La altura del agua llegó al techode la planta baja y ella se salvó porque subió al tercer piso.
Rosa Sevilla | Madre de familia

«El lunes fue el primer día que comí algo caliente»

Beñat Arnaiz y Maite Jiménez

San Sebastián | Enviados especiales a Valencia

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 01:00

Rosa Sevilla nos invita a entrar su vivienda y si hubiese podido, también nos habría ofrecido algo para picar y beber. una mujer encantadora que, sin embargo, lo ha perdido todo y pudo salvar la vida «porque mi casa tiene tres pisos, si no me ... hubiera ahogado con mis hijos». En el tour que nos hace por su hogar se ve claramente hasta dónde llegó el agua por la marca que dejó. Casi hasta los dos metros.

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Tiene marido, pero la riada le pilló en la calle y pasó toda la noche del martes al miércoles en el tejado de una gasolinera que se encuentra a escasos 100 metros de su hogar. Tan cerca y tan lejos. «Pasó la noche ahí arriba junto a otras cuarenta personas y durante la madrugada perdimos la comunicación con él, sufrimos mucho». Y se queja de que «a nosotros no nos avisaron del riesgo de inundación, solo avisaron de fuertes lluvias, pero es que aquí no ha llovido».

Después de siete días de ese capítulo de su vida que no va a olvidar nunca «ahora estamos viendo un poquito la luz, ayer por primera vez comimos comida caliente». ¡Hasta el lunes sin comer caliente! «Nos lo hacen y nos lo traen. Caldo, macarrones, albóndigas...». Agradece que «viene mucha ayuda. Bomberos, voluntarios... pero los primeros dias estábamos completamente solos, solitos solos. Tuvimos la ayuda de los conocidos y ahora ya va viniendo más gente, por eso vemos poquito a poquito la luz porque ya nos han despejado las calles».

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Es una calle recta con casas a los lados y una pequeña acera que acompaña a las puertas de las propiedades. En el medio dicen que hay una carretera, pero solo hay basura y restos de muebles, ropa y recuerdos. Seguro que por ahí estará la documentación que le pide la aseguradora para gestionar la pérdida del coche. «No tenemos documentación ni nada, yo no sé cómo lo vamos a hacer lo de los coches, pero menos mal que estoy viva, eso es lo más importante», recalca.

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Los coches los quitaron el domingo de su calle. «El domingo por la noche estuvo el ejército toda la santa noche quitándolos y ya podíamos salir un poco e ir a buscar alimentos».

Destaca que «la ayuda es lo más emocionante, ha venido mucha gente joven que no conocemos». Bromea que «la ropa llevas una cada día. Hoy no voy muy mal, pero hay veces que...», se ríe.

Rosa Sevilla y su familia se despiden de nosotros con un mensaje. «No nos olvidéis, por favor».

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