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Del LABI a la Agenda 2030. De gestionar el presente inmediato a planificar el futuro. Jonan Fernández (Tolosa, 1962) deja de ser la cara visible del Gobierno Vasco en la lucha contra el coronavirus. Fernández, hombre de confianza del lehendakari, con ocho años de experiencia en el Ejecutivo, abandona la coordinación de la comisión técnica del LABI, que ahora queda en manos de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.
Según han confirmado fuentes de Lakua, la decisión de apartar a Fernández fue del propio lehendakari y del mismo afectado. De hecho, la resolución, aseguran los mismos medios, ya fue adoptada al finalizar la anterior situación de emergencia, en octubre, cuando también es cierto, no se preveía que se repitiese. Pero el empeoramiento de la situación epidemiológica ha obligado a encender de nuevo todas las alarmas y esta tarde se celebrará un nuevo LABI. Esta vez sin Jonan Fernández.
Desde aquel momento Fernández ya no tuvo apariciones públicas vinculadas con la pandemia y la gestión, tanto pública como interna, quedó en manos de la Consejería de Salud, lo que explicaría que ahora el papel sea asumido por Sagardui, que sigue ganando presencia.
Jonan Fernández, desde entonces, se ha dedicado exclusivamente a las labores que tiene asignadas como secretario general de Transición Social y Agenda 2030. Fuentes del Ejecutivo explican que el lehendakari tiene como vitales tanto el desarrollo sostenible como el reto demográfico, que forman parte de las competencias de Fernández, por lo que concede importancia a que el excoordinador del LABI tenga una dedicación exclusiva a estos asuntos.
Fernández, casado y con tres hijos, amante de la montaña, acumula una trayectoria de 34 años en la gestión pública. Pero antes de 1987 ya se mostraba como una persona activa en las movilizaciones callejeras. De hecho, fue coordinador de Lurraldea, una asociación que se oponía al trazado de la autovía del Leitzaran, entre 1985 y 1991. Años duros en los que ETA señaló esa infraestructura entre sus objetivos criminales. Su primera parada en política la hizo en Herri Batasuna, concretamente como concejal en Tolosa durante cinco años (1987-1992).
En diciembre de 1992 abandonó la política municipal y fundó Elkarri, movimiento social que trabajó activamente por la no violencia, los derechos humanos, el diálogo, el pluralismo y la paz en Euskadi. Durante 14 años (hasta 2006) fue su coordinador general. Este movimiento llegó a tener 1.200 militantes activos en el País Vasco y Navarra, así como 3.500 aportantes económicos. Además de organizar diversas campañas como manifestaciones masivas en Bilbao y campañas de firmas, Elkarri creó una mesa de partidos y organizó dos conferencias de paz. Tras su disolución, Elkarri dio paso a una nueva organización, Lokarri.
Tras la desaparición de Elkarri, Jonan Fernandez creó Baketik, fundación dedicada a promover procesos de transformación personal, educacional, convivencial, organizacional o social con sentido ético, cuya sede estaba en Arantzazu. Fue su director hasta enero de 2013, que dejó tras ser nombrado secretario general de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación en el Gobierno Vasco.
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