anoche como a la rotonda en la que, más abajo, un coche colisionó contra una torre de una rotonda en la madrugada del jueves al viernes.
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Un empleado de Pferd Rüggeberg -la histórica Caballito- que prefiere no dar su nombre, ha llegado este sábado a trabajar a las 6. Para entonces, «sólo estaba el BMW con el morro hundido». La última carrera que recuerda este trabajador «fue el día 29». José Miguel Obanos, que trabaja en la entrada del parking del CTV, recuerda otra «el 31, en Nochevieja». «Pasaron dos coches muy rápido».
Uno de los modelos que más se ve, señala Manuel, un empleado de Seguridad en la plataforma logística de Correos es «un BMW». Quienes se enteran, como Begoña, lo hacen de oído, no de vista: «Pasan muy rápido, casi no los ves». La última vez que Manuel oyó algo «fueron trompos», pero admite que «no salimos a decir nada para no meternos en problemas». «El coche sirve para llevarte, pero es una máquina de matar si lo usas mal. No hay que buscarle a la vida alicientes donde no los hay», señala Begoña mientras barre su terraza.
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