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Josu García
Sábado, 12 de junio 2021, 08:17
«Sorpresa», «estupor» y «malestar». La Federación Internacional de Asociaciones de Víctimas de Accidentes Aéreos y el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial ( ... Copac) han pedido a las autoridades que limpien y retiren los restos del avión que hace 36 años se estrelló en la cima del Oiz, causando la muerte de todos sus ocupantes (148 personas). Ambos colectivos han formulado esta solicitud al conocer el reportaje publicado ayer por EL CORREO en el que se daba cuenta de la aparición de trozos de fuselaje, efectos personales y multitud de fragmentos del aparato en una vaguada de este monte bocinero.
Un equipo de cinco personas, entre los que se encontraban el redactor que firma esta crónica, un fotógrafo y un cámara de televisión de la web del diario, halló también restos óseos cuando preparaba un reportaje sobre el terreno. El periódico dio entonces parte a la Consejería de Seguridad y un juez de Gernika ha abierto diligencias para investigar si los huesos son humanos y si podrían corresponder a alguna víctima de la mayor tragedia aérea de la historia de Euskadi. Los resultados del análisis forense aún no se conocen.
La presencia de restos del 'Boeing 727' de Iberia era algo que no se esperaba. «No teníamos ni idea de que aún había gran cantidad de objetos personales diseminados por el entorno», admite Pilar Vera. Esta mujer canaria es presidenta tanto de la asociación de víctimas del avión de Spanair que se estrelló en Madrid en 2008 (Afectados del Vuelo JK5022) como de una entidad que aúna a damnificados de otras tragedias de la aviación en el mundo. «Lo que pedimos a las autoridades es que se recojan y se limpien todos los restos y que se esclarezca si lo hallado son huesos humanos. Además, en caso de que así fuera, habría que intentar identificar a esa persona». Vera también muestra su preocupación por el hecho de que haya ciudadanos (aficionados a la búsqueda de metales) que deambulen por la zona y se lleven objetos. «En cierta manera están profanando una tumba colectiva», advierte.
La asociación también reclama la colocación de un monolito o una placa para rendir homenaje a los fallecidos y «darle un final digno» a este suceso. «No hay nada que recuerde a unos pasajeros que tuvieron la desgracia de sufrir un accidente tan cruel», apunta Vera. Esta idea también agrada a Julio Zavala Matteini, hijo de Miguel, un hombre fallecido en el desastre del monte Oiz. «Apoyaré esta petición», dijo, en conversación telefónica con este diario. Zavala también aboga por que se haga una limpieza de los restos, aunque prefiere mantenerse lejos de los focos de los medios de comunicación.
Muchos de los familiares de los 148 fallecidos en Oiz han muerto o han pasado página. Otros dos allegados de las víctimas declinaron ayer hablar con este periódico. Hay que tener en cuenta que el accidente se produjo el 19 de febrero de 1985. Han transcurrido casi cuatro décadas de «inmenso dolor».
Por su parte, el decano del Copac, Carlos San José, también se muestra partidario de que se haga una recogida de restos y efectos personales. «La verdad es que fue hace mucho tiempo. No teníamos ni idea de que la zona estaba aún así. Creemos que, por respeto a las víctimas, se debe actuar, con algún elemento que rinda homenaje o memoria, para escribir la última página de aquel desgraciado desastre, en el que murieron 141 pasajeros y 7 compañeros».
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