

Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando Virginia Urlezaga supo que estaba embarazada de Ignacio se sintió la mujer «más poderosa y empoderada del mundo». Tenía 31 años , llevaba ya «unos ... años» viviendo con su marido y, «en cuanto nos casamos», decidieron buscar un hijo. «Tres o cuatro habíamos pensado», recuerda. Al principio «me costó» un tiempo, «durante un año o año y pico no me quedé embarazada», pero el día que se hizo la prueba y el resultado fue positivo explotó de júbilo. «Bueno, bueno, bueno... No había una mujer más feliz que yo. Ahí sí que realmente me empoderé», admite.
Los nueve meses de gestación fueron«muy bien»y todo salió sin«ningún problema. Acabé de trabajar un viernes y el domingo di a luz». Pero en un momento en el que se presupone que debía de estar rebosante de felicidad, «no estaba muy contenta». Le dieron el alta, abandonaron el hospital, bajaron a casa y la sensación de vacío se fue incrementando con el paso de los días. «Estaba sin comer, solo atendía al niño, no me daba tiempo a absolutamente nada más», recuerda. Vivía totalmente «desganada, hacía las cosas porque había que hacerlas» y «cada vez peor, una sensación muy extraña».
Urlezaga explica que el niño tomaba el pecho a demanda y «dormía poquísimo» porque «no se quedaba saciado» y no paraba de llorar. «A veces mi marido se iba a trabajar a las seis de la mañana y yo todavía no me había metido a la cama porque estaba con el crío sentada en el sillón», asegura. «Lo del pecho para mí era terrible», añade, porque «el niño estaba todo el rato. Cómo puede tener hambre si acaba de comer hace nada». Es más, «me quemé un pecho porque me ponía unas compresas que calentaba en el microondas para que me saliera más leche».
El peor momento era cuando llegaban las últimas horas del día. «Cuando caía la noche y empezaba a oscurecer me entraban unos bajones terribles, no sé si de hormonas o de alguna sustancia, pero me hacía caer a lo más bajo. Alguna vez le decía a mi marido que estaba muy mal porque sentía que en ese momento me estaba cayendo».
Una de esas noches, rememora la donostiarra, «tuve una especie de crisis de ansiedad o de pánico, fue terrorífica». Había pasado «un mes y medio o dos» desde que dio a luz y notaba que la situación iba cada vez a «peor». Gracias a «unas nociones» de psicología, carrera que había estudiado, comenzó a indagar por su cuenta en internet y llegó a una conclusión muy clara. «Me dije a mí misma: 'esto es depresión, depresión de manual'», admite.
Recuerda que apenas verbalizaba cómo se sentía durante esas semanas más allá de un puñado de personas.«Me lo guardaba para mí, pero una vez le llamé a mi madre y es cuando ella se puso... Le dije: 'ama, tengo miedo de hacerle daño al niño'. Pero no por matarle, sino hacerle daño de no atenderlo», matiza. La respuesta de su madre al oir esas palabras fue inminente. «Dejó el trabajo, pidió vacaciones o excedencia y se vino conmigo. Estaba por la mañana, por la tarde, luego yo iba a comer a su casa... Me cuidó mucho tanto a mí como al niño».
La llamada de su «súper amiga» Amaia Arrieta quien, una mañana, descolgó el teléfono para preguntarle cómo se encontraba lo cambió todo. «'Hundida', le dije 'estoy hundida'. Y enseguida se puso en contacto con su cuñado, que es médico, y me consiguió una cita para esa misma tarde con el psiquiatra Tomás Burutarán». Ese mismo día pasó por la consulta y comenzó el tratamiento que le recetó el profesional.«Me tranquilizó mucho, me dijo que si empezaba a tomar estas pastillas en unos días me iba a empezar a encontrar mejor, y efectivamente, así fue», explica agradecida.
Al cabo de «una semana o diez días» su estado de ánimo había cambiado por completo. «¿Sabes cuándo me eché la primera carcajada? Viendo a Korta en 'El Conquis'. Me entró una risa... Y ahí sentí que ya está, ya había pasado. A partir de ahí fue todo rodado, tanto que a los cinco meses estaba embarazada de mi segundo hijo», sentencia. Llegó entonces Luis y, más tarde, Irene. «Claro que tuve miedo por si me volvía a pasar lo mismo, pero no, por fortuna no».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.